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9 de agosto de 2025 0

Ingeniería de dogmas

Ingeniería de dogmas

(Por Manuel Gutiérrez Algaba -)
El aporte real de las matemáticas es que invitan a explicitar conceptos que suelen volar por nuestra imaginación y combinar estos conceptos de la manera más rigurosa posible, así podemos explorar un problema con conceptualizaciones y reglas. De manera ideal, un problema o realidad se puede plasmar en un “lenguaje específico de dominio”, un lenguaje en el que los sujetos, verbos y gramática tengan un número de componentes seleccionado, simplificado y que permita construir historias con significado restringido a nuestro problema, ejemplo: Juan quiere seguridad económica. Los carlistas dan seguridad económica, por restablecimiento del comunal en elecciones municipales.

Vamos a detallar nuestro universo y nuestro problema. Nuestro problema son las necesidades e ideas de las personas ( casi siempre se trata de ideas programadas por el sistema), por otro lado, tenemos el ideario carlista. Nuestro problema es reprogramar a los compatriotas con nuestro ideario, o, si se quiere decir de otra manera, salvar sus almas y haciendas.

Por ejemplo, pensemos en seguridad. Una persona corriente desea cubrir su seguridad económica, su seguridad ciudadana, su seguridad afectivo-sexual, su seguridad de plan de vida. Es un tema muy importante para la persona. El Estado Liberal ha sabido muy bien atraer “emocionalmente” al ciudadano ofreciéndole seguridad en muchos ámbitos: salud, prestaciones sociales, un conjunto de tabús y de ideas “aceptables”. Sin embargo, al mismo tiempo, no llega a cubrir totalmente esa seguridad, permitiendo que el ciudadano no se sienta totalmente cubierto y sea esclavo emocional del Estado, rehén de su “proveedor habitual”, como si fuera una droga. La salud del estado es mala y defectuosa. Los salarios del estado, o las prestaciones, son insuficientes, siempre hay inseguridad ciudadana, cueste lo que cueste…

Cuando queremos presentar la solución carlista a algunos de los problemas anteriores, nos enfrentamos con la programación de tabús( o dogmas) del sistema en la cabeza del compatriota:
– tabú uno: todo lo que no venga por los canales autorizados ( colegio,expertos, televisión, gobierno) hay que ponerlo en tela de juicio.
– tabú dos: cualquier compatriota es potencialmente un criminal, no es fiable ( no se rían, que algún organismo tiene este tabú como principio sagrado)
– tabú tres: existen “valores” superiores intocables: democracia, libertad, igualdad, buenismo, no violencia, inexistencia de Cristo como Rey Universal . Estos valores emanan de dios estado y solo él puede vulnerarlos.

Hago hincapié en el término “tabú”, porque el término dogma no implica que la personita huya despavorida en cuánto se toca su “tabú”. El “tabú” es un dogma que desencadena una señal de alarma y de reacción animal.

En épocas de penurias, o de completa “antinaturalidad”, como la actual, todos esos tabús y las ideas de las personas entran en “crisis”, en posibilidad de cambio, ya que las contradicciones del sistema y su juego de valores son evidentes y chocan con las ideas básicas, por ejemplo, las de seguridad. Hay una ventana de oportunidad, una posibilidad de “reprogramar” a la persona, de evangelizarla, si se quiere.

Cuando el “buque insignia de la tradición”, el carlismo, se acerca a las escolleras de los tabús personales, hay que tener en cuenta Dios, Patria o Rey son puntos para los que el sistema ha preparado trampas para que la comunicación embarranque. Volviendo al ejemplo de “la seguridad económica y la solución carlista por el comunal en elecciones”. Además de los omnipresentes tabús,y por ellos, los “carlistas” deben demostrar que no son “delincuentes”, “mala gente”, gente de los tabús. Por ejemplo, el tabú de “democracia total” está allí hundido en los arrecifes esperando a que asome la idea de “Rey”:<< El Rey no es “democracia”, ehhhh, atención>>. Contamos con la suerte de que, afortunadamente, las personitas no suelen pensar, no saben que están programadas y no saben que pueden ser reprogramadas, son literalmente robots biológicos.

Lo mismo que en un arrecife no se puede entrar de golpe, en la escollera de tabús lo mejor es tratar de “negarlos” o evitarlos todos. Así que “Rey” hay que convertirlo en “democracia”, y hacerlo rápido, creíble y usando el juego de dogmas y tabús del sistema, casi nada. Contamos con que el “sistema de tabús” no es coherente, es una mala copia del cristiano, que si es coherente. Por contra, y sabiendo que la cabecitas no pueden procesar razonamientos muy largos o alejados de los corriente, tenemos que hacerlo en uno o dos pasos. Hagamos este intento: “el rey carlista no es un rey perpetuo, sino que esta sujeto a que el pueblo lo destrone, como ya se ha hecho. La idea es tener rey y un pueblo más fuerte”.
Vamos a traducir esto a “nuestro” lenguaje específico simplificado: “Rey carlista no es rey. Pueblo destrona a rey carlista. Pueblo es más fuerte con rey carlista“. Es lo mismo pero simplificado. Esto es bueno porque podemos “casar” algunos tabús de la personita “Rey es malo”, luego si “Rey carlista no es rey”, entonces “rey carlista a lo mejor no es malo” (aquí la personita hace un amago de pensar, se queda con la idea flotando en sus nieblas mentales, pero hemos superado el escollo). “Pueblo destrona a rey” le produce hasta cierto placer y está en consonancia con su programación mental ( ¡qué buenas son las revoluciones! ¡ Qué bueno es destronar a los que no son iguales! ¡ Qué malos eran en el siglo XVIII!, … ). Así que aquí obtenemos una “emoción de aprobación”, que sumamos a la “emoción de confusión” (el rey no rey), sigamos . “Rey y un pueblo más fuerte”, también concuerda con el “dogma” “el pueblo es quien manda” ( es mentira, pero la programación es así), otro puntito de “emoción de aprobación” más un efecto extra de “ligazón” entre rey y pueblo.

La personita se queda con unas emociones encontradas de “aceptación”, “ligera confusión” y una nueva idea “rey y pueblo más fuerte”. Hemos conseguido pasar la escollera, sin muchos daños. Ahora se trata de “resolver el problema”, “los carlistas ( los del rey no rey y con pueblo fuerte) ganan elecciones en pueblo”, “los carlistas mandan y restablecen el comunal”. Una idea nueva es siempre peligrosa para la personita, lo dicen los tabúes, pero, por otro lado, tenemos el tabú “desconfía de otras personas”. Esté tabú viene muy bien para atacar a los “políticos”, que no son exactamente el Estado. Todos estamos de acuerdo de que los políticos son muy malos, pero el estado muy bueno, es decir, todas las personas programadas pueden aceptar un cambio político fundamentándose en el dogma vigente “el otro es malo”.

Vemos que nuestro “discurso” es un encadenamiento de “necesidades básicas”, “tabúes” de la persona, “nuestros dogmas”, adaptaciones de nuestros dogmas a esos tabúes e inducción emocional. Dicho de otra forma, cualquier “discurso desestructurado”, no evaluado con tacto, generará una tormenta de emociones y pánico de tabúes.

Esta “formalización” o reducción de la realidad a un modelo más o menos aproximado o afortunado nos permite , además, calibrar alguno de los componentes con mayor precisión, como por ejemplo la secuencia de emociones, y como se encadenan entre ellas y como se relacionan con otro planos. Por ejemplo, podemos definir “sintaxis emocionales”: empatía por resolución de un problema personal + confusión por nueva asociación ( rey no rey) =<<habría que pensarlo>>,… Esta “formalización” permite a los “expertos” ( o aficionados con muchas ganas) trabajar en equipo sin que surjan desencuentros imposibles y los aportes de uno se de desechen porque hay alguien más vehemente o con más galones a quien le gusta “otra versión” , y no hay manera ni de defender porque una es mejor, ni porque otra es un desastre. Con las métricas de “activación de tabúes”, “emoción positiva” resultante, tenemos una disciplina constructiva más aséptica y probada.

También permite experimentar en las “tabugénesis”, es decir, en la creación, y desactivación de tabúes. Ya que solo tenemos que probar con secuencias de “mensajes estructurados”, medir un poco la reacción de las personas y medir si hemos conseguido desmontar algún tabú, implantar otro, en una palabra: reprogramar. Podemos estudiar esos “estados de ligera confusión” y como se consolidan en “nuevas verdades”. Podemos estudiar como “arrinconar” o “reducir al absurdo” a algunos tabúes. Podemos descubrir las raíces primigenias de los tabús (seguridad, amor, odio) y reformular los tabús en base a esas raíces. hasta podemos proponer “intervenciones espirituales” para depurar esas pulsiones básicas.

También permite organizar campañas o estructuras textos y conferencias, secuencias de vídeos. Podemos conocer de manera científica cual va a ser el efecto sobre los receptores, en función de la “sintaxis emocional” de nuestro mensaje, y de la “sintaxis didáctica de nuevos conceptos”. Podemos adaptarnos a la “atmósfera emocional” del momento o la “atmósfera” de necesidades del momento.  Incluso podemos llegar a un nivel alto más y rozar qué “valor” espiritual alcanza nuestro mensaje o texto. Se puede llegar a desarrollar un “generador” de argumentarios, que además vadee los siempre presentes tabúes. De modo que una conferencia, por ejemplo, no resulte ni aburrida, ni incomoda, ni desafiante, ni problemática, sino sugerente, agradable, generadora de cambio.

Permite, correlacionando tabúes y necesidades de los distintos colectivos con nuestro ideario, ver como de “lejos”, o increíblemente cerca estamos de cada uno de ellos, a saber, de agricultores, jovenes, funcionarios, compatriotas hartos. Permite diseñar estrategias políticas de manera que estén abocadas al éxito.

Esta aritmética de tabús, dogmas propios, emociones,… , esta aritmética comunicacional-emotiva también sirve para “enlazar” a los grupos que vimos en el artículo de Topología. En efecto, cada grupo, de hecho cada persona, se puede caracterizar por su juego de “tabúes grupales (o personales)”, “necesidades grupales”. Se pueden diseñar “transiciones” o “interfases” de un grupo a otro, se pueden diseñar “operadores grupales”, como la asimilación. Por ejemplo, podemos definir tres grupos : vividores, culturalistas y activistas. Las necesidades de “vividores” y sus tabús las podemos enlazar con algunos de los culturalistas, si es posible, y con la de activistas. Sobre todo, permite un estudio “científico”, es decir, medible, tanto de nuestras “hipótesis” y modelos como de los efectos.

Alguien dirá que todo esto es muy retorcido, muy rebuscado, pero en ingeniería siempre se trata de resolver un problema con el menor número de recursos,y, a veces, no se puede resolver un problema si no se aborda sistemáticamente por las condiciones naturales el entorno. Por ejemplo, para tender un puente entre dos orillas, si éstas se hallan muy separadas y están a mucha altura, hay un vano de gran altura, o bien se intenta la solución de Ronda, con un puente brutal, que, a veces, será imposible, o se genera una tecnología de tirantes, que es lo que hicieron los ingenieros escoceses. Aquí los condicionantes culturales, los tabúes, hacen que gran parte de la comunicación sea prácticamente inútil, porque estos tabúes saltarán para para desconectar al receptor en cuánto nos acerquemos a reprogramarlo. O lo hacemos bien, o no se hará.

¿Qué toca ahora ? Pues desarrollarlo, aplicarlo, asimilarlo, incorporar estas ideas al “hegemon cultural” de la propaganda y comunicación. Rezar y meditar para que llegue alguna ayudita y seamos más brillantes en nuestra misión de difundir la Verdad.

 

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