Pamplona: Las familias de los voluntarios enterrados en el Monumento se oponen a la exhumación
LA FAMILIA DE SEVERIANO ARREGUI OLALQUIAGA SE SUMA A LA DECLARACIÓN DE LA FAMILIA DE LOS HERMANOS AZNAR Y TAMBIÉN SE OPONE A LA EXHUMACIÓN DE LOS RESTOS MORTALES DE SU FAMILIAR DE LA CRIPTA DEL MONUMENTO A LOS CAÍDOS
Damos cuenta en esta información de la carta enviada al Obispado de Pamplona por la familia de Severiano Arregui Olalquiaga, En cuya sepultura reza la inscripción: “Venció a la edad con su espíritu”.
La familia de Severiano Arregui Olalquiaga presentó alegaciones contra el proceso de exhumación de los restos mortales del mismo que todavía no han sido respondidas y también se han sumado, al mismo texto que firmó la familia de los Hermanos Aznar, para hacer llegar su opinión al Arzobispado, al Ayuntamiento y a la opinión pública.
Afirman que ellos no han solicitado la exhumación y desean que los restos mortales de éstos permanezcan en la cripta del Monumento a los Muertos, donde los trasladaron en su día, a solicitud de la Diputación Foral de Navarra.
Sostienen que los muertos no pueden ser instrumentalizados por las apetencias de los vivos y lo que hay que hacer es dejarles que descansen en paz.
Afirman que mal se aviene la necesaria reconciliación con este tipo de actuaciones con la que no podemos estar de acuerdo en cuanto que remueven posiciones de enfrentamiento, hoy felizmente superadas a pesar de que algunos quieran insistir en su reactualización sin ninguna necesidad y con ningún beneficio para la paz social, el perdón y la relación fraternal que debe imperar para superar viejas rencillas.
Este nuevo testimonio pone nuevamente en entredicho el modo en que se procedió en el expediente Administrativo del Ayuntamiento de Pamplona denominado: “de Clausura del Cementerio situado en el Monumento a los Caídos”, según el cual se dice en el Dossier por la sociedad de estudios e iniciativas ITURRALDE – azterlan eta Ekimenetarako Elkartea – a la que encargó el ayuntamiento la investigación en noviembre del 2015, que el objetivo, era recabar información para localizar y hablar con los familiares para sondear su posición. Para establecer estos contactos se apoyó en grupos memorialistas a los que agradece su colaboración.
Tampoco, en esta ocasión, nadie se puso en contacto con su familia que sale ahora al paso con este comunicado.
Reza su inscripción: “Venció a la edad con su espíritu”. : Severiano Arregui Olalquiaga, de Puente la Reina, es el combatiente navarro muerto de más edad y fue seleccionado para representar a los miles de personas que dieron su vida en el frente por la Merindad de Pamplona. El 19 de julio de 1936 se presentó en Pamplona como voluntario, no siendo admitido por su edad (62 años). En vista de ello no cejó en su empeño y se enroló como Voluntario en el Tercio Virgen de los Reyes, en Sevilla, dejando su comercio, a su mujer, María Llabrés e hijas. Murió en la toma de Lopera el 28 de diciembre de 1936, siendo cabo. Fue enterrado en el Panteón de los Héroes de la Guerra del cementerio de San Fernando, de Sevilla. Este hecho hizo que no pudiera ser trasladado en 1961 como el resto de los difuntos cuyos restos reposan en la cripta del Monumento. Hubo que esperar hasta verano de 1964, cuando después de innumerables gestiones burocráticas encargadas por la Diputación Foral de Navarra a la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, se consiguió, el traslado de sus restos. Celebrado un solemne funeral en la Catedral de Sevilla, encargado por la Jefatura de Antiguos Combatientes Requetés y la Jefatura Tradicionalista de Sevilla, con la asistencia de todas las autoridades civiles y militares, se introdujeron los restos en el automóvil facilitado por la Diputación de Navarra para ser trasladados a Pamplona. Días después se celebró un funeral solemne en el Monumento a los Muertos, con la asistencia de autoridades civiles y militares, el Ayuntamiento de Puente la Reina, familiares y ex compañeros, para ser definitivamente depositado en el panteón reservado para él en la cripta de dicho Monumento.
La memoria histórica anida en el seno de cada familia y debe respetarse para todos. La historia de nuestra tierra no se puede remover a voluntad del vaivén político ni de la alternancia de los gobiernos institucionales. Pretenderlo supone generar la fragmentación felizmente superada del cuerpo social que conforman todos los navarros. Ellos son los únicos y legítimos depositarios de su historia más reciente. Finalmente el reconocimiento de unos no debe conllevar la afrenta de otros muchos. La convivencia debe imponerse como garante de la paz social.
(Información remitida por la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz)