El dilema de la inmigración irregular
(Por Porfirio Gorriti) –
A medida que disminuya la capacidad del gobierno de estrangular a la sociedad con las manos del coronavirus, volverán a aflorar en su justa medida los otros grandes dramas de nuestro tiempo. Uno de los más trascendentes de ellos es la inmigración irregular. ¿Qué guías morales tenemos los tradicionalistas con esta cuestión tan compleja?
Entendemos como inmigrantes irregulares a las personas que entran a España atravesando violentamente las barreras de protección fronterizas en las plazas africanas o arribando a la costa española en embarcaciones ilegales. Renunciamos a analizar la respuesta que ofrece nuestro ordenamiento jurídico al problema, puesto que no consideramos que la esencia del sistema judicial sea dar soluciones a problemas sociales. En todo caso, agradeceríamos que algún jurista nos ilustre con una sinopsis ad hoc.
Las visiones de la inmigración irregular que simplifican la cuestión ofrecen la habitual disparidad maniquea de los extremos que retratan falsamente el problema. La corriente supuestamente solidaria exige el destino de fondos públicos para los recién llegados y los supuestos xenófobos demandan su expulsión de España. El Evangelio de Jesús de Nazaret no ofrece dudas sobre cuál debe ser la conducta de un cristiano ante un forastero necesitado de ayuda pero…no hay ningún pasaje neotestamentario que nos explique el tormentoso fenómeno de miles, de millones, de seres humanos que arriesgan y pierden su vida por penetrar en Europa.
Las últimas décadas han contemplado a una España europea opulenta en riquezas materiales que ha desarrollado un estado poderosamente rico. Durante este tiempo, el número de inmigrantes irregulares, aun en crecimiento exponencial, no ha determinado una conflictividad social relevante. Este estado de las cosas ha terminado. Los españoles tenemos un cataclismo económico en nuestro horizonte y muchos jóvenes acogidos protagonizan disturbios sociales.
El activismo social que ordeña la provisión de fondos públicos, supuestamente dirigidos hacia inmigrantes irregulares, no lo consideramos una auténtica generosidad. El ejercicio genuino del amor al prójimo debe salir del bolsillo de cada uno. Por el otro confín, las corrientes sociopolíticas que defienden la expulsión indiscriminada de inmigrantes, se convierten en movimientos anticristianos sumergidos en la miopía de la ignorancia. Los operativos policiales para llevar a la práctica la repatriación de inmigrantes irregulares son lentos, complejos y dependientes de convenios con países subdesarrollados y corruptos.
Probablemente, la visión del fenómeno inmigratorio como consecuencia y no como elemento causal del mundo globalizado, facilite vías de solución. España debería, como en otros aspectos geoestratégicos de su política exterior, impulsar decisiones en plena soberanía en vez de mendigar líneas políticas a la Unión Europea. Un frente fundamental es la relación con Marruecos, donde se necesita urgentemente una estrategia tan valiente como eficaz. Asimismo, políticas interiores protectoras sobre los bienes públicos españoles, serán medidas mucho más eficaces para el control del flujo migratorio de masas que la aplicación de medidas coercitivas individuales, amén de la dulcificación en su aplicación fáctica.
La inmigración irregular en Europa, visto como un problema en sí mismo, no tiene solución definitiva alguna. La firmeza en la gestión pública debe acompañarse de la caridad cristiana, porque los pobres se acercan a la casa de los ricos a recoger sus sobras. Siguiendo el magisterio de San Ignacio de Loyola, el cristiano debe discernir los condicionantes de la época que le ha tocado vivir. Las dudas superan, con creces, a las certezas. No dejemos de leer la novísima encíclica Fratelli Tutti.
2 comentarios en “El dilema de la inmigración irregular”
Miguel Ángel Pavón Biedma
La inmigración podría tener factores positivos. Por ejemplo utilizarlos integrados en las FAS en Ceuta, Melilla y Canarias. Eso vigilando antecedentes y exigiendo lealtad y comportamiento ejemplar. Me refiero a los subsaharianos, tradicionalmente maltratados por el LOBBY reinante en Marruecos.
Porfirio Gorriti
Sr.Pavón: su idea es interesante para el debate. Nos encontramos con el antecedente histórico, durante el siglo XVIII, de las rutas de fuga de esclavos negros norteamericanos hacia el Virreinato de Nueva España. La monarquía hispánica les obligaba a convertirse al catolicismo para su acogida, lo cual facilitó la integración en la Hispanidad de aquellas pobres gentes. Este paralelismo estaría perdido en la España de hoy, lo cual convierte a su idea en más interesante todavía.