Don Jaime I y Santa Teresita
Por Zortzigarrentzale
Hoy, día primero de octubre, recuerda la Iglesia a Santa Teresita del Niño Jesús. Santa a la que no se está dando entre los fieles la importancia que tiene. A pesar de que Iglesia le ha otorgado el título de Doctora, que sólo ostentan otras dos Santas.
Se trata de una santa en la que se manifiestan claramente los prodigios del Señor. La acción del Espíritu Santo en la Iglesia. Y eso en nuestros días. Una niña que ingresa en el Carmelo en su adolescencia. Que, por tanto, no ha cursado ninguna enseñanza teológica. Muere a los 24 años y nos deja un escrito que es el asombro de los teólogos de su tiempo. Una prueba evidente y tangible de que Dios no abandona a su Iglesia.
Nuestro Rey D. Jaime fue devoto de Santa Teresita desde antes de ser beatificada. Don Arsenio de Izaga me lo contó. En una de sus visitas al Rey, éste le preguntó:
-Izaga, ya tienes devoción a Teresa del niño Jesús.
– Majestad – contestó don Arsenio – yo tengo devoción a Santa Teresa, la grande, la española, la nuestra.
-Eso está muy bien, pero no dejes de lado a esta hija suya carmelita que, seguramente, pronto será santa. Lee su obra “Historia de un Alma”. Es algo nuevo; maravilloso.
Don Jaime hacía frecuentes visitas a Lisieux. Allí era recibido por una hermana de Santa Teresita que le trataba de Majestad. Pues en aquella época Don Jaime era depositario de los derechos a la corona de Francia y en la familia de Santa Teresita eran legitimistas.
En un primero de octubre, murió repentinamente Don Jaime. Su recuerdo nos ha impulsado a dedicarle estas líneas.
Don Jaime, fervientemente amado por sus seguidores, fue un gran Rey. Era un hombre y como tal tenía sus defectos. Estos han sido exagerados por sus detractores, Especialmente, da pena decirlo, por tradicionalistas que se separaron de él. Se ha exagerado y se ha mentido. Por eso creemos oportuno recordar la anécdota que nos contó uno de los hombres que más leales le fueron. Se trata de un hecho real que es conveniente sea conocido por los carlistas de hoy. Porque su figura deformada, ha sido hoy explotada por los fautores de la pomposamente denominada “clarificación ideológica del Carlismo”.