El feminismo que yo entiendo
El día 8 de marzo de este año se celebró, como todos los años, el Día Internacional de la Mujer. Hemos visto manifestaciones numerosas no sólo en muchas ciudades españolas, sino por todo el orbe mundial, sobre todo expresando los derechos de la mujer y la igualdad en muchos aspectos con el varón.
Intentaré ser imparcial y clara, desde mi punto de vista. Me parece justo que la mujer luche, y logre tener un nivel cultural equiparable al de los hombres, tener los mismos salarios, por el mismo trabajo y jornada laboral. Como el hecho de que la mujer pida que sea ayudada en las tareas domésticas, pues éstas no entienden de sexo, y es lógico que si ellas trabajan fuera de casa, todos los miembros de la familia colaboren. Como que exprese su derecho a ser respetada, es más, estoy en contra del maltrato a la mujer, como el de toda persona.
También tenemos que saber discernir que el hombre a veces no está capacitado para hacer algunos trabajos que desde siempre han sido propios de la mujer por su naturaleza, como es el cuidar de un bebé y amamantarlo; como también la mujer no tiene la fuerza física del hombre, por ejemplo, para coger un pico y una pala, entre otras cosas, y esto todos lo sabemos.
Recordando la historia, los primeros movimientos feministas, pedían el derecho al veto como la igualdad de salarios en materia laboral, como sus compañeros los hombres. Hoy en día hay reivindicaciones justas en favor de la mujer, como también hay sectores feministas, bastante destructivos, desde el punto de vista cristiano, en el que todo es válido respecto a la sexualidad, hasta llegar al odio al sexo opuesto, como también el fomentar las prácticas abortivas. De estos sectores de mujeres sólo veo en ellos a personas que posiblemente en su infancia vivieron en gran mayoría en familias desestructuradas, y esa es la razón del porqué, creo yo, de estas actitudes de rechazo a la maternidad.
Sin duda hay que ser sinceros. El machismo ha sido durante muchos años caldo de cultivo, como hoy es el feminismo, mal llevado. Decir quién es el culpable de esta situación es como aquello que popularmente siempre se ha dicho, quién fue primero: “El huevo o la gallina, la gallina o el huevo”.
Recuerdo que hace muchos años el famoso periodista Jesús Hermida, que presentaba un programa de TV en el que se debatían diversos temas, en uno de ellos lo realizó con niños de ambos sexos. Le tocó el feminismo y un niño de los que participaban tomó la palabra y dijo: “El feminismo es en la mujer, los que el machismo es en el hombre”. Este niño dijo una respuesta inteligente, cuando pensamos en los extremos.
Lo que está claro, es que las fuerzas oscuras, que rigen el mundo desde tiempos inmemorables, los cuales son el diablo y sus secuaces, están presentes hoy más que nunca, y a su lado están estos grupos, valiéndose de sus situaciones personales, con un de fin destruir el centro neurálgico de la sociedad la familia, y sobre todo el pilar más fuerte de esta, que es la mujer, pero que sin duda debe de estar sostenido por otro, el varón. Este hecho se da porque el sexo femenino es la puerta que se abre a la vida.
Un matrimonio -como un gobierno- sin Dios, es como una casa llena de grietas, que cuando llueve se filtra el agua. Y si aguantar es de santos, en matrimonios que están mal avenidos los dos, el odio del uno hacia el otro hace mella en los hijos. Mas hay mucha diferencia -salvo excepciones- entre el comportamiento de los cónyuges que viven su fe cristiana con Dios, y el de otros en los que Él no es el centro de sus vidas. También se puede decir que el contorno político y social en que hoy vivimos no está favoreciendo para nada la unidad de marido y mujer ni la de padres e hijos.
En cuanto a las mujeres, tanto si tienen hijos como si no los tienen, su cuerpo, su mente y su corazón están dotados para la maternidad. En una catequesis dada por un sacerdote, recuerdo que nos decía: “Que en el principio, cuando Dios crea al hombre, lo forma de barro. Sin embargo, la mujer, Eva, la forma de costilla, que toma de Adán. O sea fue formada por Dios de carne, su creación fue más selecta, porque ella estaba destinada para ser madre. Es más, vemos en diversas ocasiones cómo a través de las Sagradas Escrituras Dios se manifiesta como un Padre que ama a sus hijos con amor de padre y de madre.
Soy una mujer que reivindica mi feminidad, de tal manera que considerándome ante la ley y sociedad persona como el varón, no dejo de reconocer que ellos difieren de nosotras, físicamente coma psicológicamente. Por esa razón nos complementamos, iguales en la diferencia, necesitados el uno del otro. El Creador nos formó para que camináramos cogidos de la mano, nacidos para crecer y trabajar juntos, y enriquecernos mutuamente, tanto si se opta por la unión conyugal como en diferentes estados, amigos, compañeros, hermanos… Somos muchos los que deseamos que tanto en la familia como en los estamentos educativos, que a los niños y jóvenes de ambos sexos se les eduque en el conocimiento y en el amor a Dios y al prójimo para respetarse y ayudarse mutuamente, tal como lo dispuso el ser Divino desde la creación.
A ti, mujer, te digo: siéntete amada por Dios y por ti, no te sientas inferior, sino mimada por el hecho de haber sido destinada por la Divinidad, para amar y ser amada por otro ser que se llama hombre, por el hecho de ser mujer, mas tu fin es llevarlo contigo, en el conocimiento, en el amor, hacia aquel que se llama Dios. Y aunque hoy el mundo no te tenga en cuenta, Dios, con la Virgen, los ángeles y los santos, te valoran por tu feminidad, porque estás dotada de aptitudes, para hacer cosas inimaginables y maravillosas, más tienes un destino, de los más nobles y grandes: el de ser madre.
Os pido vuestras oraciones por todas las mujeres, en especial por las que son y van a ser madres. Un abrazo a todos.