Sin Fueros no es posible España
(Por José Fermín Garralda) –
I. Redactemos un apunte, mejorado y sin prisas, pues urge decir que sin Fuero no hay vida social auténtica, ni política, ni -en nuestro caso- existe Navarra, ni España puede existir con éxito. El Fuero, el no jugar a dioses, la recuperación de la naturaleza social del hombre y de la vida cristiana, serían el mejor homenaje a Francisco de Xavier e Íñigo de Loyola, es decir, y según el significado en 1521, el mejor homenaje a Navarra (agramonteses del castillo de Xavier y beaumonteses) y al resto de España (por el capitán Íñigo de Loyola).
Pensemos en la ocasión de estas líneas. No sabemos por qué, pero me parece que los tradicionalistas son los que menos juegan a recordar la historia. Lo decimos porque en Pamplona, unos valientes que se presentan como restauradores de España (lo malo es que excluyen incluso los Fueros de Navarra, únicos hoy en España), celebraron un homenaje a Íñigo de Loyola, capitán del emperador Carlos, el pasado día 21 de mayo, pues el día 20 de dicho mes cayó herido en combate defendiendo el castillo viejo de Pamplona, frente al momentáneamente exitoso Ejército francés del señor de Asparrós y los agramonteses, a quienes el francés apoyaba con más de 12.000 hombres. En realidad, nuestro doble homenaje político al capitán Íñigo y a Francisco de Xavier, exige por ambas partes los Fueros de Navarra.
Ahora bien, y como parte del ser de España, deseamos Fueros -serán diferentes entre sí o no serán- para todas las comunidades históricas españolas, Fueros tanto privados como públicos, tanto familiares, como sociales, municipales e institucionales.
Sí, Fueros para todos, pero no por decreto ni a subasta. Para que todos puedan configurar su propia vida, levantar su Fuero desde su vida. Fuero éste que poco o nada tiene que ver con los estatutos de autonomía.
¿Cómo vamos a restaurar la sociedad y Navarra, unida desde luego al resto de España, y restaurarla desde el centralismo, creyendo que los Fueros son “poca cosa” y cosa delegada del Estado (estatuto de autonomía) o tolerada por el poder supremo? Que un partido se presente como restaurador de España, y a la vez prescinda de los Fueros, resulta muy extraño, un gran error.
“Un vida de siglos no se pierde fácilmente. El Fuero navarro es como un roble secular. Puede seguir vivo y lozano, pese a los hachazos y a la carcoma. Mas, para ello, ha de restaurarse plenamente la foralidad; lo que no implica un inmovilismo -la Historia no se detiene-, ni un retorno al pasado -que nunca vuelve-, sino mantener y defender a aquellos principios que conformaron el ser de Navarra conforme a su historia particular, la navarridad” (Javier Nagore, Cartilla de la Foralidad Navarra, 1998, 34 pp.).
II. Venga el recuerda, Navarra dormida… ¿qué es el Fuero? Sabemos que el Fuero es sobre todo Derecho, jurisdicción propia, se configura en el tiempo, y no es poder. El Fuero se hace en el tiempo y tiende al respeto y la paz. El Estado liberal-socialista sí es poder, y, sobre todo hoy, un poder absorbente y antiforal, dirigista y pre totalitario.
El Fuero es derecho propio y pacto entre iguales, y no delegación del Estado como son las autonomías. En Navarra, la ley Paccionada de 1841 y la LORAFNA de 1982 tienen la raíz foral (el derecho originario), más expresamente la LORAFNA. Las autonomías han sido un error, pues son fruto del liberalismo y un centralismo que reproducen.
Digamos bien alto que el Fuero exige el principio de subsidiariedad, y que éste se encuentra en la naturaleza humana, pudiendo continuamente regenerar la sociedad de abajo hacia arriba. Y con ella regenerar la política. La subsidiariedad o autarquía es que cada cuál pueda realizar y realice lo que le compete conforme a su naturaleza; si no, que pida ayuda a la institución superior -antes que al Gobierno-, para que pueda hacerlo, y que ésta le ayude de forma desinteresada. Si con esa ayuda tampoco puede, y el asunto es algo muy conveniente y necesario, que se lo hagan en lo imprescindible para que después la institución que pidió el auxilio, pueda por sí. Si la institución más cercana no puede auxiliar, se pide ayuda a otra más amplia y superior.
También debiéramos recordar que el Fuero exige el respeto del Derecho y Ley naturales, de modo que todo atentado al Derecho y Ley natural, como los que comete el actual parlamento de Navarra y Gobierno del viejo Reino, exige una verdadera restauración social y política, respetando la naturaleza humana que Dios creó y sobreelevó. Miren Vds.: que no les hablen de Fuero quienes aceptan o mantienen el aborto, por ejemplo, pues el primer derecho, el primer fuero, es la vida humana.
El núcleo central es que el Fuero reconoce a Dios como Señor, Jaungoikoa, en la Persona de N. S. Jesucristo, de modo que, por ejemplo, el Ángel de Aralar pueda y deba ser admitido con todos los honores en las instituciones navarras. El Fuero respeta la religiosidad de los navarros, sus familias, municipios y sociedades, y la ayuda.
Hay centralistas de Madrid. Pero también los estatutos de autonomía son centralistas en su propia comunidad autonómica, toda vez que los estatutos son una delegación del Estado. Y son más centralistas que Madrid porque están más cerca del ciudadano. Una pena y un sufrir.
Los centralistas autonómicos se equivocan radicalmente cuando eliminan el Fuero privado pero también el público, que surge del derecho privado. Por ejemplo, en Navarra, las instituciones políticas han violado muchas veces el Fuero privado -Fuero Nuevo-, actualizado en 1973.
III. Los nacionalistas o separatistas, son aún más centralistas que los centralistas de Madrid. Cometen el error mayúsculo de deformar la comunidad que llegan a controlar, y, además, la canallada de dinamitar la convivencia común de España. Su cáscara es amarga porque no viven la virtud de la fidelidad al resto de España, y porque en su día no quisieron optar por el camino Foral, sino por el camino del poder del Estado incipiente que, en realidad, es cada autonomía. Su ambición estimuló la tentación, y cayeron fácilmente en ella.
¿Y por qué no quisieron el camino Foral? Pues porque el Fuero es Derecho, limitación, tradición, respeto a la sociedad, es pre-estatal y es preconstitucional o para constitucional. En cambio, el estatuto autonómico es PODER, el PODER DEL ESTADO que DELEGA funciones, es ilimitación, niega el principio de subsidiariedad, es dominio sobre la sociedad a modelar con el Poder supremo o casi supremo… y técnicamente esté dentro de un Estado, al que le reproduce.
¡Cómo envidian los separatistas a los Foralistas! Desde su humildad, su vivir y dejar vivir, su solidez a lo largo del tiempo, los foralistas tienen una capacidad originaria de la que carecen los separatistas: derecho propio del Fuero es muy superior al derecho delegado del Estado propio del Estatuto. En segundo lugar, los foralistas gestionan todo mil veces mejor por vivir el principio de subsidiariedad en la sociedad. Por algo el Fuero son libertades concretas, en vez de la Libertad abstracta o idealista -palabrería- del estatuto.
Por una parte y según lo dicho, ¡el punto de partida del foralista es un imposible para el nacionalista o separatista. Por otro lado, las comunidades percibidas como navarras, vascas, y montañesas… por los de fuera, no quedarán satisfechas con el estatuto y ansiarán siempre el Fuero, por la misma configuración psicológica de sus gentes. Lo ansiarán pero contradictoriamente no lo tendrán, siempre que sean víctimas de su ambición de poder. Consecuencia de ello, el nacionalismo y separatismo disuelve a sus gentes en la insatisfacción e igualación mecánica y racionalista con los de Chicago (por ejemplo).
Es necesario confesar que los Gobiernos de Navarra han ignorado la LORAFNA o Ley del Amejoramiento Foral de Navarra de 1982, y todo indica que creen que el Fuero es un simple Estatuto. Craso error. De ahí que Navarra se desconozca a sí misma, esté despersonalizada, y esté hecha como unos zorros. Entre el liberalismo político y una religiosidad que ha recluido al navarro en su ámbito privado, salvo para trepar cargos, Navarra está desconocida.
IV. Digamos a los liberales supuestamente foralistas, que es el Liberalismo el que produce el separatismo en España. ¿Los responsables?: pues ambas partes, salvo los tradicionalistas de veras. El Liberalismo que opta por las autonomías, crea un conflicto para luego echar la culpa a la otra parte, en vez de echarla a las dos en juego.
El Liberalismo estimula el separatismo desde dos extremos: o por quitar todo (ayer s. XIX) y por no querer dar todo lo que se pide (1978-2022), o bien por achicar al otro (ayer) o impedirle “crecer” del todo separándose de la madre Patria).
Perdida el alma, se troca a Dios Jaungoikoa por la lengua, la comodidad individualista y hasta los tipos raciales. Estos son los nuevos ídolos. En el principado de Cataluña, los separatistas han dicho barbaridades sobre esto. El yo absoluto individual se transforma rápidamente en el yo absoluto colectivo de la voluntad general o de los caracteres diferenciales. Podríamos repetir eso de: vanidad de vanidades, todo vanidad.
El Liberalismo de los estatutos eleva a las autonomías a casi el rango de Estado, para luego frenarlas. (Y luego a las madres se les permite abortar…). No se trata de la emancipación del hijo mayor, sino de negar el divorcio vincular. Cuando los liberales dan rienda suelta a la fiera para luego frenarla, ¿podrán “poner el freno”? El Estado liberal en sus dos extremos, y las dos partes en una ficticia lid, cultivan la rebelión. ¿Quién pondrá el bocado al caballo “desbocado”?
Cuando los separatistas quieren más y más delegaciones del Estado autonómico, es para transformarse ellos mismos en Estado, en un pequeño Estado centralista y absorbente que subyuga a sus conciudadanos con el mito de la Nación. Así, los separatistas, que rivalizan con el poder del Estado para sustituir a éste e su ámbito, separándose de España (nación y Estado), siempre estarán descontentos, reivindicativos y en rebelión.
¡Qué error tan grande es creer que el Fuero genera separatismo! Es precisamente el Estado de los estatutos de autonomía el que promociona el separatismo. ¡Qué error es creer que el nacionalismo -separatista- procede de la tradición española, expresada en el Carlismo! De hecho, los separatistas son hijos y nietos de personas de todas las tendencias políticas, comenzando por las liberales y el integrismo de los caracteres naturales.
El Fuero es el único valladar frente al separatismo secesionista por un lado y el centralismo reaccionario que no entiende de derechos preconstitucionales por otro.
V. Resumamos. El Fuero histórico es concreción de la vida transmitida. Exige el cumplimiento del derecho natural y eclesiástico. Parte de la costumbre hecha ley. Es Derecho originario. Es pre constitucional (o para constitucional). Supone un pacto entre el Reino y el Rey -como la monarquía pactista de la Corona de Aragón, que incluye Aragón, Valencia, Mallorca y Cataluña-, y la incorporación eqüe-principal, entre iguales, del viejo Reino Navarra a la Corona de las Españas o España. Navarra es parte de España como REINO POR SÍ y EN SÍ. Las mencionadas Ley Paccionada y la LORAFNA, deben transmitir la naturaleza pactista del Fuero. Pero eso no basta, porque a la vez hay que RESTAURAR el Fuero, restaurar la sociedad, y restaurar la política.
En fin, el Fuero de Navarra es un sistema jurídico, privado y público, nacido y mantenido por el recto uso de la libertad humana, cristiana; mejorado y actualizado a lo largo del tiempo; y plasmado en sociedades organizadas y activas, cristianas, en el largo transcurso secular del tiempo, con unos fundamentos que se proyectan hacia el futuro.
Esta es la verdadera voz de Navarra, y no porque seamos unos iluminados. La experiencia secular, la propia, y sobre todo el Derecho, lo indican.
Lo dicho: libertades concretas, autogobierno en lo propio (burujabetza), o Fuero, para todos. Los Fueros no son clonación unos de otros como los estatutos de autonomía, sino diversidad en la verdad profunda de cada sociedad.