PNV: Si este grito se ha dado, por Dios se ha dado
Por Zortzigarrentzale
Se ha constituido el gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca. Lo han apoyado el PNV y el PSOE. Sus miembros han jurado los cargos. De la jura ha estado ausente cualquier símbolo religioso: ni Biblia, ni Crucifijo.
A eso ha llegado el PNV. Y eso hiere a quien, como un servidor en su juventud ha sido bombardeado por los propagandistas nacionalistas con el “slogan” de “es lo mismo”. Pretendían convencerme de que, en materia de las relaciones entre el poder civil y la Iglesia, el nacionalismo defendía lo mismo que el Carlismo.
Es más, en una revista de ámbito local escribí un sucedido en la peregrinación que, en octubre de l904 celebraron los vizcaínos a Begoña. En medio de la agresión de los asistentes, por parte de grupos anticlericales de Bilbao, ocurrió un hecho chusco, que era el que yo refería, para diversión de los lectores. Comentando mi artículo, la dirección de la revista recibió una carta de una señora en la que decía que aquella situación de persecución a la Iglesia, fomentada, o al menos tolerada por los gobiernos liberales, fue lo que le movió a su padre a unirse a Sabino de Arana para defender los derechos de los católicos.
Muchos nacionalistas vascos me confesaron que su familia había sido carlista y se integraron en el PNV para luchar en defensa de la Religión. El lector de Ahora me perdonará este desahogo que lo recuerda.
Del gobierno vasco actual ha desaparecido todo resto de catolicismo. Como contraprestación los diputados del PNV apoyan la ley del PSOE que nos traerá la eutanasia.
En tales circunstancias, la afirmación sabiniana que da título a estas líneas, suena a sarcasmo.
Por otro lado, de la fórmula adoptada por el Lehendakari ha desaparecido todo resto de independentismo. Lo cual, si por un lado nos alegra, por otro nos hace ver cuán sólida es la unión del PNV con el PSOE, que al filo de los años veinte y treinta combatía por impío y antivasco. Y esa unión es un mal para España.
Cuando contemplamos la estatua de Sabino de Arana, erigida cerca de la actual sede principal del PNV, los rótulos de las calles que se le han dedicado y sus retratos que presiden los batzokis, nos preguntamos: ¿estos nacionalistas de ahora (muchos de ellos descendientes de los inmigrantes que Sabino vituperaba) serán conocedores de lo que su “maestro” dijo y escribió?