El silencio atronador de los médicos
(Por Javier Garisoain) –
El pasado 29 de julio se publicó en Navarra el Decreto Foral 71/2021 “por el que se crea la Comisión de Garantía y Evaluación de la prestación de ayuda para morir de la Comunidad Foral de Navarra y el Registro de profesionales sanitarios objetores de conciencia para realizar la prestación de ayuda a morir”. Tanto eufemismo ñoño provoca arcadas. “Prestación de ayuda para morir” lo llaman.
Supongo que en el resto de comunidades autónomas harán el mismo copia y pega demostrando una vez más que todo este rollo de las autonomías no es para defender peculiaridades regionales sino para ejecutar con mayor eficacia las normas totalitarias que vienen dictadas desde arriba. No, de Madrid, no, de más arriba.
Lo que no entiendo es por qué no se rebelan los colegios de médicos. Primero les imponen una ley que contempla el matar a los pacientes como una prestación sanitaria más. ¿Y encima a los que no estén conformes se les obliga a inscribirse en una lista? No señor. La lista, en todo caso, tendría que ser la de aquellos matarifes o verdugos que estén dispuestos a cobrar un sueldo por ejecutar mediante inyección letal a sus pacientes. Si yo fuera médico no me apuntaría en una lista de objetores porque el no matar a los pacientes es lo que va incluido en la profesión. Es la podredumbre moral de los que acceden a acabar adrede con la vida de sus pacientes lo que, en todo caso, merecería ser consignado en la lista de la ignominia.
El silencio de los médicos en defensa de sus propios códigos éticos es atronador. Me temo que tendríamos que haber guardado los aplausos aquellos para los médicos que aún se atreven a denunciar el aborto, la eutanasia o la vacunación infantil.
En fin, como paciente o usuario del servicio estatal de salud exijo que la lista de eutanasiadores sea pública. No me interesa la lista de los buenos médicos que quieran seguir siendo fieles al juramento de Hipocrates. Quiero saber quiénes son los malos, dónde viven y a qué se dedican. Quiero saberlo para curarme en salud, y para cambiarme de acera cuando me los encuentre por la calle. Por si acaso.
2 comentarios en “El silencio atronador de los médicos”
Nathaniel
Me temo que al paso que vamos ya pronto será ilegal hacer un artículo defendiendo cosas tan básicas como la vida y repudiar a estos matarifes que se levantan por la mañana y se ponen la bata de médico para “ayudar a morir” al prójimo.
José Fermín Garralda
Muy acertado, señor mío.
Yo creo que el silencio atronador se debe a cuatro motivos:
a) Al Sí dado a la Constitución de 1978, donde Dios no es el Señor porque se ha deificado la voluntad general (lo que dicen que es, pues en realidad es de una oligarquía). No reconocer la legitimidad (no ya la legalidad) de todo lo que venga del Estado, sería “franquista” (pues si).
b) Al plegamiento continuo y constante de los católicos ante el Estado, que han sido y quizás sean la mayoría en España y su ejemplo crea costumbre. Este plegamiento ha existido salvo momentos estelares de manifestaciones millonarias en Madrid, que lamentablemente los políticos conservaduros del PP (Esperanza Aguirre, Mayor Oreja… Aznar, Jajoy…) han utilizado a beneficio de una continua entrega e inacción, viéndose no obstante la Iglesia defraudada sin darse cuenta ésta que, desde Tarancón, ha rechazado expresamente la existencia de partidos católicos, como si el partido católico sólo pudiese ser monotemático, espiritualista, uno y único.
c) A la dependencia hacia quien paga o permite desarrollar un curriculum vitae, muchas veces vanidosillo.
d) La insolidaridad propia del españolito de a pie, pues quien trabaja en la sanidad privada tiene las espaldas y la conciencia bien cubiertas (por ahora).