Encender una vela a Dios y otra al diablo
Los cristianos católicos nacidos en el seno de la Iglesia por el agua del Bautismo, que somos creyentes incluso practicantes muchas veces no somos coherentes con nuestra fe, y si vamos así apaga y vámonos, si muchos no cambiamos, nos hacemos indignos de entrar en la casa de Dios, por lo tanto hagamos las maletas y marchemos a otra parte, porque no podemos encender una vela a Dios y otra al diablo.
Pecadores somos todos, pero un cristiano no debe ser un malvado corrupto, la crisis de la Iglesia, es demasiado grande, pues hemos absorbido las cosas del mundo del pecado, que son graves ante los ojos de Dios. Pues sus enemigos querían y deseaban que la voz del ser Supremo, El cual el instrumento es la Iglesia, se quedara callada y en la sacristía, y lo han conseguido. Hemos estado dormidos, pero el diablo y los suyos como bien decía el Papa nunca se toman vacaciones, y nos hemos dejado llevar por el maligno, más debemos de estar vigilantes y ser más activos en las cosas de Nuestro Padre, porque si no lo somos terminaran de destruir nuestra fe. Y digo esto por muchas cosas tal es el caso del aborto y la eutanasia, pues no debemos ser partidarios de estas prácticas.
Desde siempre los partidarios del aborto, suelen exponer al público casos lamentables, para mover a la sociedad para que se una a su causa. Irlanda país que por tradición e Historia ha sido eminentemente católico, se da el caso de Savita Halappanavar. Esta mujer pide a los médicos abortar, porque se encuentra enferma de cierta gravedad, estos se niegan dado que las leyes de este lugar no lo permiten y muere. Así y todo no sabemos si el aborto hubiera salvado su vida. Este hecho ha tenido mucha repercusión en Irlanda, de tal manera que sus ciudadanos en referéndum, votaron en mayoría a favor del aborto.
Habido también algunos casos de mujeres que siendo casi unas niñas, sufrieron abusos, por estos casos se pretende en algunos países se legalice las prácticas abortivas, el caso que estos grupos después de conseguir sus objetivos, las menores suelen volver a los mismos lugares, donde se produjeron los embarazos no deseados, que suelen ser ambientes, corrompidos y marginales.
Estos hechos para estos grupos favorables al aborto, son como banderas para su lucha, y aprovechan para convencer a los indecisos y ponerlos a su favor. Es lamentable que por estos casos que son aislados, miles y miles de Bebes, sean eliminados antes de nacer, porque las leyes lo permiten.
Los medios de comunicación respaldados por ciertas corrientes ideológicas, nos presentan aquello que es abominable como algo bueno. Un cristiano, debe ser coherente con su fe, y no debe ser partidario de actitudes contrarias a nuestra religión, las cuales hoy muchos ya no se escandalizan de ello. Entre ellos están el aborto y la eutanasia. Pues la vida solo Dios tiene derecho de darla a través de nuestros padres, o a quitarla por medio de la muerte natural. Los que estamos alrededor de la persona enferma o anciana, tenemos el deber de cuidarla con amor, y dar a nuestro prójimo lo que necesita. La ciencia esta para sanar, y aliviar incluso salvar vidas, no para acabar con ellas.
El niño cuando está en el seno materno es un ser indefenso, el aborto es una vía cruel de pecado que ofende a la Santísima Trinidad, dada su gravedad. Aunque sí que podrían evitarse muchos casos de abortos, si la madre en situación de desamparo, fuera apoyada para llevar a feliz término su gestación. El embrión es un ser humano, como tú y como yo, no convirtamos en cementerios los vientres maternos, estos según los planes del Creador son para dar vida no muerte.
Las consecuencias de muchas mujeres que abortan son dramáticas, depresiones, suicidios, o intentos de estos, se puede decir que es peor el remedio que la enfermedad, y debemos preguntarnos ¿vale la pena la legalidad de esta práctica? Porque aparte del daño que se hace a las madres está el de los seres inocentes, pues ellos los no nacidos son ángeles de Dios, pues cuando se aborta se viola el quinto mandamiento de la Ley de Dios. “No mataras “
Así mismo Jesús en Mateo Cap. 18 v.5 v.10 dice así:” El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a Mi. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo en el cielo el rostro de mi Padre Celestial.”
Acoger a un niño en el seno materno, es amar a Dios y es acogerle a Él, porque el ser humano es imagen y semejanza del ser Divino, pues así fuimos creados, abortar es despreciar a los pequeños y también la gracia y el Don de Dios . Una familia que no hay niños difícilmente hay alegría. Una sociedad sin infancia no tiene esperanza ni futuro, y este hecho esta en manos de los adultos.” Dejad que los niños nazcan a la vida”
Cuidad de los enfermos y ancianos con cariño aunque ellos sufran, la eutanasia no es caridad ni amor, es deshumanizar a la sociedad. Las personas somos seres humanos dotados de cuerpo, y alma, esta última procede directamente de Dios. Todos tenemos el deber de ayudar y proteger a los enfermos y ancianos mientras vivan ellos son otros Cristos, el final lo debe disponer el Creador. Los ancianos son el pasado lleno de sabiduría, de los cuales debemos de aprender del ejemplo de sus vidas. Ellos se merecen nuestro afecto, porque trabajaron y levantaron nuestra nación, y el bien que ahora disfrutamos se lo debemos a ellos.
Queridos amigos seguidores de Cristo, no os dejéis influenciar por el mundo del pecado, y como decía San Pablo en sus Epístolas predicando a los primeros cristianos, provenientes del paganismo en Romanos Cap. 12 v .2 “No os acomodéis al mundo presente antes bien transformaos, mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cual es la voluntad de Dios: Lo bueno lo agradable, lo perfecto”
Debemos de pensar, obrar y hablar, para ser luz en medio de la obscuridad. Esta es la renovación de la mente, más sed santos y agradables a Dios, como dice san Pablo. Y por último ser coherentes con nuestra fe, sacramentos, oración, y hacer vida el evangelio. Que Jesús y su Santa Madre, la siempre Virgen María, os llenen de bendiciones. “GRACIAS”.
MARIA JOSÉ BOU BERTOMEU