Motivos de esperanza
(Por Zortzigarrentzale) –
Han pasado unos cuantos años. En la Adoración Nocturna frecuenté el trato con dos hermanos, fervorosos adoradores. Los dos eran carlistas. Pero, dadas las circunstancias por las que pasaba el Carlismo, como organización, los dos estaban apartados de la acción política.
Hace unos días acudí a la mini vigilia a la que nos vemos obligados por las limitaciones que impone el confinamiento del coronavirus. Apareció un muchacho cuya edad frisa la veintena. Me lo presentaron como nieto de uno de los dos hermanos citados. Le dije que conocí a su abuelo y a su tío abuelo. Se puso contento.
Y mucho más se alegró al enterarse que yo soy carlista. Me dijo que estaba interesado en conocer el Carlismo. Que ya había leído algún libro al respecto. Su alegría aumentó cuando le dije que su abuelo, tío y bisabuelo también habían sido carlistas. Él lo desconocía. Pues la generación intermedia, aunque ha conservado el amor por Jesús Sacramentado, no le había hablado sobre el Carlismo.
Él quería saber lo que es el Carlismo porque las circunstancias políticas de España le hacen repudiar todas las ideologías que están en uso y busca algo distinto. Lo poco que conoce del Carlismo le atrae y quiere conocer más. Para terminar, incorporándose a una actividad política como la CTC.
Esto confirma lo que venimos afirmando: el Carlismo tiene una vida que sobrepasa la de las organizaciones que no confesamos tales. El Carlismo está arraigado en el ser de España. Y basta que una persona conserve la Fe católica, ame a su Patria, como consecuencia de su Fe, para que acabe incorporándose al Carlismo militante.
Como ese joven habrá muchos más en la España de hoy. A los que militamos en la CTC nos corresponde mantener alta nuestra bandera, para que sea vista por ellos y se incorporen a nuestra labor.
El futuro es nuestro. Mejor dicho, el futuro es de la Verdad. Y, como ya decía el himno que catábamos los pelayos: “nuestra Causa es la Verdad, de la Santa Tradición.