¿Ya no quieren la independencia?
Por Zortzigarrentzale
En la televisión se ha dado una gran relevancia a las conversaciones mantenidas por el Lehendakari y el Presidente de Cantabria, tendentes a abrir las fronteras de ambas comunidades para que los habitantes de la Comunidad autónoma Vasca pudieran pasar a Cantabria a disfrutar de su segunda vivienda. Abiertas las fronteras, en la Misma televisión hemos visto numerosas escenas, tomadas en diversas localidades de Cantabria. En todas ellas aparecían vizcaínos que expresaban su júbilo por haber podido disfrutar de esa segunda vivienda.
Esa es la realidad de la vida. Hablar de la independencia de Euzkadi queda muy bien para las soflamas políticas. Pero la realidad hace que los vizcaínos necesiten de las tierras cántabras. Los hechos rechazan esa independencia que soñó Sabino de Arana y que reclaman los teóricos del nacionalismo. Y ante los hechos no hay argumentos.
Recientemente hemos expuesto en estas páginas la dificultad de establecer una frontera entre la soñada Euzkadi y el resto de España. Esta dificultad es mucho más notoria en las tierras cántabras próximas al Señorío. Pues en ellas se han dado cambios incluso en los límites jurisdiccionales.
Ya en los tiempos de nuestra adolescencia, los nacionalistas decían que Castro Urdiales tenía que pertenecer a Vizcaya. A los no nacionalistas eso nos causaba risa. Lo considerábamos un despropósito y lo atribuíamos al hecho de que el naviero Sota, destacado miembro del PNV, había nacido en la localidad cántabra. Pues no les faltaba razón. En la jura de los Fueros de Vizcaya por Fernando V, en 1476, estuvieron presentes los representantes de Castro Urdiales. El despropósito no estaba en afirmar la vizcainía de la Ciudad cántabra, sino en el nacionalismo.
Esa dificultad en marcar una frontera, se aprecia hoy en la existencia del enclave cántabro de Villaverde de Trucíos en las Encartaciones de Vizcaya. Y existe un pleito, ya de siglos, en la fijación de los mojones de separación.
Recordamos un folleto que relataba el pleito que Limpias y Colindres mantuvieron en el siglo XIX con la administración. Pretendían que se les incorporase a la provincia de Vizcaya porque en ambas localidades había regido el Fuero del Señorío.
En la Historia de Vizcaya de Labayru, podemos leer, en el capítulo referente a los años 1538 y 1539., lo que sigue:
Se celebró este año en la atalaya de Bilbao una junta de villas y ciudad y en ella se extendió poder para gestionar la unión de Colindres con Bizcaya, fundado en que desde antiguo perteneció al Señorío y aún lo era por privilegio real.
La unión de Colindres reviste el mismo carácter que tuvieron Villaverde, Limpias y otros lugares.
Las conversaciones entre el Lehendakari y el Presidente de Cantabria han respondido a una necesidad actual. Pero no es algo que ha surgido ahora, con el “boom” económico que permitió a muchos vizcaínos adquirir una segunda vivienda. Es algo de común, que repugna la soñada independencia sabiniana, que se viene dando desde la más remota antigüedad.
Un comentario en “¿Ya no quieren la independencia?”
Carlos RG
Cuando estuvo cerrado el paso entre Vizcaya y Cantabria (aunque yo prefiero llamarle provincia de Santander), en una entrevista televisiva un hostelero de la playa de La Arena (Vizcaya) hablaba de la enorme falta de clientes derivada del cierre del paso entre ambas provincias. Así que el estar unidos favorece tanto a Cantabria como a Vizcaya. Como dice el artículo, los vizcaínos necesitan de las tierras cántabras, pero también a la inversa; al fin y al cabo la unión nos beneficia a todos y cualquier separación nos perjudicaría a todos, sin excepción.