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13 de octubre de 2015 0 / / / / / / / / / / / / / /

El islamismo salafista

Islam significa “sumisión” (a Dios), y es la herejía de judaísmo y cristianismo fundada por Mahoma en las décadas centrales del siglo VII. Al converso se le llama musulmán (“sometido”). Los llamados cinco pilares del islam son la proclamación de la shadada (no hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta), la oración cinco veces al día (los viernes comunitaria), la limosna o azaque, el ayuno el mes del Ramadán y la peregrinación a la Meca al menos una vez en la vida. Para algunos la guerra santa o Yihad (que puede ser interior- figurada, o exterior- literal), es el sexto pilar. Los árabes fueron los primeros conversos, y se consideran a sí mismos como los musulmanes originales (no debemos olvidar que existen árabes cristianos y de otras confesiones religiosas). Otros pueblos se han islamizado después total o parcialmente, como los bereberes, los bantúes, los somalíes, los turcos, los mongoles, los iranios, los indios o los malayos.

La enseñanza islámica se basa en el AlCorán, mandamientos y leyes supuestamente revelados directamente a Mahoma por el arcángel san Gabriel en una cueva. Tanto el contenido del libro como su continente son tenidos por sagrados por los musulmanes. Menos conocidos son los Hadices, una colección de dichos y ejemplos de Mahoma y sus primeros compañeros, recogidos por tradición. Aunque no se consideran sagrados, todos los musulmanes están obligados a tomarlos como guía de vida. AlCorán y hadices son la base principal de la llamada sharía, o código de derecho y costumbres individuales y sociales del islam.

Se llama Umma a la comunidad de todos los musulmanes, que se divide en dos grandes ramas. La Sunna es la comunidad que reconoce la sucesión de califas (sucesores de Mahoma) a partir de los omeyas. Sus seguidores, llamados sunníes, suponen el 85% de todos los musulmanes. La Shi´ia al Alí (“facción de Alí”), abreviada como Shía, es la comunidad que reconoce la sucesión califal en la línea de Alí, yerno de Mahoma. Siguen una escuela única, el ya´farismo, que se caracteriza por la institución del imanato (los imanes son profetas secundarios, y sus escritos se consideran parte de los hadices), y la creencia en un significado esotérico del AlCorán, junto al exotérico. A sus seguidores se les conoce como chíies, y están divididos en varias ramas, las principales son los imaníes o dudodecimanos y los allauíes (en Siria). Sus seguidores- conocidos como chíies– son mayoritarios entre los persas de Irán y los árabes del sur de Iraq, con fuerte presencia en Líbano y comunidades dispersas e influyentes en otros países musulmanes.

El sufismo agrupa diversas corrientes de misticismo y espiritualidad musulmana. Al buscar a Dios por medio de vías interiores (que pueden presentarse como alternativas al AlCorán) es considerado heterodoxo por muchos musulmanes.

Los sunníes, en cambio, siguen varias escuelas (o mahdab) de pensamiento: la Hanafí es la más antigua y numerosa (casi la mitad de los sunníes), originaria de Mesopotamia. Es considerada la más racionalista y abierta, mayoritaria en Oriente medio y las zonas dominadas por los turcos (India, Asia central, Turquía y Europa oriental). La malikí acepta introducir en la sharía costumbres y usos locales que no contradigan el AlCorán y los hadices, es la predominante en África occidental y lo fue en España bajo dominio islámico. La shafi´i es la más jurista, y reconoce el consenso de los doctores islámicos como fuente para la ley, proponiendo su aplicación estricta; predomina en África oriental, Indonesia y entre los kurdos, teniendo comunidades importantes en Oriente medio. La escuela hanbalí es la más literalista, y considera que fuera de AlCorán y Hadices ninguna otra fuente merece reconocimiento en la sharía, que debe ser cumplida literalmente. Es tradicionalmente mayoritaria en la península arábiga.

Dentro de esta última escuela, la más estricta, es donde surgió una variante particularmente purista, llamada salafismo (de la expresión Salaf as-Salih, “virtudes de los antepasados”), enseñanda por Mohammed al Wahhab (de ahí que a veces se le conozca también por wahhabismo), un predicador árabe del siglo XVIII, expulsado de la Meca y acogido por el jeque Ibn Saud, fundador de la casa saudí y unificador de las tribus de Arabia. Como su nombre indica, el salafismo predica un purismo religioso que propone volver a la simplicidad del islam de unos idealizados primeros seguidores de Mahoma, eliminando cualquier tipo de adición filosófica y material posterior (rechaza tanto el aristotelismo averroísta por racionalista como el chíismo y el sufismo por heréticos). El establecimiento del reino de Arabia Saudí contemporáneo al descubrimiento de petróleo en sus tierras, ha hecho que esta corriente, inicialmente minúscula, se haya expandido por todo el mundo, protegida por la familia real, que ha financiado la construcción de mezquitas, el desarrollo de obras sociales y el apoyo a los mandatarios que la han impulsado por todo el mundo.

La historia del desarrollo político del salafismo comienza en Egipto, a finales de la década de 1920, cuando se crea la Sociedad de los Hermanos Musulmanes para rechazar el secularismom impulsado por las autoridades coloniales británicas. Esta organización trabaja en dos sentidos principales: la reforma de la educación, predicando un islam estricto y alejado de influencias extrañas, y la asistencia social (hospitales, orfanatos, escuelas, asistencia a viudas y huérfanos, etc) que les ha conferido una gran influencia social y arraigo. Muy pronto se implicó en política, combatió a Israel en Palestina y a los gobiernos laicos del nacionalismo nasseriano. También desde el principio tuvo una “rama armada” que atentó contra las tropas británicas y más adelante contra el ejército egipcio (su principal enemigo). A partir de los años 70, renunciaron oficialmente a la violencia, y uno de los suyos, Mursi, llegó a ocupar el poder en Egipto en las elecciones de 2011 que siguieron a la caída de Mubarak. En 2013 fue derrocado por el ejército egipcio. Un partido salafista hermano (Ennahda, “partido del renacimiento”), relativamente moderado, gobierna actualmente en Túnez desde la llamada “primavera árabe” en 2011, tras su victoria en las urnas.

La renuncia a la violencia provocó varias escisiones de los Hermanos Musulmanes, que han generado diversos grupos salafistas violentos en todo Oriente Medio y luego en el resto del mundo. Los más conocidos son la Yihad islámica, la Gamal Islamiya, los talibanes, Boko Haram, Ansar al-Sharia libia, Ansar al Islam, y el Movimiento de Resistencia Islámico palestino, más conocido por sus siglas HAMAS (“fervor”). De la Yihad Islámica han surgido los principales cerebros de grupos terroristas por todo el mundo, y los atentados más espectaculares. Fue su dirigente, Al-Zawahiri, quien organizó la creación de grupos de muyahidines (“combatientes sagrados”) en Afganistán y la mente pensante detrás del multimillonario saudí Bin Laden para la fundación de Al Qaeda (“la base”) en 1988, a partir de la cual se ha desatado toda una guerra global del salafismo contra los sunníes “impuros”, los chíies, y cualquier otra religión, así como contra los gobiernos laicos. Así, han habido grupos yihadistas y atentados en Indonesia, China, Rusia, varios países de Europa (por medio de las “células durmientes”, autores de los atentados colectivos de Londres, Madrid y París) y prácticamente todo el mundo árabe. Aunque su acción más conocida sea la de las Torres gemelas el 11-S, América es el continente donde menos se ha implantado. Mantiene grupos armados permanentes en estado de guerra en Afganistán, Pakistán (donde una parte de las fuerzas armadas les protege), Chechenia, Iraq, Siria, Líbano, Jordania, Palestina, Egipto, Yemen, Sudán, Libia (donde dominan el este del país), Argelia (GIA, en la región de la Cábila) y todo el Sahel bajo diversas denominaciones (Al Qaeda del Magreb, Boko Haram, etc). Algunos de estos grupos siguen funcionando en relación con Al Qaeda, y otros son independientes, pero todos comparten la misma ideología salafista.

Las relaciones con la familia real saudí nunca han sido fáciles. Los petrojeques apoyan la expansión del salafismo, pero no la yihad externa, por lo que estos grupos terroristas también han sido perseguidos en Arabia. No obstante, la unidad no es total: se sabe que miembros de la familia real saudí y su pariente qatarí han estado detrás de la financiación del mayor de los experimentos de la yihad salafista, el autodenominado Estado o Califato Islámico, que domina el territorio comprendido entre el oeste de Siria y el norte y oeste de Iraq, imponiendo una sharía estricta por medio del terror más brutal y el exterminio de sus enemigos religiosos y políticos. No conviene olvidar que las guerras de Iraq, Siria o Libia, que han servido de caldo de cultivo para el ascenso del salafismo armado, han sido apoyadas o directamente provocadas por la alianza occidental anglosajona (Estados Unidos y Reino Unido) y sus satélites europeos de la Unión Europea. Y que la familia saudí, principal propagadora mundial de la ideología criminal salafista, es aliada preferencial de Occidente. Seamos conscientes de estos hechos antes de juzgar las situaciones que nos presentan los noticieros.

En resumen: 1) dentro del islam sunní, el salafismo es una corriente purista y extrema, que se ha expandido gracias a la financiación de las monarquías petroleras de Arabia. 2) Las propuestas reformadoras y la acción social-caritativa hacen al salafismo popular entre muchos musulmanes, principalmente los más pobres. 3) Dentro del salafismo más o menos oficial, han surgido numerosos grupos que predican el “combate sagrado” contra los sunníes poco religiosos, los chíies, los árabes cristianos y los occidentales en general (grupo en el que se incluye a Israel, a modo de avanzadilla estadounidense) para imponer la sharía, empleando la violencia y el terrorismo. 4) En ocasiones, la familia real saudí ha persegudio a estos grupos por denunciar su forma de vida poco piadosa, pero en otras los ha financiado para emplearlos contra sus enemigos políticos (por ejemplo, para evitar la expansión de los chíies de Irán en Oriente Medio). 5) Los regímenes del panarabismo laico fueron el principal muro de contención del salafismo durante muchos años, pero han ido siendo eliminados en la llamada “primavera árabe”: en Iraq, en Libia, y ahora también en Siria. En Egipto venció el salafismo moderado, pero ha sido sustituido por una dictadura militar, como lo es la de Argelia o Mauritania. En Jordania o Marruecos es una monarquía popular y férrea quien controla su expansión. 6) Los musulmanes emigrados por millones en el corazón de la Europa apóstata, y muy particularmente los nacidos en ella pero que rechazan su moral relativista, son los más proclives a enrolarse en las filas de la Yihad salafista. 7) Rusia y China, que tienen importantes y conflictivas minorías sunníes en su territorio, han combatido desde el principio el salafismo, mientras occidente, arrastrado por la política estadounidense en favor de Israel, ha favorecido indirectamente su desarrollo, financiando a la oposición islamista en Iraq durante la era Sadam Hussein y en Siria en la guerra civil contra Assad.

Artículo originalmente publicado en el Portal Avant! de los carlistas valencianos

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