Vojtěch Círus: «La Unión Europea ha de basarse en el principio “in varietate concordia”»
Hoy, compartimos con ustedes una entrevista que se le ha hecho a Vojtech Círus, secretario general de Corona Checa, una entidad política de la República Checa que desea el retorno de este país centroeuropeo a un régimen monárquico.
A continuación, les dejamos con el contenido de la entrevista.
¿Qué es Corona Checa? ¿Un partido político, un centro de estudios o una asociación? ¿Cuáles son vuestros objetivos principales?
La Corona Checa (partido monárquico de Bohemia, Moravia y Silesia) es un partido político. Puedo decir, con orgullo, que somos únicos, porque somos el único país del antiguo Imperio-Austrohúngaro (con la excepción de Polonia) que tiene un partido de estas características.
Pero también, lamentablemente, debido a la debilidad de la monarquía en nuestro país, servimos como un club de nostálgicos en la vieja Austria y, al mismo tiempo, intentamos de ser un tipo de asociación de popularización e investigación monárquica. Me temo que esto nos debilita un poco. Sin embargo, nuestra ley de partidos políticos nos permite crear institutos políticos. Hemos intentado establecer uno durante dos años. Afortunadamente, funcionará tan pronto como sea posible.
Nuestro objetivo principal es la restauración de una monarquía legítima. En otras palabras, la restauración de las Tierras de la Corona Checa, con el descendiente del bendito Emperador Carlos I como rey.
Así que hemos escrito esto en el programa. Desafortunadamente, de vez en cuando, hay alguien, incluso dentro del partido, que cuestiona que la monarquía deba de ser legítima. Esto es, que los Habsburgo han de retornar al trono. Por tanto, solo estamos de acuerdo en que una monarquía es mejor sistema que una república.
Pero la mayoría de otros miembros, incluso yo, consideramos que la monarquía es mejor sistema que una república.
Muchos de nuestros miembros aprobaron, el año pasado, el nuevo programa general, de cuya mayor parte soy autor. Hay pocas cosas importantes en el mismo, en particular, respecto a la organización del Estado. Es cuestión de recuperar la división tradicional de nuestro país en tres regiones históricas. La tierra coronada de Bohemia, el Margraviado de Moravia y el Ducado de Silesia. Esto sería similar a los fueros carlistas, lo que me lleva a pensar que nuestro principal eslogan puede asimilarse: Dios, Rey y Patria.
Lo siguiente es la restauración de los títulos aristocráticos. Tras la caída de la monarquía, en 1918, no solo se robó parte de la propiedad de la nobleza durante la reforma de la tierra, sino que, por ley, se les prohibió utilizar sus títulos. La ley es aún efectiva, pero, afortunadamente, no implica sanción alguna.
Además, ciertamente, apostamos por la protección y apoyo de una familia normal. La familia se compone de un hombre y una mujer que están casados y de sus hijos (ni más ni menos). También abordamos otros problemas de la civilización, oponiendo resistencia a la introducción de la eutanasia, el sinsentido de género, etc.
Por lo tanto, esto es una lucha contra los comunistas, tanto aquellos que están en nuestro país (somos el último país post-comunista con parlamentarios abiertamente comunistas) y su legado (actualmente celebramos una gran victoria, con la ayuda de nuestro partido, 30 años después de la caída del comunismo, dada la retirada de la estatua del bolchevique Marshal Konev) así como fuera del mismo (China). Es más, gracias a nuestra reciente experiencia, somos muy críticos con Rusia.
¿Podrías explicarnos un poco sobre vuestra historia?
Cuando Checoslovaquia se fundó, en 1918, el monarquismo fue perseguido en nuestro país. No hubo nada sangriento, pero sí algunos juicios. El principal problema fue recordar a los Habsburgo y a los emperadores. Por supuesto, el partido monárquico no podía existir. No obstante, hubo cierto criptomonarquismo, basado en un grupo de intelectuales católicos como Carlos V, Príncipe de Schwarzenberg, o algunos políticos antiguos del Partido Popular Checoslovaco (clerical).
Bajo el nazismo y el comunismo, nada de esto fue posible. Pero, al final de la era comunista, en 1988, el disidente Petr Placák fundó el partido ecomonárquico Hijos Checos. Este estuvo implicado en varias acciones contra el régimen.
La Corona Checa fue establecida en 1991 como una asociación cívica y, desde 2003, ha sido un partido político.
Desde el principio, empero, ha tenido un gran problema. Siempre ha sido un grupo de integración de gente que promueve la monarquía, pero eso fue todo. Así que siempre hubo gran estrés y fragmentación en el mismo.
Por ejemplo, Petr Placák, nuestro padre fundador, no es legitimista. Él piensa que el rey ha de ser elegido por el parlamento. Él ya no pertenece al partido. Este es legitimista desde 2007.
Ahora hay, básicamente, dos alas principales en el partido. Conservadores tradicionales como yo, y liberales conservadoras.
Esto no significa que el ala liberal sea como algunos liberales sociales. Las disputas son principalmente sobre las tácticas a elegir. Ellos dicen que hemos de promover antes de nada la monarquía (legítima por supuesto), no siendo nada más necesario, porque los monárquicos pueden ser socialistas, liberales y conservadores, católicos, protestantes e incluso no religiosos.
Yo digo que la promoción de la monarquía en sí misma no significa nada. Además, conozco a muchos liberales que, cuando ven a la Reina Isabel y al Presidente Zeman juntos, se dicen a sí mismos que la monarquía no es tan mala. Pero, ¿es esto algo que les lleve a la elección? Por supuesto, ¿es esto algo que les lleva a la elección? Por supuesto que no. Ellos continuarán votando a los Verdes, a los Pirates y a otros partidos del estilo de PODEMOS. Además, ¿qué sería bueno si ellos perderían todo con una monarquía? Pienso que hemos de definirnos como un partido auténticamente conservador, ya que solo esto nos permitirá construir un núcleo de votantes.
Otras cosas en las que diferimos se dan cuando empatizamos en otras cuestiones. Cuando incido en el conservadurismo social, ellos tienden a enfatizar en temas como la democracia, los derechos humanos… Desde mi punto de vista, esto es un poco de disputa generacional o, entre católicos practicantes y otros.
Pero he de decir que tenemos esperanza. Yo me sumé al partido en 2015 y, desde entonces, he visto cómo estamos siendo más y más capaces de adoptar una agenda conservadora. Espero que esto pueda atraer a fans jóvenes y entusiastas. Espero que esto atraiga a fans jóvenes y entusiastas. Después de todo, a los 24, puedo probar un poco de esto.
¿Qué tipo de monarquía querríais restaurar?
En línea con lo enunciado anteriormente, somos un partido legitimista, aunque haya reservas tanto dentro como fuera del partido.
En mi opinión, el problema básico de la república evoca una falsa idea de poder de la gente. La idea de que todos pueden ser votados o no, pero esto es erróneo. Entonces, si la gente decide que 1+1=3, cierto sea. En cambio, la monarquía demuestra claramente que no es cuestión de votar. No todo es cambiante, no todo depende de la voluntad de la gente.
Nosotros distinguimos tres tipos de monarquismo: “monarquismo simple” (visión de que la monarquía es mejor que una república), realismo (soy monárquico y tengo una idea, que es que ha de haber rey), y el legitimismo (sobre el derecho a ser rey).
Sobre el tipo de gobierno y nuestras fuentes de inspiración, responderé en la pregunta nº 6.
¿Por qué es Chequia uno de los países más seculares y ateos de Europa Central?
Esto es muy interesante. Ciertamente, somos un país ateo (aunque Moravia del Sur, de donde mi madre procede, fue, hasta hace poco, bastante católica), pero aún no tenemos matrimonios homosexuales o eutanasia, pese a tener uniones civiles. El arzobispo de Olomouc dijo que al provenir de una era comunista, aunque fuera de manera inconsciente, estábamos siendo inmunes, en cierto modo, al neo-marxismo. Sí, por ahora.
Pero en buena parte de nuestra sociedad, se considera extraña a la gente que cree en Dios. La razón es la misma por la que la monarquía es débil en nuestro país. Los checos fueron una buena nación católica hasta el siglo XIX. Pero luego volvieron al punto de retorno.
En la segunda mitad del siglo diecinueve, empezamos a sentirnos amenazados por los alemanes. Precisamente, debido a que su nacionalismo estaba en auge y ellos fueron, junto a los húngaros, una de las naciones más fuertes de la zona austro-húngara. Los líderes liberales de estas dos naciones consideraban que el imperio era suyo. Una coalición de conservadores y clérigos con minorías nacionales (checos, polacos, croatas, etc.) se opuso a esto. Desafortunadamente, sin éxito, destruyó este precioso imperio. Parte de la nación checa reaccionó en base a dos mitos erróneo.
El primero se basaba en que los Habsburgo eran extranjeros que tomaron el trono por fuerza y que impusieron el catolicismo. El segundo es que los checos son, por tanto, una nación de husitas, una nación igualitaria, progresista y democrática para la que el catolicismo es algo ajeno. Esta opinión también fue expresada por el profesor Masarik, quien intentó implementarla en Checoslovaquia. A finales del siglo XIX, una situación paradójica surgió, en la que la mayoría de la población estaba bautizada, aunque pocos eran católicos reales. Tras 1918, el techo exterior del Imperio Católico se desplomó y, por tanto, los regímenes enemigos han imperado sobre nosotros.
Por lo tanto, hay dos problemas básicos: nuestra experiencia con los Husitas y que nuestros líderes nacionales han propuesto su régimen y sistema a nuestra nación.
¿Cuántos checos estarían dispuestos a romper con el republicanismo?
En 2018, cuando la república tenía 100 años, había un número de sondeos en el que el 40% de participantes se imaginaría una monarquía. Esto ha tenido tres problemas. Pienso que son exagerados, pero ciertos, aunque aquellos que piensan más en serio sobre el asunto suponen simplemente un 10-15%. El segundo problema, incluso si les gusta la monarquía, es que muchos de ellos no simpatizan con los Habsburgo. 100 años de propaganda funcionan. Y en tercer lugar, incluso si quisieran una monarquía, no es solo cuestión de elegirnos a nosotros. Y no tenemos la suficiente fuerza para atraerlos.
Nuestros resultados electorales oscilan entre un 0‘2-0‘3%. Actualmente tenemos tres representantes en pequeños municipios, siendo dos de estos alcaldes. Luego, tenemos un senador en coalición con el partido ODS (el más grande, que abarca desde el centro-derecha hasta un área más derechista) así como un independiente al que apoyamos.
Ha de entenderse que hay un gran número de miembros de nuestro partido que hay un gran número de miembros de nuestro partido que están más bien inmersos en cuestiones de nostalgia que de acción política. Ni que decir tiene lo que respecta al Derecho Constitucional. Empero, Liechtenstein es admirada por muchos de nosotros. Empero, soy muy escéptico pues, en tanto que la posición del monarca no es mala, veo un problema en ello. Esto es a que confía en la soberanía popular, pudiendo convocar la gente un referéndum monárquico. Pienso que esto atenta contra el principio monárquico de permanencia. Por supuesto, el príncipe de Liechtenstein es tan fuerte económicamente que no tendríamos problema; la economía del Estado se sustenta básicamente en sus negocios, lo cual es dubitativo. Bajo esta perspectiva, estoy más cerca de la Constitución de Mónaco.
Por otra parte, en general, la mayoría del partido está convencida de que el monarca, a diferencia del Rey de España, ha de tener poderes. Pienso que la principal tarea del rey es proteger a su gente (esa fue la tesis del Emperador Francisco José), incluso de políticos democráticamente elegidos. Pero ha de tener poderes para ellos (por ejemplo, un veto absoluto o suspensivo).
Nosotros íbamos a tener una asamblea este año, pero finalmente no será así, debido al coronavirus.
Empero, tengo una idea específica sobre cómo debería de ser el sistema. Estoy particularmente inspirado en la Constitución austriaca de Diciembre de 1867, la Declaración Francesa de 1814, la Constitución Meiji y la actual de la República Checa (que solo es buena institucionalmente). En esencia, me baso en el concepto de constitución mixta, ya promovido por Santo Tomás de Aquino.
¿Tenéis una comisión sobre la sucesión dinástica?
No tenemos la fuerza suficiente para crear sección profesional alguna. Empero, afortunadamente, la sucesión es lo suficientemente clara en nuestro país. Se gobierna por la Pragmática Sanción del Emperador Carlos VI (1713). Básicamente, se aplica la Lex Salica.
¿Qué pensáis sobre la gestión de Andrej Babis?
Nuestro partido es bastante crítico, ya que Babis representa una crisis de la política liberal.
Esto es básicamente una consecuencia de la secularización. Los valores se han sacado de la política, lo cual anula ciertas directrices. Por una parte le dices a la gente que tiene libertad absoluta, pero por otra, la limitas en algunos casos. Así que la gente elige a este “gestor” (no muy competente) simplemente porque hace su política en base a lo que a la gente le gusta o no, no habiendo para él problema alguno en cambiar de criterio a lo largo del día.
Su política solo tiene un plus. Nominalmente, tiende a bloquear propuestas políticas. Pero no es su propósito, sino algo debido a que los checos son aún relativamente conservadores, no queriendo perder votos. Al mismo tiempo, empero, ha tenido varios diputados liberales que han propuesto insistentemente la eutanasia.
¿Es la crisis del COVID-19 un momento de oportunidad y esperanza para los contra-revolucionarios?
Pienso que habrá una oportunidad cuando caiga el establishment liberal. Puede que en España, pero no lo sé. En Europa Central, parece que los gobiernos existentes se están fortaleciendo bastante. Ciertamente, en nuestro país, esta crisis no ha sido muy compleja, así que soy escéptico sobre las consecuencias adicionales que pudiera tener.
¿Sois partidarios de abandonar la Unión Europea?
Pienso que la Unión Europea fue un buen proyecto al principio. El problema es que, al presente, está, básicamente, llena de neo-marxistas con pensamientos totalitarios. En mi opinión, está claro, de acuerdo con los tratados fundacionales, que debe de ser una confederación. En otras palabras, estaremos de acuerdo en lo que transfiramos a las instituciones comunes, permaneciendo el resto en los Estados. Empero, los contratos son relativamente ambiguos. Como resultado, los oficiales neomarxistas han incrementado la tendencia centralizadora. La tradición no significa nada para ellos.
Es más, la Unión está rompiendo sus propias reglas. Los asuntos culturales han de permanecer en manos de los Estados-miembro. Empero, la UE está proveyendo el aborto como una prestación sanitaria. Por eso mismo, Malta es considerada como un país cuyas condiciones de servicio de salud no son muy buenas.
Pero también hay más casos abiertos. Como hombre de un país post-comunista, me sentí bastante ofendido cuando Juncker (un democristiano) revela una estatua a Marx.
No obstante, no quiero dejar la UE en estos momentos. No tuvimos una buena experiencia con la ruptura del Imperio Austro-Húngaro, así que somos cautelosos. Empero, necesita un tratamiento inmediato. No quiero que se avance en la integración de principios comunistas. Hemos de retornar a ciertos tratados como el de Lisboa. Y entonces, cuando estemos de que sus fundamentos son de nuevo sanos, europeos y cristianos, podremos pensar sobre una integración mayor.
Por supuesto, la forma ideal final de la UE ha de ser algo como el Imperio Romano. Concepto universal que a su vez respete las diferencias específicas e individuales. Solo entonces se logrará la real aplicación de la máxima in varietate concordia.