El árbol y el belén
(Por Carlos Ibáñez) –
En el Semanal de este domingo, 24 de diciembre, dedica Juan Manuel de Prada su habitual espacio al tema que titula este escrito. Presenta al ´Árbol como un instrumento para suplantar al Belén y así descristianizar la Navidad.
Durante muchos años hemos compartido esta opinión equivocada. Equivocada, aunque esté muy extendida. Un amigo hispano alemán me decía que no se explicaba el que, en todas las colecciones de villancicos alemanes, figure, como primero de ellos el conocido “Oh Tannenbaum”.
Hace un os meses hemos recibido una información que estimamos oportuno darla a conocer a los lectores de “Ahora”
Los primitivos germanos plantaban todos los años un árbol de hoja caduca, al que luego veneraban como una representación de la divinidad. A uno de los primeros evangelizadores, compañero de San Bonifacio, se le ocurrió sustituir el árbol por un abeto, de hoja perenne, como símbolo de la inmortalidad del Dios verdadero. Por eso quedó entre los germanos el abeto como símbolo cristiano.
Ello queda convenientemente explicado en el texto del canto que hemos mencionado, que se canta en los países de habla alemana como villancico. Dice así:
“¡Oh abeto, oh abeto! / ¡Que fieles son tus hojas! /Tú estás verde no solamente en el verano/ No, también en el invierno cuando nieva”.
Por eso en Centroeuropa, el abeto es un símbolo navideño.
Claro que si no va acompañado de un Belén se presta a representar la Navidad no cristiana que hoy nos quieren colocar los seguidores de la Revolución.
Por eso recomendamos a todos nuestros correligionarios que no abandonen la española costumbre de instalar un Belén por Navidad. Pero que no tengan ningún recelo en poner el Árbol. Que también es un símbolo cristiano. Una representación del Dios que no muere.