Liberalismo y pecado
El título de la obra, que se hizo famosa, de D. Félix Sardá y Salvany fue profusamente utilizado por los tradicionalistas de finales del siglo XIX y principios del XX, como eslogan de propaganda. A nuestro juicio con no mucha fortuna.
Hay que tener en cuenta que en el imaginario popular “pecado” es algo malo que se comete y de lo que hay que confesarse. No nos imaginamos a nadie confesándose de “liberalismo”.
Por otra parte, el polemista catalán se quedó corto en su calificación: el liberalismo es más que pecado. Nosotros lo vemos como la quintaesencia del anticristianismo.
En efecto: son tres los momentos cruciales en la historia de las relaciones de Dios con los hombres.
El primero es cuando Satanás incita a nuestros primeros padres al Pecado Original. “Dios os engaña. Seréis como dioses”.
El segundo se desarrolló ante el pretorio de Pilatos. “No queremos a ese. ¡Crucifícale!” La misma ira que Satanás infundió a los suyos le llevó a la derrota. La Crucifixión supuso la Redención. El arreglo del desaguisado del Paraíso.
El tercer momento es la aparición del liberalismo. Por medio de éste Satanás engaña a los hombres. “Sois dioses; de vuestra voluntad dependen en bien y el mal. No tenéis necesidad de Jesucristo”. Mientras Jesús nos dice: “Venid a mi todos”, Satanás nos susurra: “no le hagáis caso, no le necesitais” Y muchos hombres se lo han creído. La consecuencia es que para ellos no ha servido de nada la Redención.
¡Carlistas! Cuando hablemos del liberalismo, no nos limitemos a decir que “es pecado”. El eslogan ha perdido su fuerza. Los liberales se han acostumbrado a él y se ríen de nosotros cuando se lo decimos. Armaos de valor y decid: “El liberalismo es la mentira de Satanás”.