Cada palo aguante su vela
Con motivo de la exhumación de los restos del General Franco han surgido críticas a la nula oposición de la Iglesia a la “hazaña”. Muchas de ellas en nuestro mismo campo carlista.
No estoy de acuerdo. Prefiero ir al fondo de la cuestión.
¿Qué puede hacer la Iglesia, o sea la CEE? Protestar y quejarse. ¿Y qué se consigue con ello?
Dejemos a la CEE que gobierne los destinos de la Iglesia en España. Esa es su misión. Para ello sus componentes tienen la gracia de estado. Ellos saben lo que hacen. Claro que están haciendo muchas cosas mal. De ello darán cuenta a Dios. Pienso que nosotros no estamos calificados para juzgarles. Personalmente prefiero ocuparme de mis pecados antes que de los de los demás.
Indudablemente la actuación de la CEE está determinada por su debilidad material. Carecen de una fuerza efectiva para impedir la vileza que se está cometiendo. Para que pudieran hacer lo que casi todos desean, el Padre tendría que enviar doce legiones de ángeles. Y ya sabemos que eso no lo hará.
Esa fuerza material se la teníamos que haber proporcionado los seglares. Así ha sido siempre. En 1936 la orden de levantarse no la dieron los obispos, sino el Rey Don Alfonso Carlos. No la obedecieron las organizaciones de Acción Católica o de las Congregaciones Marianas, sino las unidades combatientes. En ellas formaban los jóvenes católicos que, además, pertenecían a las organizaciones piadosas y de apostolado.
Está fallando la Iglesia, sí. Pero el fallo nos corresponde a los seglares. Que tenemos nuestra misión. Que tenemos la obligación de intervenir en política, bajo nuestra responsabilidad, siguiendo las doctrinas de la Iglesia. Siguiendo las doctrinas; no las directrices de los Obispos. Y no lo hemos sabido hacer.
Nuestros Obispos están fallando; más claramente en otras ocasiones. Pero los seglares también, en muchas más.
Nunca es tarde. La Iglesia ya nos ha dado suficiente doctrina para guiarnos en la acción. El Magisterio se ha hartado de enseñar que el liberalismo es la peste de los tiempos modernos. La CTC es una organización política que defiende la recta doctrina y en ella trabajamos por instaurar todo en Cristo, como nos mandó San Pío X. Lo hacemos como seglares sin esperar que la Jerarquía y el clero en general, cargue sobre sus espaldas la función que sólo a nosotros nos corresponde. Tenemos las puertas y los brazos abiertos a todos los que aspiran al Reino de Cristo. Reino que no es como los de este Mundo, pero que sí tiene que realizarse en este Mundo.
Un comentario en “Cada palo aguante su vela”
FdeM
Querido amigo. No voy a entrar mucho en lo que Vd. afirma, pero algo quiero decir.
Protestar y quejarse es algo que hoy “queda mal”. Cuando a uno le preguntan los amigos o enemigos qué tal está, queda muy mal decir que uno está regular o mal, porque, aunque sea verdad, como todos estamos parecidos, se ríen de ti.
Es feo decir que la Iglesia protesta y se queja -nos recuerda al niño protestón y quejica-. Fíjese Vd. en el paro y los pobres, que ya no se habla del aborto. Y sobre todo es feo cuando hay tantos mártires.
Protestan los que no pueden hacer otra cosa y eso significa debilidad. También los que quejan están catalogados entre los débiles, y hoy día dar sensación de debilidad te hace perder “puntos”. ¿Pero acaso se ha sido fuertes desde 1978 y antes? ¿Es fortaleza seguir callando? Claro, el silencio ante la exhumación de los retos mortales de Franco es el punto final del silencio iniciado en 1978 y de las voces proféticas antifranquistas anteriores a 1975.
Yo creo que TESTIMONIAR NO ES PROTESTAR y que la autoridad no es tema de fuertes ni de débiles sino otra dimensión.
Como vivimos en sociedad parece normal esperar algo de los demás cuando estos tienen atribuciones y el tema les afecta directamente.
Como los seglares tenemos obligaciones, también parece que las tienen los eclesiásticos que gobiernan.
Como el tema de expulsar los restos mortales de Francisco Franco -y conste que no soy franquista pero no quiero comulgar con ruedas de molino, ni callar cuando los DÉBILES sufren sin razón- es un tema de Iglesia y de Estado, y el Estado actúa, parece que la Iglesia debiera actuar también. Dejar todo al P. Cantera me parece horrible.
Comprendo que Vd. quiera “defender” a nuestros señores Obispos. ¿Quién no los defiende? Rechazar públicamente el silencio de estos ante la exhumación -siempre será la afirmación de unos pobres seglares que ni pinchan ni cortan y con eso contamos quienes algo hemos dicho- no significa “atacarles”. ¿No se hablaba ayer de voces proféticas? ¿No se hablaba del derecho de los seglares a decir lo que les parecen ciertas posturas de los eclesiásticos que rondan el límite? ¿No es un tema que toca cuestiones temporales y que puede ser visto por el católico y por el laico que lo es simultáneamente?. No, no pienso hacer un “tratado” en estas líneas.
Otra cosa es cómo se haga la critica al silencio de los obispos, que sin duda han obrado corporativamente (por eso excuso a los que de ellos han callado desean haber testimoniado). Lo que tengo claro es que no es bueno ser débil y estar “señalado” en este Estado deshecho que es España, porque creo que de tener algún problema ya me podía dar por abandonado. ¿Por qué? Porque algunos calcularían si les sale más rentable el callar o el hablar. Signo éste de la enorme crisis que sufrimos.
No, no me parece bien la exhumación de los restos mortales de Franco, ni los ataques contra la memoria histórica de los gobiernos posteriores a 1939 realizada por periódicos conservadores como “Diario deNavarra” que siguen la voz de su amo, ni el silencio corporativo de los obispos: desde luego, ellos sabrán por qué, por lo mismo que nosotros los laicos somos responsables de muchas cosas y de nuestro silencio cobarde si lo hemos tenido. Sí, cada uno responde de sí mismo, pero hay que dar respuesta cuando hay una clara injusticia.
Esto nada quita al respeto y amor que profesamos por nuestros obispos individualmente considerados, e incluso a la CEE.