Ahora información: Bajo el amparo de la Madre Dolorosa
En la vida de Nuestra Señora hay dos momentos cruciales. El primero es el de la Encarnación. Es el más importante. La venida al mundo del Salvador depende de la respuesta de una joven nazarena. Y la respuesta fue afirmativa. Gracias al “hágase en mí según tu palabra” el Verbo se hace carne. Adquiere un cuerpo humano que le permitirá padecer y redimirnos.
La Encarnación tenía por fin la Redención. Y la Redención tiene lugar en el Calvario. Y la Madre que ha tenido su protagonismo en la Encarnación, tiene un el segundo papel más importante en la Redención.
Muchos devotos han calificado a María de Corredentora. Parece ser que en correcta teología no es aceptable el término. Que sea desistido de proclamar dogma el título que la piedad popular ya le ha había adjudicado. No hay, no puede haber, otro Redentor que el Verbo encarnado.
Pero es indudable que, después del mismo Jesús, nadie sufrió tanto en el Calvario como su Madre. Nadie pudo sufrir tanto como ella. “Estaban junto a la Cruz su Madre…” (Juan 19,25), nos dice el Discípulo amado en su evangelio.
“Estabas Madre Dolorosa / al pie de la Cruz, llorosa / donde pende, donde pende / donde pende el Redentor” cantábamos en los viernes de Dolores en nuestra niñez. Luego, en la novena de la Patrona de la localidad, se dedicaba un día a recordar sus dolores. Y cantábamos:” Tú eres la Madre que en el Calvario / nos engendraste con tus dolores / cuando por trueque de tus amores / tu amor de Madre nos dio el Señor”.
No lo sabíamos. No nos habíamos dado cuenta. Pero nuestro diario digital hizo su aparición el 15 de septiembre, en la fiesta (según la liturgia actual) de Nuestra Señora de los Dolores. ¿Casualidad? Nosotros no lo habíamos dispuesto. Pero así fue. Y es opinión general que no existen las casualidades.
La Virgen de los Dolores ha tenido una gran vinculación con el Carlismo. Figura su imagen en el estandarte llamado de la Generalísima. Carlos María de los Dolores se llamó el más significado de nuestros Reyes.
“Sub tuum praesidium confugimus sancta Dei Génitrix”. “A tu amparo nos acogemos santa Madre de Dios”. En estos momentos de calvario para España y para el Carlismo, en Ahora información digital nos acogemos al amparo de la Madre que en el Calvario nos engendró con sus dolores.