A propósito del coronavirus
¿Es el coronavirus un castigo de Dios? Ha llegado en un momento en que el mundo se ha apartado de Dios. Más aún, amplios sectores de la sociedad se han enfrentado a Dios.
El Diluvio Universal, ha existido. Entre las leyendas de los pueblos mesopotámicos hay una muy parecida al relato bíblico de Noé. Excavaciones arqueológicas han demostrado la existencia de una gran inundación que anegó Mesopotamia. Lo que el hagiógrafo añadió a una leyenda, que ya circulaba, fue el carácter de castigo divino.
A lo largo de su historia la Iglesia ha tomado las catástrofes como un aviso divino, que nos hace considerar nuestros pecados y nos impulsa a la conversión. De ahí las rogativas penitenciales.
En vascuence existe la palabra “gaztigatu” con el significado de “avisar”. Sabido es que el vascuence fue romanizado intensamente ya en los tiempos del Imperio Romano. Y por eso, en el mismo, se han conservado términos romanos que se han perdido en el mismo latín. El término latino, del que deriva nuestra palabra “castigo”, ¿tendría en origen un significado de “aviso”? Por eso los castigos de Dios hemos de tomarlos como avisos de un Padre que no quiere nos alejemos de Él. Al aspecto punitivo del castigo le hemos de dar un valor secundario frente al valor que tiene cono aviso. En ese sentido, el coronavirus es un aviso más. Que lo necesitamos.
Vivimos en una sociedad que ha prescindido de Dios, Una sociedad cuyos miembros han aceptado la tentación del “seréis como dioses”. Y estos dioses no saben cómo hacer frente a la pandemia que nos abruma. Ya nos han dicho todo lo que hemos de hacer. Y los mismos que nos gobiernan son conscientes que las disposiciones que han adoptado no son suficientes. Pero no pueden darnos más.
En tal situación, nosotros nos hemos acordado del Detente. DETENTE ENEMIGO: EL CORAZÓN DE JESÚS ESTÁ CONMIGO. El enemigo presente es el virus. ¿Por qué no recurrir al Detente, frente a él?
Muchos se reirán de nosotros. Pero serán incapaces de ofrecernos algo mejor.
Y que tengan por seguro que volviendo nuestra mirada a Dios y siguiendo sus leyes, el mundo actual se librará de muchos males más peligrosos que el coronavirus.
2 comentarios en “A propósito del coronavirus”
Ramón de Argonz
Me gusta eso que Vd. dice: “Al aspecto punitivo del castigo le hemos de dar un valor secundario frente al valor que tiene cono aviso. En ese sentido, el coronavirus es un aviso más. Que lo necesitamos”.
Patxi Gamboa
Mirando hacia atrás, este artículo ha sido bastante acertado, ya que gran parte del clero se está empeñando en negar cualquier carácter de castigo al coronavirus. Si bien es cierto que no podemos saber si lo es, tampoco podemos decir que no lo es. Ellos se limitan a decir que “Dios no castiga porque Dios es Amor”… Parece que no creen que pueda haber amor en el castigo (entendiéndolo, como Vd. bien dice, como aviso o advertencia, que por cierto, la RAE recoge como acepción aunque en desuso).