Una asignatura perjudicial
Anoche nos informaron los diversos telediarios de una polémica surgida en el parlamento de la Comunidad autónoma de Madrid, a cuenta del pin parental.
Un diputado socialista exhibía unos preservativos y preguntaba agresivo “¿Hay algo de malo en recomendar a los jóvenes el uso de estos elementos para evitar los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual?”.
Desde aquí le contestamos que hay mucho de malo. Porque se engaña a los jóvenes. Los preservativos se han inventado hace siglos. Las enfermedades de transmisión sexual no dejan de crecer, a pesar de los adelantos de la medicina. Luego los preservativos no son eficaces para el fin con que se recomiendan.
A los jóvenes hay que recomendarles la castidad. Ese es el mejor preservativo. Es difícil practicarla. Lo reconocemos. Pero es el único remedio y hoy nadie lo dice.
El preservativo es eficaz en un momento determinado. Pero, a la larga, pierde su eficacia. El preservativo reduce el placer. La persona que se habitúa a la fornicación termina por pedir “algo más” a cada acto. Termina por prescindir del artilugio. Por eso los embarazos no deseados se siguen produciendo y las estadísticas confirman el aumento de enfermedades de transmisión sexual.
Por eso pedimos a los políticos en ejercicio que reflexionen. Que dejen a las familias el tema de la educación sexual de los jóvenes. Para esa educación no hacen falta textos, ni dedicar horas de clase. El sexto mandamiento, “no fornicarás,” encierra toda la ciencia de esa asignatura. Pero eso no quieren que se enseñe en nuestras escuelas el político de marras y los de su cuerda. Sino todo lo contrario.
Así dejan a nuestros jóvenes indefensos ante las tentaciones de la carne indirectamente le incitan a que ceda a ellas y le engañan con el remedio.
A nuestro modo de ver, lo que nos ocupa es una prueba más de la incompetencia de nuestros políticos. No saben gobernar. Son in capaces de afrontar los problemas que aquejan a nuestra sociedad. Y disimulan su inutilidad hablando de lo que no les atañe. Y en esto mismo demuestran lo imbéciles que son.