Que todo cambie en el PP, para que todo siga igual
(Por Gonzalo García) –
Partiendo de la base de que lo único bueno que puede ocurrir con un partido político -el pepé y los demás- es su desaparición, para lo que quizás lo que más ayude sea el mantenimiento de Casado y García Egea hasta el entierro de la gaviota, el guión previsto de la crisis pepera no invita al optimismo.
Casado fue un chiquilicuatre bendecido por Davos, Bilderberg y el resto de los jefes que muy pronto dejó ver sus oceánicas carencias, acentuadas por una guardia de corps elegida siguiendo el criterio habitual del mediocre: rodearse de gente menos válida aún que él mismo para que no se noten tanto sus limitaciones.
En un determinado momento su torpeza no da más de sí y toca renovarse. ¿Surge la ocasión? ¿Se provoca? Qué más da. Y con una militancia (y simpatizancia, que diría alguno) clamando contra una supuesta pérdida de valores del partido (nota: es imposible perder lo que nunca se ha poseído) y reclamando una supuesta vuelta a unos supuestos principios que le hicieron supuestamente grande (es decir, el aznarismo y aguirrismo hoy representado por Vox), la propuesta de los verdaderos jefes, la solución que se presenta en el horizonte y, ojo, la solución aplaudida por esa simpatizancia es, de todos los líderes intermedios que tiene el pepé, el más fácilmente intercambiable por cualquier mamporrero de cualquier bandería política de cualquier régimen democrático como es Feijoo.
Un tipo absolutamente carente de principios morales, que ha defendido en repetidas ocasiones la posibilidad de una “gran coalición” con el psoe, que ha defendido las leyes más liberticidas durante la pandemia, por supuesto plenamente favorable a cualquier ley contraria a la vida (aborto, eutanasia, FiV) o dignidad (homonomio, todo el pack del género, etc.) humanas, que se codea encantado con todo tipo de gente poco recomendable, que tiene un programa de identidad “nacional” gallega que se diferencia en bien poco de los programas de los partidos separatistas vascos o catalanes siendo a la vez, como decía antes, perfectamente intercambiable por cualquier gobernante demócrata de cualquier país o región occidental… en definitiva, un tipo que encaja perfectamente con el modelo de los que de verdad mandan.
Decía al principio que toda noticia relativa a todo partido político es mala (por no ser buena) si no es la noticia de su desaparición. Luego se podrá valorar si es más mala o menos mala, si es malísima o es regular. Eso lo dejo a cada cual. Lo que queda claro es que los actores siguen sus guiones y que aquí manda quien manda.
Habrá quien crea que esto es bueno, o es malo, en función de si beneficia a PSOE, a PP o a Vox. Vuelvo a insistir: todo lo que no sea la desaparición de los partidos es malo, o al menos no es bueno. Esa sería una segunda lectura que, sinceramente, me aburre. Los de Vox creen que van a recoger los frutos del enésimo viaje al centro del pepé. Los del PP creen que van a poder rentabilizar la gris y triste oferta de la supuesta eficacia y gestión. Los del PSOE pueden pensar que mientras que a su derecha se terminan de arreglar, ellos tienen más tiempo para el falcon. Los intermedios ven crecer la posibilidad de una supuesta estabilidad y un proyecto estadista que pase por la gran coalición…
En fin, que todo cambiará para que nada cambie. Una vez más.
¿Es malo Feijoo? Peor que malo. ¿Es mejor cualquier otro posible líder de la derecha? Psé. ¿Beneficia a alguien? Supongo que al final beneficiará a uno u otro partido, con lo cual será malo para la sociedad.
En resumen: No esperemos NADA de NINGÚN partido.
Un comentario en “Que todo cambie en el PP, para que todo siga igual”
Emilio Guillen Ballester
Lamentablemente, tiene Vd toda la razón!! Los españoles (algunos) lloraban durante 40 años (los de Franco) por no tener un sistema democrático y de partidos, pues aquí tenemos los resultados: otros 40 años, está vez, de saqueo de España y los españoles