Estado laico o estado católico
S. S. el Papa Francisco en declaraciones al diario la Croix, afirmó en mayo de 2016 que el estado debe ser laico.
Si “estado laico” quiere significar que la Jerarquía no debe inmiscuirse en los asuntos civiles, comprendemos tal afirmación.
Los carlistas queremos un estado que respete los derechos de la Iglesia y que en la gestión de sus asuntos se atenga a la Ley natural y divina.
La Redención es un hecho histórico. En su paso por la Tierra, Jesús se manifestó como Luz que ilumina a todos los pueblos. Consideramos que es absurdo prescindir, en la vida pública, de los beneficios que la Redención supuso para la humanidad y que la Luz que se deriva de la persona de Jesús es una guía muy útil para los legisladores. Es el bien de todos los españoles, incluso de los que no creen, lo que nos impulsa a luchar para que España mantenga en su vida pública la Tradición católica.
La historia enseña que en la España católica nacieron los derechos humanos y el derecho de gentes. La inigualable civilización de América fue posible por el Catolicismo de nuestros gobernantes. A la vez, su conciencia de que ejercían un poder recibido de Dios y que a Dios debían de dar cuenta de sus actos , nos permitió disfrutar de un sistema de libertades concretas, que hoy asombran a quienes las estudian y cuyo recuerdo nos anima en nuestra lucha política.
Por el contrario, la instauración del estado laico hoy vigente, ha dado lugar a la promulgación de leyes contrarias a la naturaleza humana, que consideramos ocioso enumerar, y a una opresión del individuo, la familia y los cuerpos intermedios, que constituye una verdadera tiranía. Mientras, en el orden económico, una parte importante de los españoles, carece de lo indispensable para subsistir y las nuevas generaciones no encuentran trabajo.
Si el estado debe ser laico, creemos que el primer deber de la Jerarquía es abstenerse de manifestaciones políticas. Dejarnos a los seglares libertad en nuestra actuación política, dentro de nuestra sumisión a la Verdad eterna.
Y conscientes de nuestra responsabilidad y autonomía en la actuación política, la Comunión Tradicionalista Carlista seguirá luchando por los mismos principios religioso-políticos que forjaron nuestra España y fueron la base de su grandeza.
NADA SIN DIOS.