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Carta abierta a mi primo Domingo Mir, ex coordinador de ERC en Hospitalet, y acusado de delito de odio ante la muerte de un piloto español

15 de octubre de 2017 0 Acción

 

 

Querido Domingo:

Sé que estás pasando un momento terrible al sentir lo que es un acoso mediático por parte de la prensa, las redes y hasta ciertas instancias judiciales.

 

Nos conocemos de toda la vida. Compartimos la misma sangre y un gran cariño, aunque la vida nos llevó por sendas políticas muy diferentes.. Éramos jóvenes e idealistas y discutíamos de política sin rencor ni odios. Primaban las ideas a los sentimientos y ante todo, éramos familia.
Nunca fuiste independentista, antes bien al contrario. Desconozco los motivos que te llevaron de tu militancia en IC a ERC. Tampoco los he juzgado nunca.

No sé qué tiene el nacionalismo que acaba agriando las relaciones personales, especialmente las familiares, y la nuestra no es una excepción. Ello me confirma en que el nacionalismo es una ideología que se nutre del odio y por eso pervierte el alma. Pero sé que tú mantienes un corazón noble debajo de esa apariencia de superioridad ideológica.

Prueba de ello es que te dejaste llevar por pasiones desordenadas que las nuevas tecnologías como twitter promueven. Cualquier tuiteo puede sacar lo peor de nosotros mismos sin capacidad de autocontrol. Pero bien es cierto, que tras tu terrible metida de pata, rápidamente te arrepentiste. Lo sé y lo hago constar a los lectores. Sí, mientras que tu partido, ERC, te hacía dimitir ya estabas arrepentido y enviaste otro Tuit, escrito esta vez con el corazón. Volvías a ser aquel primo carnal idealista que sabía respetar al prójimo. Y eso te honra.

Quiero que los que ahora te están linchando mediáticamente sepan que nuestro abuelo Rafael Mir Expósito, nunca tuvo padres, fue abandonado al nacer. Se crió en Gerona en un Hospicio, por monjas. Sí, esas monjas muchas de las cuales fueron asesinadas en la Guerra Civil. La vida no podía ser fácil para alguien con el apellido “Expósito”, que delataba su origen ingrato, contra las normas establecidas.

Por eso, nuestro abuelo, se enroló en el primer contingente de Legionarios catalanes, sito en el Barrio Chino de Barcelona. Fue militar, como el piloto que falleció el otro día. Lo que podría ser una deshonra para nuestra familia, en realidad yo siempre lo he vivido como un timbre de honor.
Nuestro abuelo, sin tener padre ni madre conocidos, tuvo en la Iglesia su Madre (por las monjas que lo criaron) y el Ejército fue su padre (donde encontró como ganarse la vida y forjarse como hombre). Estuvo en la Guerra de Marruecos, donde fue mutilado.
Al estallar la Guerra Civil le fueron a buscar los “rojos”, no sé si eran anarquistas o escamots, mi padre nunca me lo dijo; él prefería olvidar y perdonar, no dejando que se hablara del tema. Lo único que pude averiguar es que sólo por la Providencia pudo salvarse, pues su muerte ya era casi segura. El héroe que has venerado estos últimos años, miembro de tu partido ERC, Lluís Companys, fue el que permitió y firmó tantos asesinatos, y uno de los que pudo haber caído asesinado en las tapias del cementerio de Montcada i Reixach, fue nuestro abuelo.

El odio que expande el nacionalismo intoxica a todos, también a los no nacionalistas. Me duele el corazón leyendo tantos comentarios en las redes arremetiendo contra tus padres. Ambos eran unas bellísimas personas, llenas de bondad y de humanidad. ¡Qué fácil es escribir tuits y comentarios sobre personas de carne y hueso sobre las que se desconoce casi todo!.

Me acuerdo que cuando los visitaba en el pueblo de Tarragona donde residían, yo acompañaba a mi tio Rafael a Misa, no creo que un hombre así le inculcase odio a nada ni a nadie. Tu padre y el mío, sirvieron además en el ejército más allá de los años de servicio militar obligatorio.

Quiero que quede claro que en nuestra familia jamás necesitamos odiar a España para sentirnos y vivir como lo que somos,” catalans de socarrel”. La vinculación con el ejército y el sentir religioso de nuestra familia, que he asumido como herencia vital, hace que exprese toda mi solidaridad y mis oraciones para el piloto fallecido y para su familia. Aunque no puedo suplir su dolor, considero que ellos tienen un héroe entre los suyos.

Quiero hacer público el sincero arrepentimiento que compartiste conmigo. Me alegra saber que las ideologías no han logrado anular del todo en ti el legado familiar y que te sientes, con todos, tan cerca del dolor de ésa familia.

Puede que la “democracia” de las redes te linchen, las masas no perdonan. Pero quiero también en esta carta apelar al Único que ha de juzgarnos a todos y cuyo perdón es infinito.

Rafael Mir

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