LA REFORMA DEL ESTATUTO VASCO
COMENTARIO DE ZORTZIGARRENTZALE A UN ARTÍCULO DE AHORA INFORMACIÓN
En la versión digital de Ahora Información leemos que el PNV quiere reformar el Estatuto Vasco y resalta tres puntos, a discutir, contenidos en el proyecto. Son los siguientes:
- Realidad nacional de Euskadi
- Identidad propia.
- Relación bilateral con España.
Parecía que, con el Lehendakari Urkullu el PNV había renunciado a la independencia. Lo considerábamos lógico. El PNV lleva años gobernando la autonomía y ha tenido que percatarse de que la independencia es imposible materialmente.
Por eso nos extraña que ahora se preste a una maniobra como la de solicitar un cambio en el Estatuto. Y que en sus peticiones se acerque a las posturas independentistas de las que se había alejado. Los tres puntos que nuestro periódico resalta demuestran que se está dejando llevar a una logomaquia sin fundamento. ¿Deseo de evitar pérdida de votos e influencia?
El PNV está perdiendo afiliación. Las jóvenes generaciones le vuelven la cara. Sabido es que los jóvenes se sienten atraídos por los programas políticos extremistas. Su carencia de experiencia vital les lleva a seguir las ideas bonitas, sin tener en cuenta la realidad. Es ese uno de los males de la democracia liberal: que las ideas más bonitas tienen más atractivo que los sistemas anclados en la experiencia y la realidad.
En los tres puntos que ha extractado el articulista de Ahora-información, y que hemos reseñado al principio, se aprecia ese idealismo que no tiene en cuenta la realidad.
Realidad nacional de Euskadi.
El de “nación” es el concepto más confuso del derecho político. En una palabra: nadie es capaz de decir qué es una nación. ¿Por qué discutir sobre la supuesta realidad de algo que nadie sabe lo que es?
Identidad propia.
Cierto es que en las tierras vascas se dan unas características. Pero las mismas no son comunes a todo el territorio de la CAV. El idioma se habla en una zona reducida del mismo. Hay territorios extensos en los que nunca se ha celebrado una prueba de hachas o de arrastre de bueyes. Algo vería el autor de la obra “Vasconia” cuando extendía la nación vasca a media provincia de Cantabria, el norte de Burgos, toda la Rioja, de la de Zaragoza incluía hasta la capital y media provincia de Huesca. Y es que se da una semejanza total entre las comarcas de uno y otro lado de los límites de lo que hoy es la CAV.
Pero, además, si nos referimos a los territorios genuinamente vascos, veremos que la identidad la están fabricando ahora. Han cambiado los nombres de los pueblos. No solamente han aplicado un nombre vasco (real o inventado) a los que tenían nombre castellano. Han modificado el nombre a los que ya lo tenían vasco.
Basta con leer un día las esquelas mortuorias de un diario. Veremos que los nombres del difunto y de su esposa, tienen una forma. En los de los hijos y los nietos aparecen una serie de nombres totalmente diferentes. Unos proceden del santoral sabiniano. Pero la mayor parte no se sabe de dónde los han sacado. Suenan a vascos y nada más. Es una identidad artificial que no ningún arraigo en nuestra tierra.
Relación bilateral con España.
Si la CAV ha formado siempre parte de España, ¿cómo pretenden ahora que haya una relación bilateral de una parte con el todo?
El Señor de Vizcaya mandaba la vanguardia castellana en las Navas de Tolosa. En las armadas de lo siglos XVI y XVII había siempre una división vizcaína. El escritor peruano de finales del siglo XVI, Guamán Poma de Ayala califica a sus paisanos como fieles al Rey, “como en Castilla los vizcaínos”. Para negar la pertenencia constante de la CAV a España, hay que estar ciego.
Perdiendo el tiempo.
Ya tenemos un Estatuto. Que tiene muy poco que ver con nuestros Fueros. Con los defectos que le da su raigambre democrático-liberal, tiene cosas buenas. Al menos es la envidia de otras regiones. ¿Qué más podemos pedir?
A los vascos actuales nos corresponde eliminar los fallos que tiene. Hacer que se acerquen más a los Fueros. Eliminar la burocracia. Todavía, en nuestra juventud, hemos visto funcionar a la Provincia de Álava, con su Concierto Económico, con una administración más sencilla. Pagando los alaveses menos impuestos que los demás. Volvamos a ello.
Arreglemos nuestra casa. Para ello no necesitamos cambios en el Estatuto. Sobre todo, si esos cambios suponen discutir sobre idealismos que no tienen reflejo en la realidad. No estamos para perder el tiempo y el dinero (sobre todo el dinero) en sueños irrealizables.