Cuando Estados Unidos emplea el 3,3% de su PIB en Gasto Militar, ese dinero va de los impuestos de los ciudadanos norteamericanos a la soldada de cientos de miles de también ciudadanos estadounidenses militares de su ejército que defienden los intereses de los EEUU, y a los salarios y las  cuentas corrientes de los millones de trabajadores, ingenieros, investigadores y empresarios del complejo militar industrial estadounidense, enriqueciendo la economía estadounidense por vía indirecta, imponiendo sus políticas internacionales que repercusión en beneficio de sus multinacionales y relaciones económicas, y por vía directa en la riqueza que reciben y producen millones de sus ciudadanos con sus derivaciones en otros campos. Es una opción política de redistribución de la renta que alguien podría considerar keynesiana, por depender del Gobierno y ver como este marca la situación geográfica en función de factores sociales de donde deben estar las industrias militares.

Si España incrementa su gasto militar hasta el 2% del PIB, gastará más dinero en contentar a sus opresores, a las organizaciones internacionalistas que le venden las unidades acorazadas o las armas producidas en suelo extranjero. El dinero hurtado al bolsillo de los españoles no irá a Sanidad, Educación, Infraestructuras, gasto social, … sino que irá a las cuentas corrientes de Lockheed, Boing, McDonnell Douglas, Aérospatiale, Krauss-Maffei, Raytheon…