Nobleza proscrita
Por Iván Blanco
Hace dos días vi la película “Gentleman, los señores de la mafia”, por recomendación de un amigo. Ya no suelo ver películas de Hollywood por la colosal impudicia en la que se han instalado de unos años para acá. Pero alguna que otra producción de Guy Ritchie puedo digerirla, aunque éste consiguiera hacer una película sobre el Rey Arturo sin mencionar las palabras “Dios, Cristo, o Sacramento”.
Respecto a “Gentleman”, y sin entrar en detalles, vemos de soslayo el detalle que los nobles ingleses están alejados de la corte, y están refugiados en sus fincas agrícolas cada vez más empobrecidas. Expulsados del tradicional consejo real. “¡Qué sinsentido!” pensarán algunos. Pero nada más lejos de la realidad. Tiene todo el sentido del mundo… del mundo moderno.
Lo mismo le ha ocurrido a la nobleza española. Ya no son consejeros del rey. Ahora son vitivinicultores. Creo que ningún país puede presumir de tener más vinos con títulos de marquesados o baronías como España.
¿Y qué ha ocurrido? En primer lugar la palabra nobleza significa famoso, conocido. Pero el sentido de esta fama se debía a sus atributos implícitos. Al noble se le conoce por sus virtudes, no por sus vicios. Y todo buen rey quería tener a virtuosos en su consejo y en la corte. Cuánto más noble es quién te acompaña, mayor virtud se asociara contigo mismo. Por eso los reyes, a pesar de sus defectos y veleidades, tenían una cohorte de virtuosos que impedían que cometiera demasiados desafueros. Y si los cometía, ¡A confesarse!. Nada hay más vergonzante que ser un zafio entre incorruptibles. Este cuerpo nobiliario ahormaba el comportamiento de los reyes, y juntamente con la Iglesia, y su soberanía en el campo moral, la sociedad crecía viendo jerarquías naturales fundadas en el sacrifico y el bien, que les protegían en sus bastiones en momentos de guerra y tribulación.
He leído hace poco unas ordenanzas del Valle del Roncal, dónde las autoridades debían fomentar la paz de los vecinos el día de Corpus una vez finalizada la tradicional procesión. Eso no sólo traía paz a las villas, sino que construía comunidad. ¿Se imaginan alguna ordenanza, ley o disposición que hable de la paz entre vecinos? ¿Del fomento de la comunión y de las relaciones fraternales para fomentar el buen hacer de los moradores de tal o cual villa? ¿Ciencia ficción? No. Tradición.
Siempre hay excepciones, pero la sociedad de antaño floreció y creció en este sistema por más de mil años con gozosa paz.
Pero entonces llegó el gabacho y trajo su veneno ideológico, y claro, todo se fue al traste. Las revoluciones liberales ideadas y financiadas por la burguesía, derrocaron el orden natural e instauraron una cleptocracia en oposición a la aristocracia, otrora nobleza. El principio liberal ha impregnado todas las esferas sociales fomentando el individualismo. Y cada vez que se expandía más esa idea de individuo en detrimento al de pertenencia a la familia, al pago, a la villa, más se iba dando cuenta la burguesía, que ahora ocupaba el vacío que dejaron los nobles, que sus beneficios aumentaban. Porque el individuo, solitario, desvinculado de su hogar, y de su comunidad, es un consumidor perfecto. Y así se fue apretando el pedal del acelerador de la modernidad para obtener hoy una sociedad quebrada, laminada, y erosionada por su oceánico egocentrismo y su insatisfacción de proporciones siderales.
El desarraigado busca la felicidad dónde no podrá hallarla jamás, pero como el vicioso que ha satisfecho su necesidad momentánea de colocarse, al pasársele el subidón buscará una nueva dosis de ese presentismo en los productos y servicios que la nueva clase dominante le brinda para alejarle más de su casa y de su familia. Hoy vivimos en una sociedad de adictos al mundo moderno extremadamente rentable para esas clases dirigentes. Ya no hay voluntad de instaurar la paz ni las buenas costumbres entre los naturales. El buen vivir no es rentable para la modernidad.
Y con esta reflexión termino: si en tiempos no tan pretéritos el rey era el garante de la felicidad y la paz del pueblo porque éste estaba rodeado por doquier de nobleza y de hidalguía, ¿cómo creen que actuaría un rey asediado y aconsejado por piratas liberales cuyo atributo más relevante es su amor por la crematística?
2 comentarios en “Nobleza proscrita”
Palomo
Que bien habla mi niño… Hoy en día es el divide y vencerás, hay muchos gigantes invisibles con grandes armas manipuladora como medios de comunicación que nos hacen bailar la conga hacia donde ellos desean, un saludo y como digo siempre, LA IGNORANCIA ES LA FELICIDAD ?
zuma
Importante era esa presencia de virtuosos, que ponían en evidencia los desmanes.