Renuncian técnicos de Holanda por el descontrol provocado por la ley de eutanasia
Lo de la eutanasia en Holanda ya preocupa a los propios partidarios del suicidio asistido. Primero el profesor Theo Boer, técnico regulador de la práctica, renunció en 2014 a su cargo tras advertir a los parlamentarios británicos de no seguir el ejemplo holandés y pedirles que votaran en contra del proyecto de muerte asistida. Ahora Berna van Baarsen, también técnica reguladora, ha dicho que no puede apoyar “un cambio importante” en la interpretación de la ley de eutanasia de su país para respaldar la administración de inyecciones letales a un número cada vez mayor de pacientes con demencia fluctuante. Y por ello ha renunciado a formar parte de uno de los cinco comités regionales de evaluación de Holanda establecidos para supervisar la provisión de eutanasia.
La conclusión es sencilla: lo que se vendió como una ley que amparaba falsamente a los enfermos con dolencias más graves física o psíquicamente, se ha demostrado como una excusa para eliminar la vida humana cuando más molesta al egoismo social, es decir, cuando es más vulnerable. El dolor o la enfermedad se mitiga con fármacos y amor, no con la muerte que administra un hombre arbitrariamente. Que termine la vida de un hombre solo le corresponde a quien se ha dado y a quién le va a dar una vida eterna: Dios.