Los abusos sexuales en la Iglesia
(Por Carlos Ibáñez) –
Se está dando una importancia muy grande a los abusos sexuales en la Iglesia. A nuestro juicio desmesurada.
El pecado se infiltra por todas partes. La Iglesia lo viene confesando desde su fundación. La prueba está en que en toda acción comunitaria se comienza pidiendo perdón por nuestros pecados. Los abusos sexuales, por tanto, existen, han existido y existirán. Eso no hay quien lo evite.
Cuando yo era niño, se celebraba en mi pueblo un baile al estilo rural, en que la música estaba compuesta por un acordeón y un tañedor de pandereta que cantaba una copla. Recuerdo una de las más repetidas, Decía así:
El cura de Lendoño como es tan pillo/ a la Choropa vieja le ha hecho un chiquillo.
A la sazón no había cura en Lendoño y a tal señora se le había pasado la edad. Eso es un ejemplo de lo mucho de exageración que hay en las noticias de los abusos sexuales.
Un chico de mi edad se decía que era hijo de un sacerdote. Y esta vez era verdad. Aquel sacerdote desapareció del pueblo y lo encontré años después en una parroquia de Bilbao. Estaba dedicado a labores burocráticas y no tenía licencias para confesar. Había pasado unos años recluido en un convento. El Obispado había tomado las medidas pertinentes sin dar publicidad al caso. Y el no dar publicidad es lógico dentro de los modos de actuar de la Iglesia. Pues también es pecado, de escándalo, el dar publicidad a los pecados.
Lo curioso de este caso es que el Defensor del Pueblo, el que presenta el escandaloso informe de los abusos sexuales, ha sido religioso en una congregación de enseñanza. Precisamente en las instituciones de enseñanza es donde se dan esos abusos con menores. A nosotros se nos ocurre pensar que, si los abusos fueron rarísimos, como dice el informe, alguno se daría en el ámbito del Defensor del Pueblo. ¿Por qué no lo denunció entonces?
Nosotros estamos seguros que la Iglesia hace todo lo posible por evitar esos hechos. Y que los castiga cuando se cometen. Los enemigos de la Iglesia la acusan de taparlos. Y la realidad es que no los publica para no incurrir en el pecado de escándalo.
¿Qué bien reportaría el darles publicidad?
Nos parece que no tiene sentido el que la Conferencia Episcopal pida perdón en nombre de la Iglesia. El perdón tiene que ser pedido por quien ha cometido el delito. Y la Iglesia no puede cometer delitos. Los cometen ciertos miembros de ella.
Los enemigos de la Iglesia buscan la manera de atacarla. Y eso de los abusos sexuales es un modo de hacerlo. Por eso se dedican a publicarlos y a exagerarlos. No se dan cuenta que, si se consideran algo nefando, es porque la misma Iglesia los viene condenando. Que quien comete un delito de ese género, está contraviniendo lo que prescribe la Iglesia. Y que, si esos delitos se dan, es porque es imposible evitarlos.
Quienes nos esforzamos en ser hijos fieles de la Iglesia, todos los días pedimos al Señor que no se cometan esos pecados. Sigamos haciéndolo con más fervor, si cabe. Y no demos ninguna satisfacción a los enemigos de la Iglesia pidiendo perdón por algo que nosotros no hemos cometido. Algo que ellos ven con sumo agrado, aunque, hipócritamente se rasguen las vestiduras.
Por todo ello nos parece inoportuna esa petición de perdón de perdón de la Conferencia Episcopal.
Porque pide perdón quien no ha cometido la acción vitanda.
Porque esa petición de perdón tiene toda la apariencia de un querer quedar bien con el poder civil que presenta el informe. Un poder que no tiene ninguna intención de perdonar nada a la Iglesia, que la ha perseguido a sangre y fuego y que hoy la persigue con guante blanco.
Con tales premisas pedir perdón no sirve para nada más que dar sensación de sumisión de la Iglesia a sus enemigos.
2 comentarios en “Los abusos sexuales en la Iglesia”
Ignacio Marti
Buenos días,
Es una vergüenza, que nuestros impuestos se utilicen para estudios cuya fiabilidad es nula por el método y por sus conclusiones, alguien debería pagar por malgastar el dinero público.
Es vergonzoso que este sistema constitucional utilice recursos públicos (instituciones recursos económicos, publicaciones, etc.) para que con mentiras se haga escarnio público, en este caso, contra la iglesia. Y todo para desviar la atención de cuestiones de actualidad.
Y no solo lo hace con ese fin, sino de igual forma la actuación de la Agencia Tributaria, el “Estado” lo utiliza como brazo ejecutor de políticas intimidatorias, para socavar cualquier resquicio de pensamiento contrario al “pensamiento unico”
Han conseguido que los españoles seamos conscientes que el que no se someta a el pensamiento único este al margen de la ley, con lo que ello supone, multas, cárcel, señalado como raro, etc…
Pues solo nos queda la persecución, la cárcel y a la iglesia valiente la persecución y la vida clandestina.
Un abrazo en Cristo Rey
I. Caballero
Totalmente de acuerdo con lo expuesto por Carlos
DIOS, PATRIA y REY LEGITIMO