Dialogar sin ideologías
(Por Carlos Ibáñez) –
El Papa rechaza las ideologías. Lo ha dicho en estos días, en el curso de su viaje al Hungría y Eslovaquia. Ha recomendado el diálogo, prescindiendo de las ideologías.
Para nosotros ello tiene una importancia fundamental. Significa que este Papa sigue la línea de sus antecesores que condenaron el liberalismo.
El liberalismo es la negación de la verdad. Es un sistema que admite toda idea. Que firma la validez de todas las ideas. Y propugna el diálogo entre todas ellas.
Pero ese diálogo es imposible. Dentro de la libertad con que se puede profesar cualquier idea, nacen las ideologías. Ideología es un término inventado por Hegel para designar un sistema de pensamiento coherente consigo mismo, PERO QUE NO TIENE EN CUENTA LA REALIDAD. Un profesor de la universidad católica de Puebla (Méjico) definía las ideologías como sistemas de pensamiento que tratan sobre el hombre, pero sin tener en cuenta al hombre.
La experiencia de los años que llevamos de democracia en España nos demuestra que el diálogo ha sido imposible. Cada grupo ha impuesto sus ideas a los demás, sin atender las razones de sus opositores.
El diálogo es necesario. Viene siendo practicado por la humanidad desde sus orígenes. El diálogo conduce a la Verdad cuando se cree en ella. El diálogo liberal no puede conducir a la Verdad. Cada ideología es un sistema cerrado de pensamiento que no tiene en cuenta la realidad. Que no tiene en cuenta la Verdad. Un diálogo tal puede producir brillantes discursos parlamentarios y frases originales que deslumbran. Pero no nos lleva a la Verdad, en la que no creen los liberales.
En el rechazo por Su Santidad de las ideologías, vemos, repetimos, una continuidad de su postura con la de sus antecesores, respecto al liberalismo. Hay una diferencia de matices, que no tiene importancia y viene impuesta por las circunstancias cambiantes del mundo: los anteriores Papas condenaron el liberalismo. El actual no menciona ni condena el liberalismo, pero lo descalifica igualmente. Si dice que las ideologías no pueden ser la base del diálogo, está descalificando al liberalismo que propugna el diálogo de las ideologías.
Los Papas anteriores se dirigían a un mundo en que su autoridad era más o menos reconocida. Por eso se expresaban con autoridad y condenaban. El Papa actual se dirige a un mundo que no reconoce su autoridad y recurre a la Verdad. Se dirige al hombre actual que no reconoce su autoridad, pero que no puede rechazar la evidencia de los hechos. Y éstos no perdonan: el liberalismo, con sus ideologías, nos ha llevado al caos.
A lo largo de nuestra vida hemos profesado el Carlismo. Nos ha tocado vivir su decadencia. La traición que sufrió por parte de sus aliados en la Cruzada. La extinción de su Dinastía. Nuestros propios errores. sin embargo nuestra adhesión al Carlismo se ha ido fortaleciendo con el tiempo y hoy es más fuerte que nunca. La evolución de la política, de la que el Carlismo ha estado ausente, ha sido la causa. El estado caótico, al que hemos llegado con la democracia, ha sido la causa de ese reforzamiento de nuestra adhesión. Difícilmente se podrá reunir una colección de imbéciles, más imbéciles, que la que hoy nos ofrece la vida pública. Es el resultado del liberalismo que el Papa no condena, pero contra el que nos pone en guardia.