¿Sorpasso Puigdemont?
Sí, se hace muy difícil explicar el manicomio catalán. De hecho, uno mismo tiende a pensar que no hay lógica que lo aclare, ni siquiera la lógica borrosa de los matemáticos avanzados. Sorpasso no viene de “sorpresa”, sino de “adelantamiento” en italiano, pero la verdad es que es sorprendente lo que está logrando Puigdemont desde uno de los países más tristes de Europa. Con su enorme bufanda amarilla estilo vileda, sus videoconferencias mítines a lo becario pidiendo dinero a sus padres, su ridícula huida y su mística de Mortadelo y Filemón, está triunfando en su inusitada campaña. Por el contrario, Junqueras, que tenía todos los puntos para emular la épica de Edmond de Valera y la liberación de Irlanda, está sumido en la frustración y no deja de suplicar para que le dejen hacer campaña. Ha dejado el partido en manos de unos inoperantes que está a punto de desvanecer sus sueños políticos.
Se nos ocurren varias reflexiones para intentar explicar por qué está funcionando la estrategia de Puigdemont. Reconozcámoslo, por él nadie daba un duro y ahora se muestra como un genio del absurdo capaz de resucitar una lista electoral que nacía muerta. Leyendo a Donoso Cortés podemos apuntalar la primera idea. Decía el gran pensador hispano que en la política moderna (y eso que escribía en el siglo XIX) si pretendes explicar con argumentos y razonamientos las decisiones a tomar, nadie te hará caso. En cambio –seguía comentando Donoso- basta que aparezca cualquier estulto que prometa lo imposible y proponga el mayor de los absurdos, arrastrará consigo a las masas. Y en esas estamos. Junqueras ha pecado de exceso de racionalidad en una situación irracional. En cambio, ante esta deriva del sentido común catalán, Puigdemont se siente como pez en el agua o, mejor dicho, como mejillón en Bruselas.
La psiqué colectiva del nacionalismo catalán es compleja, siempre lo hemos dicho. Y en ello reside una segunda hipótesis para explicar el milagro Puigdemont. Arrinconando a su partido el PDeCAT, con una lista de inexpertos políticos y con un discurso más incendiario que el de la CUP, le está avanzando a Esquerra por la izquierda. ¿Cómo explicarlo? Se nos ocurre la siguiente proposición: uno de los mecanismo más profundos que operan en la psiqué colectiva del cosmos secesionista es la capacidad de proyectar las frustraciones personales en ilusiones colectivas. Por ejemplo, lo que uno no soporta de su pareja o vecino, lo extrapola a España y así puede desahogar su frustración reprimida, sintiéndose liberado y feliz. Para entenderlo mejor, esta proyección viene a ser como un viaje al país de Nunca jamás, que instala a todos en el infantilismo y desde donde se puede derrotar al capitán garfio con la ayuda de campanilla (en este caso pueden elegir entre Marta Rovira o Anna Gabriel).
Esta hipótesis, reconocemos que rocambolesca, explicaría por qué para un secesionista es preferible identificarse con Puigdemont que con Junqueras. Para una psiqué colectiva herida por la frustración permanente, es preferible proyectarse en un fugado que no en un encarcelado. La imaginación o ensoñación del separatismo –lo hemos repetido muchas veces- es una fuga de la realidad. Y por desgracia Junqueras se ha convertido en un personaje demasiado real, en una cárcel harto real y con un comportamiento estereotipado de un preso preventivo. Y eso es precisamente lo que evita el imaginario colectivo nacionalista. Esta mente colectiva y tribal desprecia la realidad. Por eso, prefiere identificarse con el Peter Pan, con aspecto de Harry Potter talludito, que representa Puigdemont, librando sus batallas en el país de Bélgicajamás.
Por mucho que se las den de republicanos igualitaristas, los secesionistas no dejan de buscar un líder supremo en el que proyectarse. Y como el nacionalismo ya ha traspasado todas las líneas rojas de la racionalidad, Puigdemont es el nuevo Companys. El representa la proyección del presidente en el exilio, con su mandato aún vigente para él y sus seguidores, con la esperanza de que el proceso sigue en un Perpetuum mobile. Sé que esta explicación es incomprensible para los que estamos instalados en la realidad cotidiana pero ahí está el drama. El imaginario nacionalista ha roto todos los puentes con la realidad. Cuando afirman que el gobierno central no quiere dialogar se traducen en que ellos han dinamitado los puentes entre el planeta tierra y Nuncajamás y no piensan regresar … al mundo real. Son los efectos secundarios de haberse tomado la pastilla azul de matrix. En estos momentos la identificación entre el líder y las masas, está haciendo crecer en los sondeos su formación de forma insospechada.
Junqueras, por el contrario, se ha comportado como hombre de partido y no como proyección de la nación en un Führer. Ha entregado la dirección de la campaña a su segunda de abordo, Marta Rovira, como mandan los cánones. Dicho sea de paso esta decisión ha causado estragos en los asesores de imagen. Para colmo, el partido ha decidido presentarse con sus siglas propias, cuando todo nacionalista está deseando una lista transversal que represente a la “nación”. Puigdemont con su “Junts per Catalunya” ha acertado al pleno. ERC es un partido que había sido domesticado gracias a la mala milk de Marta Rovira. Son muchos los que desean su cabeza y perder las elecciones lo facilitaría. Para colmo, todos los exconsejeros candidatos que han pasado por la cárcel quieren emular a Puigdemont y cada uno va a la suya, pero nunca igualarán al maestro puchinela. Malo, muy malo para un partido que quiere acaparar la hegemonía nacionalista. Por el contrario el comemejillones de Bélgica no tiene quien le dispute en ocurrencias y astracanadas. Y su gran as en la manga, Jordi Sánchez, desde la cárcel está siendo el tonto útil. Gracias a su incorporación a la lista de “Junts per Catalunya”, la ANC está haciéndole la campaña a “Puchi”. Así, como Peter Pan, puede volar libre sin tener que dar cuentas al PDeCAT. Y no se preocupen, aún tiene artillería pesada sorprendernos.