Los idiomas cooficiales
(Por Carlos Ibáñez) –
Aunque es mucho lo que se viene escribiendo sobre la insensatez que supone la introducción en el parlamento de idiomas distintos al castellano, no me resisto a aportar mi granito de arena sobre la materia.
Un escrito, defensor del absurdo, nos dice que en el parlamento suizo se vienen usando los tres idiomas oficiales en el País. Suiza es Suiza y España es España. Allí los tres idiomas conviven. Aquí, los separatistas los quieren usar como elementos de discordia.
En el verano de 1953 asistí a un campo de trabajo para estudiantes en una aldea del cantón de Tesino llamada Fontana. Los fines de semana los aproveché para conocer otras localidades del País Helvético.
Pude comprobar que las personas cultas utilizaban los tres idiomas: francés, alemán e italiano. Hay un cuarto idioma que sólo se habla en el cantón de Grisones. El jefe de nuestro campamento se manejaba en cualquiera de los tres idiomas mencionados. Se trataba de un estudiante de algo más edad que la nuestra. Me confesé en dos ocasiones: una en Lugano, donde se habla italiano, y otra en Lucerna, donde se habla alemán. Me dirigí a los sacerdotes en francés y en ese idioma fui atendido.
Posteriormente, mi profesión me ha exigido leer revistas técnicas editadas en Suiza. Los idiomas empleados eran, por lo general, francés y alemán. Pero un suizo me explicó que todos esos artículos, escritos inicialmente por suizos, eran corregidos por franceses y alemanes nativos. Los editores suizos eran conscientes de que el uso de los tres idiomas, que hemos mencionado, ocasionaba una contaminación mutua, que ellos corregían recurriendo a escritores monolingües.
Si en el parlamento suizo se usan los tres idiomas, es reflejo DE UNA REALIDAD: los tres idiomas conviven pacíficamente. Si introducen en el parlamento español los otros idiomas, es para incordiarse unos a otros. No creo que en el parlamento suizo necesiten costosos sistemas de traducción simultánea.
En Alsacia y Lorena se habla alemán. En una estación ferroviaria de París adquirimos hacia 1970 un diario con mancheta en francés, pero con todos sus artículos en alemán. En una nota, los editores se justificaban alegando que en el este de Francia vivían cinco millones de franceses que hablaban alemán. Por eso, junto a la edición en francés de su diario, habían lanzado otra en alemán. Pero en el parlamento francés se habla exclusivamente francés.
El que en el español se venga hablando exclusivamente en castellano, no ha causado hasta el momento, ningún problema. El introducir los demás idiomas no tiene ninguna utilidad. Creará problemas que hoy no existen y COSTARÁ DINERO. Pero esto último es lo que menos importa a nuestros políticos actuales. ¡Cómo no sale de sus bolsillos!
A partir de ahora, muchos diputados recibirán las ideas de sus compañeros a través de un traductor. Y ya se sabe que las traducciones ni suelen reproducir fielmente los textos originales. Es conocida la frase italiana que dice: traductor, traditore.
Insistimos en que la decisión adoptada no responde a ninguna necesidad y no trae más que inconvenientes, Y el hecho de que haya sido aprobada es una prueba más de lo perjudicial de la democracia que tenemos.
Terminaré mencionando la convivencia que, en nuestra tierra vascongada, se ha dado entre el castellano y el vascuence. Los romanos nos trajeron el latín y la escritura. El pueblo seguía usando el vascuence. Pero cuando tenía que emplear la escritura lo hacía en latín, que luego evolucionó al castellano.
Los Fueros de Vizcaya están escritos es castellano. En sus dos versiones la primitiva de 1460 y la posterior de 1550.
En las Juntas Generales de Señorío se empleaba exclusivamente el castellano. En una ocasión, no se les admitió a los apoderados de cierto municipio por ignorar la lengua castellana. Y ahora pretenden los nacionalistas usar el castellano en el parlamento de Madrid. Ya quisiéramos saber cuántos, de los diputados nacionalistas vascos, son capaces de mantener una conversación en vascuence.
Mientras a España aquejan multitud de problemas, nuestros políticos pierden el tiempo y dilapidan nuestros dineros con absurdos como el que hemos mencionado. Lo hacen separatistas y no separatistas.