La violencia contra la mujer (bis)
(Por Carlos Ibáñez) –
Decíamos anteayer que la violencia contra la mujer es algo arcano para nosotros. Por tanto, que, para nosotros, son superfluas las leyes que combaten tal violencia. Y proclamábamos que eran inútiles.
Dos días han bastado para que los hechos nos hayan dado la razón. En efecto: informan los medios de comunicación que ha dimitido el diputado de Cultura de Guipúzcoa, acusado de agresión a la autoridad.
En un pub de San Sebastián, a las dos de la madrugada, un cliente estaba molestando a una mujer. La seguridad del local le expulsó del mismo y llamó a la “ertzaina”. El cliente molesto se abalanzó contra uno de los agentes. Detenido, fue conducido a una comisaría.
El detenido resultó ser el diputado de cultura de la Diputación. Un soltero de 47 años, miembro del PSOE. Ya ha dimitido del cargo.
Nosotros, cuando teníamos esa edad, a esas horas de la madrugada estábamos en la cama. Que es donde mejor se está sobre todo en estas frías noches del otoño que se acerca al invierno. Las leyes que pretenden reprimir la violencia contra la mujer son aplicables a los que frecuentan esos ambientes. Ellos dan las leyes. Superfluas, repetimos, para quienes ayudados por su gracia, respetamos la Ley de Dios. Necesarias para los que prescinden de Dios y su Ley. Necesarias pero inútiles, como lo demuestra el hecho que nos ocupa. Pues quien las ha transgredido es un miembro destacado del partido que las promulga.