Laborde y Labayen, historia en libro
Publicación de un libro sobre la historia de la empresa, que llegó a ser pionera en la edición de carteles, mapas, y catálogos
publicado en El diario vasco por Juanma GOÑI
TOLOSA, Domingo, 1 septiembre 2019
A principios del siglo XX, una pequeña empresa de litografía que se situaba en un bajo de la calle Rondilla, “Viuda de Juan José Laborde e Hijos“, se unió a la familia Labayen para crear “Gráficas Laborde y Labayen“, en un edificio ya desaparecido que se levantaba en la calle del Emperador. La fascinante historia de esta industria, que llegó a ser muy importante en su sector, se recoge en un libro que se presentará tras el verano, obra de Paco Lizarralde (texto) y Joseba Urretabizkaia (fotografía).
La empresa cerró sus puertas en el año 1974 y el pabellón se derribó en 2009. Fue una de las más importantes gráficas de su época. Se imprimían en ella libros, artísticas litografías, o carteles para todo el mundo. Entre aquellos recuerdos, el de Simón Bolívar realizado por el artista Hombrados Oñativia, incluso varios álbumes del tamaño 0.90×0.90, entre los que se podía encontrar desde un cartel con la propaganda de las elecciones en EE.UU. de Abraham Lincoln, hasta otros de fiestas vascas, o de las carreras de coches de San Sebastián. Unas verdaderas joyas trabajadas por los prestigiosos dibujantes de la empresa entre los que cabe citar a los Sotero, Ezcurdia, Etxeberria, Oñativia, Monje, Arretxe o Gaztañaga.
También, como significado especial, señalar que se llegaron a imprimir en su época sellos de correos de Carlos VII y el diario “Órgano oficial del ejército carlista“en la tercera guerra. También innumerables programas festivos, folletos de prevención de accidentes, etiquetas de conservas, etc. Emilio Latorre, en su siempre interesante blog sobre la historia de Tolosa, expone que de sus máquinas salieron numerosos libros, litografías artísticas y carteles de todo tipo: publicitarios, de contenido político o turístico-promocionales. En su nómina estuvieron grafistas de la época como Juan Zabalo.
Paco Lizarralde, el escritor del texto, ha podido contar con la colaboración desinteresada de varios miembros de la familia Laborde, que han acogido el proyecto con mucho interés, y también con la participación de varios ex trabajadores, que han aportado diverso material y puntos de vista.
Fue una empresa referente en la nueva e incipiente cartelería en España, que también editó libros, programas, retratos de diferentes personalidades, confetis, mapas, obras de teatro, catálogos, postales de temas vascos, albumes, calendarios y sobre todo etiquetas comerciales.
Según cuenta Lizarralde, la historia parte, a grandes rasgos, cuando el patriarca Guillaume Laborde Goyaz emigró desde Cambo-les-Bains (Francia), como consecuencia de la brutal represión revolucionaria que sufrieron las tierras de Labort, en la región de Nueva Aquitania, a raíz de la Revolución Francesa (1789). Guillaume Laborde vino a Guipúzcoa, estableciéndose como oficial curtidor en Anzuola. Contrajo varios matrimonios.
Dos de sus hijos, Juan José y Feliciano, fueron enviados a estudiar a Tolosa, al colegio Fanos (anterior a los Escolapios), donde se impartían Humanidades, Dibujo, Matemáticas, Ciencias… Los dos hermanos decidieron instalarse en Tolosa definitivamente, y fundaron la litografía ‘Gráficas Laborde’. Posteriormente, Feliciano optó por seguir su camino independiente y acabó trasladándose a Oñate.
Juan José contrajo matrimonio con Mamerta Gárate, de Asteasu (que heredó muchos caseríos y también propiedades en Argentina). Gracias a la gran fortuna que heredó su mujer, pudo ir incorporando en su taller litográfico, todos los adelantos técnicos más importantes de la época, de forma que a finales del siglo XIX disponía de tres máquinas litográficas.
Juan José Laborde murió a los 56 años y fue su viuda la que tomó las riendas de las gráficas. Posteriormente, su hijo Guillermo, que había cursado estudios en París y Burdeos, se hizo cargo de la empresa familiar.
Guillermo Laborde, nieto de Guillaume, siguiendo la tradición familiar, quiso ampliar el negocio, y en 1903, se asoció con Francisco Labayen Pellejero, construyendo una nueva fábrica en 1904, en la calle del Emperador nº 41. Posteriormente, el hijo de Guillermo, José Mª Laborde y los hijos de Francisco Labayen, se simultanearon en la dirección de la empresa de Gráficas Laborde y Labayen, hasta que en el año 1974, finalizaron su actividad laboral gráfica.
«El libro es un pequeño homenaje a Tolosa, a los trabajadores, a la familia Labayen y, sobre todo, a la gran familia Laborde, que tanta fama le dió a nuestro entorno por su profílica labor artesanal», dice Lizarralde. Recoge la nómina de los últimos trabajadores, expone las fórmulas que se empleaban y las notas complementarias que explican con todo detalle, la trascendencia de las familiares Laborde y Labayen, pioneros en la nueva cartelería propagandística industrial.
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