Familias y famiglias
Los sindicatos de Central Lechera Asturiana exigen garantías de que los hijos de los empleados y de los socios de la cooperativa tengan prioridad para acceder a un puesto de trabajo, algo que, de hecho, ya estaba pasando en la práctica. ¿Quién puede decir que no a esos lazos que unen la empresa con el medio en el que está? A nuestros ojos son garantía de que la sociedad permanecerá y que comunicará sus valores a la empresa. Es este un sector, el agrario y en especial el lechero, amenazado por las grandes cadenas de alimentación en el que los productores han debido unirse para garantizarse el futuro. Y el futuro es de los hijos.
Hay otros sectores en los que el sistema hereditario está implantado. En el sector de la estiba y desestiba es normal encontrar verdaderas dinastías de descargadores de muelles que se remontan a varias generaciones. Siempre se ha oído de boicots en los exámenes de acceso a los que no pueden probar su abolengo en el sector. Prácticas semimafiosas a las que los técnicos denominan “barreras de entrada” peculiares. Así, funcionan como monopolios blindados a cualquier competencia ya que las empresas han de contratar obligatoriamente a los empleados propuestos por las sociedades anónimas de gestión de estibadores portuarios (Sagep), en cuyo capital están, además, obligadas a participar. Los sueldos de los empleados superan fácilmente los 100.000 € anuales y eso que no llegan a cumplir más que el 75 % de la jornada. El resultado de tener esta particular organización en un sector clave (sólo hay que ver el daño que provoca una huelga) es un modelo ineficiente, con sesgo a una composición intensiva en mano de obra, baja formación y altos costes. Todo ello consecuencia del monopolio.
¿Puestos de trabajo hereditarios? Diríamos que no hay sistema bueno. Ni marco en el que quepan todas las actividades. Pero entre un caso y el otro no es difícil encontrar diferencias. La misma diferencia que vemos entre una familia y una “famiglia”: el amor que une a sus miembros.