¿Pruebas científicas de la existencia de Dios?
¿Pruebas científicas de la existencia de Dios?
(Por Porfirio Gorriti) –
La irrupción del libro Dieu – La science – Les preuves: L’aube d’une révolution y su defensa de la existencia de Dios a través de evidencias científicas, ha constituido una revolución de papel en una Francia donde la idea y el sentimiento de «revolución» adquieren un grado superlativo en el subconsciente nacional. La traducción española de la obra (Dios- La ciencia-Las pruebas. El albor de una revolución), teniendo en cuenta que los índices de lectura en España están muy por debajo de los del país vecino, ha supuesto asimismo un espectacular número de ventas. El paso del tiempo dispondrá su justo lugar al trabajo de Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonnasies, el cual nosotros consideramos un bestseller sin resplandor literario ni filosófico-teológico.
La publicación es un collage escasamente hilvanado sobre dispares hechos históricos y campos científicos, cuyo éxito editorial no se explica por el contenido de sus temas ni por la calidad de la exposición de su tesis, sino que hay que encontrarlo en la fuerza de su mensaje, la oportunidad de su momento y la audacia de sus autores ¿Cuál es la fuerza que sustancia el fenómeno del libro francés? El acierto de la obra es exhalar viento favorable donde más lo necesita el católico europeo de hoy. Los sucesivos elementos del libro contrarrestan con energía los principales argumentos estructurales que dominan el existencialismo postmoderno y los autores han impactado con sorpresa en la diana occidental usando las mismas armas de este último: los enunciados pseudocientíficos.
Durante el papado de Juan Pablo II, la teología católica sentenció los antiguos errores de la Iglesia y dejó perfectamente establecidos los límites y la congruencia entre la Fe y la Ciencia. A ello siguió la Luz del papa Benedicto XVI, mostrando la necesidad primaria de la fe como el valor esencial de la razón del cristiano. Todo está escrito ya. Las elucidaciones de la razón que nos conducen a sostener la existencia de Dios — las hay en buen número—, pueden reconfortar a un creyente en estado de crisis espiritual pero no puede ser el camino de nuestra espiritualidad cristiana, tal como enseñan los Evangelios.
Confiemos en que la gran acogida popular de este libro, con la palabra «revolución» en su título, sea un indicador del advenimiento de mejores tiempos para la Cristiandad.
Dios existe pero el Hombre nunca llegará a Él por la Ciencia ni por la Razón.