Necesitamos otro sistema
Otra vez elecciones. ¡Con lo gastos que ello supone! Y el tiempo pasa mientras España carece de un verdadero gobierno. Esto no puede seguir así. Hay que cambiar el sistema.
El mismísimo Doctor Sánchez ha puesto de relieve la carencia que apuntamos. Ha insistido, hasta la saciedad, en la necesidad de proporcionar a España un gobierno y, como consecuencia, el deber de los partidos de la oposición de facilitarle la investidura. Estamos de acuerdo con él. No es de razón que los españoles pongamos trabas a la formación de un gobierno porque no nos guste quien va a ejercerlo. Por eso creemos que los españoles debemos aceptar el gobierno del Rey, sin ninguna reserva. El Rey goza de la suficiente independencia y, por tanto, imparcialidad, ante los intereses de los diversos grupos que forman España, para que, sin recelo de ninguna clase, se ponga en sus manos la formación de un gobierno.
Ese gobierno debe estar controlado por las Cortes. Y las Cortes formadas por representantes de entidades territoriales y cuerpos intermedios, sometidos al mandato imperativo de sus representados. De modo que el formar gobierno no dependa, como ahora, del resultado de las elecciones.
El gobierno nombrado por el Rey se preocupa por el bien común. El Gobierno que sale, cuando sale, de unas elecciones se preocupa de llevar a cabo su ideología. Y ya sabemos que las ideologías no tienen en cuenta la realidad. Al contrario: quieren someter la realidad a los sus dictados. En el semanario tradicionalista Misión, que se publicaba en 1947, leímos una descripción de los gobiernos ideologizados, que, por su claridad, no se nos ha olvidado. Comentaba la actuación de los laboristas en Gran Bretaña, nacionalizando todo. Y la comparaba a un médico partidario de, por ejemplo, la aspirina. El galeno en cuestión receta al paciente aspirina. El paciente empeora y el médico receta más aspirina. El paciente fallece y el médico dice que no le habían suministrado la suficiente aspirina.
Aquí tenemos a un político que en la campaña electoral ha combatido a los demás grupos políticos. No ha conseguido el número suficiente de diputados para formar gobierno. Y ha pretendido que los dirigentes de los demás partidos políticos, a los que semanas antes ha combatido, estaban obligados a facilitarle la investidura. Ha recurrido al patriotismo. A la imperiosa necesidad de que España disponga de gobierno.
En esto último estamos de acuerdo con él. Por eso le pedimos, a él y los demás dirigentes políticos, que no hagan asaco al sistema que nosotros proponemos: que gobierne el Rey.
Creemos que es más racional que todos se sometan a un poder independiente, que no ha combatido a ningún grupo, que lo que ha exigido el Doctor Sánchez. Quien, repetimos, ha exigido que le apoyen los mismos a quien ha rechazado como no deseables.
En un sistema como el que propugnamos, el gobierno legisla buscando el bien común. Presenta sus proyectos de ley a las Cortes. En éstas, los representantes de los distintos cuerpos intermedios, defienden los intereses de sus representados, a los que están sometidos por mandato imperativo. Los diputados pueden profesar la ideología que sea. Pero en el hemiciclo defienden los legítimos intereses de sus representados. Hacen llegar al Gobierno las aspiraciones de los mismos.
De esa manera no estaría España sin gobierno efectivo durante meses y meses. Ni los españoles tendríamos que votar con tanta frecuencia. Con lo que cuesta al erario.
Tiene razón el Doctor Sánchez: no debemos poner trabas a la formación de gobierno. Pero para ello hay que cambiar de sistema. E instaurar otro en que gobierne el Rey.