Coronavirus: la segunda oportunidad.
Por Porfirio Gorriti
14 de agosto de 2020. Año cero de la pandemia.
La ola de rebrotes, o el rebrote de las olas, se ha adelantado a la profecía oficial del otoño. La «nueva normalidad» no corre sino vuela y ya están todos los españoles, quevedescamente, a una mascarilla pegados. El sentimiento de libertad fue un espejismo desgajado. La población, tras el cese del encarcelamiento domiciliario, ha carecido de todo espíritu contestatario y su única manifestación es la ocupación de terrazas y playas. Bajo el acoso institucional a la alegre juventud, patético chivo expiatorio, ya hemos obtenido una evidencia científica: el confinamiento ha sido una medida ineficaz para erradicar al virus.
Recordarán nuestros fieles lectores que en este blog confiamos en la hipótesis de que el microorganismo llamado COVID-19— o lo que realmente sea ese bicho— disminuya capacidad letal conforme avance su infestación del ser humano; de momento así vamos, gracias a Dios que no a la Ciencia. ¿Cuál es la realidad biológica de esta pandemia? La autoridad científica médica ha desaparecido. Los movimientos de búsqueda de la verdad son islotes aislados, como nuestro Ahora Información. La recientemente creada Plataforma de médicos por la verdad ha sido censurada en la red y vilipendiada en los grandes medios; no lea lo que dicen de ella, escúchela si puede. Los políticos son los que están determinando las medidas sanitarias. La voz del periodismo— el gremio de la sociedad occidental que asegura una información contrastada a cada individuo de la misma— también ha desaparecido.
Los dirigentes separatistas de Cataluña y el País Vasco están jugando la baza de la diferenciación mediante la aplicación de mayores rigores sociales. Este execrable acto moral es un bendito error estratégico: la realidad es que catalanes y vascos pasean su veraneo como el resto de sus compatriotas españoles. Tras el efecto narcótico del período vacacional veraniego, las medidas restrictivas de la libertad individual serán, previsiblemente, corregidas y aumentadas. Nadie puede llevarse a engaño sobre el modo de hacer de los actuales gobierno y oposición. Cuando lleguen los Idos de septiembre, el milenario pueblo español enfilará una segunda oportunidad para no naufragar bajo la locura colectiva de la pandemia. Ojalá tenga más.
A la jerarquía eclesiástica se le ofrece, asimismo, una segunda oportunidad. La imagen de las iglesias llenas de fieles, bajo el peso de la cruz de la mascarilla, debe llenar de optimismo los pulmones de los sacerdotes.
¡Detente, virus! Sagrado Corazón de Jesús: en Ti seguimos confiando.
3 comentarios en “Coronavirus: la segunda oportunidad.”
Ramón de Argonz
Muy acertado, querido amigo. Siempre aprendemos.
Antonio Jesús Snabria
El Centro Superior de Investigaciones Cientificas (CSIC) anunció el pasado mes de julio la plena disposición de cinco medicamentos de tratamiento y cura de esta enfermedad, con recortes presupuestarios y sin colaboración alguna de autoridades estatales ni autonómicas. Lo escuché en los servicios informativos de Radio María.
No se ha vuelto a hablar de la cuestión, aunque parece ser que lo que la respuesta oficial ha sido dotar de presupuesto la investigación sobre la vacuna.
La manifestación de colón contra las mascarillas fue de carácter esotérico, que más bien parecía destinada a quemar cualquier opción de protesta. Si se organizara una protesta seria, debería convocarse con un escrupuloso respeto a la distancia y al uso de mascarilla, aunque no se estuviese de acurdo con tal uso; PARA EVITAR LA MANIPULACIÓN PROPAGANDÍSTICA DE SER RESPONSABLES DE CONTAGIOS Y PARA DIFICULTAR LA IDENTIFICACIÓN DE LOS ASISTENTES
Pero hay más: Puede ser perfectamente razonable tratar de evitar las transmisión del virus, aunque fuese de forma equivocada. Lo que no tiene justificación alguna, es que se traten de controlar solamente los efectos, pero no los orígenes y las causas; porque si el virus ya existía en las cloacas de Badalona en el 2.019, es claro que la suciedad de los avaros es la que da lugar al surgimiento de las infecciones. Pero ni la OMS ni gobierno alguno, han propuesto ni dispuesto medida alguna de productividad razonable, en la que no se pueda dejar los restos infecciosos sin control, por el simple hecho de abaratar costes. si no les resulta rentable la actividad, que no la hagan y que progresemos a un ritmo más lento, pero más seguro.
No puede consentirse que las compañías inglesas se hayan estado llevando durante dos siglos el cobre de Río Tinto y dejen la mierda en la presa, que reventó y que tuvimos que contener los que no habíamos sacado ningún beneficio de la explotación minera, asumiendo, además del gasto para evitar males mayores, los daños irreparables producidos hasta que pudo contenerse.
Esas conductas deben criminalizarse, con responsabilidad no sólo de los autores, sino de los beneficiarios.
Porfirio Gorriti
Estimado sr. AJS:
Al hilo de su comentario, se refleja uno de los mensajes del blog :la mínima evidencia científica auténticamente contrastada sobre el Coronavirus. Una de ellas es que el COVID-19 estaba presente en España en tiempo anterior a la primavera de este año.
Criticamos frontalmente el ejercicio de la política en la crisis, tanto del gobierno como de la oposición, no las medidas preventivas sujetas al sentido común, más aún constatándose la pérdida de este último.
La visión positiva del enmascaramiento facial es su utilidad para evitar un nuevo confinamiento nacional.