Los obispos españoles convocan la Jornada de Oración por las Víctimas de Abusos Sexuales
La Conferencia Episcopal de España ha anunciado que el 20 de noviembre se va a celebrar la Jornada de Oración por las Víctimas de Abusos Sexuales, día en que además se celebrará la Jornada Universal por el Niño. Este acto se realiza en el contexto de la petición del Papa Francisco a todas las conferencias episcopales del mundo de elegir un día para rezar por las víctimas.
Monición de entrada propuesta por los obispos españoles: “Con un sentido fuertemente penitencial pidamos especialmente perdón por los abusos cometidos contra niños por parte de pastores y fieles de la Iglesia y oramos también al Señor de la vida para que nunca vuelvan a repetirse semejantes atrocidades y para que conceda a todos los miembros de la Iglesia un mayor sentido de responsabilidad respecto a los menores de edad a ellos confiados”
Hay que recordar que los abusos sexuales son lacra social en todo el mundo y también en España. El 22% de las niñas y el 12% de los niños sufren abusos en España según un dato de 1992 de fuentes estatales. ¿Por qué un dato de 1992 y no uno más reciente? Porque la realidad es que el abuso infantil es un tabú estadístico. No hay instrumentos sociales para prevenir el abuso y para tratar a los abusadores, muchos de ellos con antecedentes de haber sufrido abusos en su infancia.
Los expertos realzan el grave daño traumático que supone el abuso infantil en el caso de realizarse por progenitores, que es el mayoritario y el más difícil de detectar. También coinciden en que mientras la violación en adultos puede superarse con relativo éxito, el abuso infantil deja unas secuelas que sin el adecuado tratamiento pueden producir suicidio, depresión, ansiedad, trastornos de las personalidad… Es un grave problema que los medios de comunicación traten de manera sensacionalista este tema acusando solo a los sacerdotes y movimientos de la Iglesia Católica. La denuncia debería hacerse extensible a todo un entramado social y judicial que encubre y que no tiene los elementos para destapar estos casos y proteger la infancia en sus familias, escuelas, actividades extraescolares y grupos religiosos. Tampoco se denuncia que actualmente en la Seguridad Social no se cuente con los medios y las terapias psicológicas más eficaces para detectar y tratar el estrés post-traumático. Se prefiere el abordaje químico y psiquiátrico, que consigue olvidar el problema y no ayudar a construir a la persona desde su experiencia dolorosa.