XXXIV Jornadas de la Unidad Católica. Seglares en Zaragoza
(por José Fermín Garralda)-
Se han celebrado las XXXIVª Jornadas para la Reconquista de la Unidad Católica de España, convocadas por Seglares Católicos españoles. El Título ha sido: “Por el Reinado social de Jesucristo”, con el tema general de : “A cien años de la Quas Primas“ (1925-2025).
Estas Jornadas han estudiado y conmemorado dicha encíclica de Pío XI. Los asistentes se han comprometido de nuevo con ella, pues se trata del magisterio ordinario y constante de la Iglesia, mientras tantísimos callan en su centenario, por motivos de ignorancia, del qué dirán, o modernismo religioso, por aceptar el juego y palabrería a izquierda y derecha, por miedo a represalias clericales u otros motivos, que de todo hay.
Los jornadistas se han reunido los días sábado 3 y domingo 4 de mayo junto a la ciudad de Zaragoza, en La Puebla de Alfindén. Este ha sido el lugar elegido los cuatro últimos años, porque el alojamiento en Zaragoza durante esas fechas es complicadísimo; sin estar físicamente junto a El Pilar hemos estado más cerca de él en espíritu (1).
Este 2025, las Jornadas se han celebrado en el hotel Chané de La Puebla de Alfindén, que ha tratado estupendamente a los jornadistas, facilitándoles un bonito salón. Ha ocurrido que, una vez apalabrada la hermosa ermita del lugar, cierta voluntad clerical nos ha cerrado repentinamente el acceso a aquella a los cuatro días del comienzo de las Jornadas, que es donde los tres últimos años se habían celebrado con todo respeto. ¿Hubiera ocurrido lo mismo de ser nosotros amigos de “progres”? Lo preguntamos a pesar de que hoy existen muchos enigmas y tribulaciones, por otra parte ya anunciadas. Así pues, hemos sido impedidos para celebrar las conferencias y el culto en la ermita , siendo la cuarta vez que los seglares salvan las jornadas de prohibiciones poco entendibles. Algo tiene el ser signo de contradicción.
Es comprensible las faltas de asistencia de jornadistas por motivos de edad y salud, laborales, y por dificultad en el desplazamiento de algunos amigos zaragozanos. Medio centenar de personas han acudido desde Gerona, Barcelona, Valencia, Madrid y Pamplona. Han sido atendidos espiritualmente por dos pater -don Manuel y don Francisco-, destacando la intervención de los jóvenes y de la simpática familia catalana y gerundense Ortiz Frigola.
Han sido muy recordados el pbro. don José Ignacio Dallo Larequi, y don Alberto Ruiz de Galarreta (+) aquel presidente de la Unión Seglar de San Francisco Javier de Navarra y director de Siempre P’alante durante toda su Iª época, con una magna obra de 851 revistas durante 39 años (en la IIª época el director es Pablo Gasco de la Rocha, iniciada el 12-X-2021 hasta hoy con 41 números). Don Alberto y don José Ignacio Dallo fueron el tandem perfecto durante muchos años en el diseño, organización y ejecución de las Jornadas de la Unidad Católica. Siempre estuvieron en un continuo contacto, con un intercambio fluido de pareceres. Don Alberto no hubiera podido desarrollar su actividad publicística, ni el proyecto del juramento de la Unidad Católica y las Jornadas anuales, ni fichar a jóvenes promesas, sin la incondicional colaboración de don José Ignacio en el orden de los medios, de la comunicación en Siempre P’alante, de la convocatoria, de superar dificultades de todo tipo (organizativas y algunas veces con el Cabildo de El Pilar) y de la obtención de generosos apoyos económicos. El P. Dallo no ha podio asistir por motivos de salud, aunque siempre lúcido y cariñoso ha agradecido muchísimo el desarrollo y éxito de las XXXIV Jornadas. También se ha recordado a Gil de la Pisa Antolín, recientemente fallecido.
Tras la entrada solemne de las banderas (la de España con el Sagrado Corazón) y el Christus Vincit, tuvo lugar la presentación del también gerundense don Jaime Serrano de Quintana, doctor en Derecho y profesor universitario, como presidente de las Jornadas de seglares católicos españoles por la Unidad Católica. Le han precedido en la presidencia el abogado y publicista Julián de Sagredo (+), y el mencionado don Alberto Ruiz de Galarreta (+).
La primera ponencia fue de J. F. Garralda, doctor en Historia y profesor, que explicó el “Marco histórico de la Quas Primas”. Garralda ha asistido a todas las Jornadas menos a la segunda y, en casi todas ellas, se le ha encargado una conferencia. En ésta ocasión ha tenido que renunciar a otro compromiso por ser éste anterior y de mayor calado. En su extensa exposición, abordó la época globalmente, relativo a las novedades científicas y técnicas del momento, la universalidad de los sucesos históricos, la situación de la Iglesia de entonces, el laicismo como mayoría de edad del liberalismo, la situación de la filosofía (Nietzsche) y algunas ideologías poco conocidas (dominio del hombre blanco y eugenesia de Churchill y Shaw), los enfrentamientos en el interior de los Estados, el enfrentamiento social, los repetidos intentos revolucionarios, el nacionalismo, la división internacional, la Sociedad de Naciones, y un marco económico problemático y cambiante (del auge a la crisis, de los felices Años veinte al crack de 1929 y la depresión). Sus conclusiones fueron las siguientes:
1ª Proclamar la realeza universal de Cristo se hizo necesario en un mundo agotado y arruinado por la primera guerra mundial, dividido y convulso, sometido de nuevo a revoluciones y guerras civiles e internacionales, y con abundantes esperanzas frustradas.
2ª Hubo algunos conatos de mejoras parciales como el arreglo del Sarre, la distensión internacional del acuerdo de Locarno, el suavizarse las indemnizaciones de guerra de Alemania, y la mejora económica que provocó los felices Años veinte. Sin embargo nada de ello dio la paz en una sociedad influida por pretendidos mesías, un mesianismo ideológico, el materialismo y unos acuerdos internacionales que prescindían de Dios. El crack de 1929 provocó el fin de la distensión. Sólo la verdadera realeza de Cristo podía marcar el Norte, y como no se hizo caso, llegó la segunda guerra mundial más terrible que la primera. Apliquémoslo a nuestra realidad de 2025.
3ª La realeza de Cristo y la fe católica proporciona a los cristianos un entendimiento más completo del comportamiento humano, mientras que la autonomía radical del Liberalismo consigue lo contrario de lo que dice ofrecer.
4ª Lo que ayer era tácito en una sociedad cristiana, hoy, debido al desarrollo del laicismo, debe hacerse explícito para vivirlo y defenderlo. De ahí que sea maravilloso que, en momentos clave, se exclame un “Viva Cristo Rey” en los parlamentos ante al anticlericalismo y la opresión.
5º El Estado moderno es por naturaleza anticristiano, por expresar el principio de inmanencia (Galvâo de Sousa). Frente a él, incluso hablando de economía, la Iglesia tiene derecho y competencia para enseñar en materia económica, mercantil, social y política en lo que importa a la salvación de las almas. Se impone así la necesidad de trascender el estado Caído del hombre, de modo que el Derecho no debe formarse adaptándose a la situación de Caída del hombre.
y 6º El Papa Pío XI afrontó el laicismo utilizando la tesis, reconociendo a Cristo Rey, doctrina que el mundo conservador desconoce totalmente. Como teólogo, pastor y buen pedagogo, Pío IX la declara fiesta litúrgica, cuyo verdadero sentido debemos de recuperar hoy.
La segunda conferencia la impartió J. L. Corral de Madrid -“Pío XI, historia de un pontificado”-, que expuso la vida, capacidad intelectual y virtudes del Papa Pío XI, su intensa actividad en materia de concordatos, su actividad, claridad y contundencia magisterial, clarificando sin ambigüedad ni temor alguno un mundo convulso hasta el límite. También analizó los grandes problemas que le tocó abordar, como el comunismo, el nacionalsocialismo, el fascismo, la persecución religiosa en Méjico y la sana reacción defensiva de los cristeros, y la situación de España durante la IIª República, con la Revolución de 1934 y la sublevación o alzamiento defensivo de 1936. A continuación, leyó extensos párrafos de las encíclicas Dilectissima nobis (1933) sobre España, Mit Brennender sorge (1937) sobre el nacismo, Non abbiamo bisogno (1931) sobre determinados comportamientos del fascismo y Divini Redemptoris (1937) sobre el comunismo.
La tercera exposición correspondió a Mª de los Reyes Riaza, dra. en Ciencias Políticas, Lda. en Derecho y en Pedagogía Social. Trató sobre “El nuevo orden mundial versus Quas Primas”. Un tema delicado éste, que la doctora resolvió estupendamente, entrelazando todas las cuestiones actuales y mostrando sus derivaciones lógicas. Trató sobre el Estado laico, laicista y confesional en una humanidad que se aleja de la Fe. Cómo la religión cristiana se iguala a todas las falsas para luego ser sustituida por ellas (la Cumbre de la Tierra con la Carta de la Tierra, la Cumbre para el estado de la mujer…). Trató sobre la realeza de Cristo que en Pío XI que afecta a la inteligencia, voluntad y corazón del hombre, y aúna la potestad, honor y reino. Hoy se está extendiendo e imponiendo con argucias y trampas una nueva religión de la oscuridad (entidades no humanas, tecnología de control sobre cada hombre, y modificaciones de los estados de conciencia). ¿Qué decir de la paz duradera? ¿Y de la paz doméstica, con la ruptura de la familia y la sociedad? Los medios para el gran reseteo de la humanidad están siendo la educación obligatoria, gratuita y universal, con la Agenda 2030 y la ideología de género como banderas. Al detallar cada aspecto, la doctora enlazó todas las medidas que estamos sufriendo, y mostró las consecuencia final: un dominio luciferino sobre toda la humanidad, para originar, desde un profundo orgullo y desprecio por todo, un mundo contrario al creado por Dios, Padre, redentor y santificador.
El objetivo de las jornadas es formarse a través de la palabra hablada, y el intercambio y debate en la sesión que llamamos “la voz de la sala” (2), pero también conocerse, hacer amigos, convivir y pensar en los medios de acción. Ruiz de Galarreta insistía mucho en la necesidad de “pasillear”.
Todas las Jornadas establecen sus conclusiones. Han sido redactadas por Jaime Serrano y Jesús Ortiz como secretario de la Junta. Por la tarde se asistió a la Santa Misa oficiada por don Manuel, y el domingo a la Santa Misa celebrada en el altar mayor bajo el retablo de Damián Formet (1509) en El Pilar de Zaragoza. También se rezó juntos el Santo Rosario y las oraciones de la mañana.
Lo más original de todas las Jornadas, además de ellas mismas, es renovar o realizar el mismo Juramento de Toledo, efectuado en las Primeras Jornadas por la Unidad Católica en 1989. El Alma teológica del juramento es la encíclica “Quas Primas”. Su cuerpo práctico es cubrir la ficha de juramento, comprometerse a la asistencia anual, concretar acciones apostólicas, reunirse y dedicar un tiempo a trabajar por la Causa a la semana o al mes, suscribirse y apoyar el “Siempre P’alante”, y apoyar económicamente las acciones.
El plan del juramento, el carácter anual de las Jornadas y el tema de cada una, son idea de don Alberto Ruiz de Galarreta especialmente, con el entusiasmo apostólico y total apoyo del Rvdo. P. don José Ignacio Dallo. Y ha sido un éxito. Don Alberto recordaba el juramento realizado en unos Ejercicios Espirituales realizados por los jefes provinciales y regionales del requeté, siendo Delgado Nacional Miguel de San Cristóbal, en el monasterio de la Oliva (Navarra) en julio de 1965, pero el que se realizó no tuvo continuidad. Pasaron los años, nada se continuó al respecto, hasta que don Alberto encontró al Rvdo. P. Dallo, presidente de la Unión Seglar de Navarra -y otras como la de Valencia, Madrid y Barcelona- y director de la revista quincenal “Siempre P’alante”, con los que llevó a efecto sus nobles propósitos, que han enriquecido a tantos. Dicha revista recibió en encargo de las Jornadas de ser su medio de expresión escrita.
El juramento dice: “+ En la presencia de la infinita majestad de Dios nuestro Señor; de la Santísima Virgen, Patrona de España; de Santiago Apóstol, también su Patrono; de todos los Santos Padres del III Concilio Toledano; y de todos los Santos y Mártires de las Españas.
JURO defender la doctrina de la Unidad Católica de España, trabajar con todas mis fuerzas para su Reconquista y restauración en nuestra patria“.
Para finalizar las Jornadas, se entonó el himno de las Juventudes Católicas de España, que fue de la Acción Católica española. Este año, quien esto reseña, ha sentido la especial significación apostólica e histórica de éste himno al entonar: “Llevar almas de joven a Cristo,/ inyectar en los pechos la fe,/ ser apóstol o mártir acaso,/ con el alma anhelante juré”. El abuelo, que fue presidente de la Acción Católica, y fue mártir en un lugar de España, ¡cuántas veces entonó esta estrofa y qué bien cumplió con lo que proclamaba con una profunda alegría cristiana! Tras la Santa Misa en la basílica de El Pilar, se posa siempre para la fotografía de recuerdo, y se celebró la comida en un precioso restaurante en la Plaza La Seo. Como la disciplina no es propio de los españoles, la primera foto se hizo con unos, la segunda con los que faltaron, y la tercera con todos menos con uno que faltó. Tampoco se omitió el precioso himno a la Virgen Santa del Pilar al comienzo de las Jornadas, entonado con vibración.
Se repartió un folleto con la encíclica Quas Primas (Pío XI) y Vehementer Nos (Pío X), editado por “Siempre P’alante”, así como el libro de VVAA, XXX Jornadas por la Reconquista de la Unidad Católica de España (1989-2019). Un testimonio para la historia, Madrid, 2021, 100 pp. Recordemos que el año pasado se repartió un libro de artículos seleccionados de Alberto Ruiz de Galarreta, La unidad católica de España, Madrid, Buenas Letras, 2023, 90 pp. También puede verse en la red un trabajo de José Fermín Garralda Arizcun, Actitud socio-política del español al inicio del Tercer milenio, en el periodismo de Manuel de Santa Cruz, Col. Nueva Bermeja nº 19, Pamplona, 2019, 95 pp. historiadenavarraacuba.blogspot.com (miércoles, 21-VIII-2019). Omito otros trabajos del mismo autor sobre las Jornadas publicados en dicho Blog.
La encíclica Quas Primas sobre la realeza social de Jesucristo es sumamente actual, y es una enorme pena que se soslaye ante el pueblo cristiano, no se conmemore su centenario, y no se lleve a la acción individual y sociopolítica. Aquí está el problema: la ideología del Liberalismo, desde el pretendidamente “católico” hasta el radical o perseguidor (en España, hoy socialista y comunista).
Muchas gracias a todos los asistentes. Nos proponemos hacer todo lo posible para extender esta iniciativa de las Jornadas, ya consolidada, a muchos jóvenes y personas que podrían haber asistido pero que por desconocimiento, dificultades, quizás recelos, falta de becas, o coincidir con otras reuniones, no han podido acudir. Sin duda, los que no han acudido, se lo han perdido. Como siempre, la unión de los católicos hace la fuerza, con respeto y sin comprometer la diversidad legítima en el Estado e incluso en la Iglesia. ¿Nos atreveremos y nos decidiremos a tener por fin fuerza social?
José Fermín Garralda
NOTAS: (1) Hagamos un poco de historia. Las Jornadas de Toledo (1989) -en 1990 falló el secretario y no se convocaron- y El Escorial (1991), nos llevaron junto a El Pilar de Zaragoza. Allí, durante ocho años (1992-1999) estuvimos en los salones de Acción católica; en 2000 en “La Milagrosa. Hijas de la Caridad”, y luego en la “Misioneras Eucarísticas de Nazaret” (2001-2018). Nos ausentamos de los tres lugares por una influencia negativa clerical muy puntual, y a disgusto nuestro, a pesar de perseverar durante años, y a pesar que el Sr. Arzobispo Mons. Manuel Ureña nos celebrase un buen número de veces la Santa Misa de despedida y cierre en San Juan de los Panetes. En 2019 las Jornadas se celebraron en el albergue, salón y capilla de “Cristo Rey” de los PP. Escolapios. En 2020, las Jornadas iban a ser en la casa de ejercicios “Quinta Julieta”, pero ese año y el siguiente (serían el número XXXI y XXXII -que no fueron-) fue imposible por la “pandemia”, por lo que no se celebraron. Se reanudaron en 2022-2025 (XXXI a XXXIV), convocadas en La Puebla de Alfindén por las dificultades de alojamiento en Zaragoza. Las XXXV Jornadas, Dios mediante, las celebraremos en la sede de la Unión Seglar de Pamplona.
(2) Este año, buena parte del tiempo de la sesión “la voz de la sala”, ha girado en torno a los términos laicismo y confesional.
El P. Suárez aclara la diferencia entre la situación social en tesis e hipótesis, para saber hasta donde se puede reclamar socialmente en cada momento en relación con los derechos de Dios y los de la población católica.
Otros aportan lo que entienden por laicidad, laicismo y laico.
Por su parte, Garralda destacó que la distinción de no pocos conservadores entre una laicidad supuestamente positiva y un laicismo perseguidor, es inconsistente. Como lo expuso a partir de un apunte, podemos aportar de él lo siguiente.
Con el término laico -dijo- hay un lío. Una acepción es el hombre laico o seglar por oposición a sacerdote y religioso. Eso somos nosotros, laicos cristianos. Aquí no hay problema. Cada persona es indivisible, es una unidad, portadora de las dimensiones temporal y eterna a la vez.
Otra acepción es el Estado laico (que prescinde “como si nada” de Dios, salvo en algún caso por razones sociológicas en vez de por ser Él quien es) y esto está mal. No porque la persona sea laica se puede hablar de que el Estado deba ser laico. En efecto, en realidad el Estado laico sólo incluía la dimensión temporal del laico (el individuo según Maritain sería para el Estado) con omisión de su dimensión cristiana (la persona según aquel sería para Dios), y soslayando que la religión pueda afectar o modelar lo social y lo institucional político propio del todo social. Y eso es dividir a la persona, quebrar al hombre, y olvidarse de Dios. Es propio tanto el Liberalismo moderado como el catolicismo liberal.
Una tercera es la exageración -lógica y derivada de dicho Estado laico- inherente al laicismo, que puede ser: a) Pacífico en relación a los cuerpos pero violento hacia las almas por sabotearles el reinado social de Jesucristo, motivado por ideologizar el Estado laico, es decir, porque el propio Estado insista de forma militante en su categoría de laico en la acepción anterior, como advertencia social de lo que deben ser las cosas, lo que es propio tanto del liberalismo moderado como del radical; b) el laicismo como ideología directa o indirectamente militante contra todo lo cristiano, esto es, el liberalismo radical agresor, ejercido hoy en España por el socialismo.
Por otra parte, el término Estado confesional, como tal término, tiene un origen protestante: más por la palabra Estado que por la de confesional. El Estado protestante supone elevar la conciencia individual a conciencia colectiva, con la contradicción y opresión que ello significa, es decir, elevar lo subjetivo o relativo a una realidad objetiva universal. Estado confesional para el católico o para el protestante son realidades muy diferentes. Para evitar confusiones, en principio creo que sería mejor hablar de una potestas y auctoritas que se declaren subordinados a la Fe y práctica de Iglesia católica. Es España, donde cabía la intolerancia, tiene su término propio: unidad católica.
De todas maneras, por su carácter expresivo y para etiquetar realidades, el término Estado confesional es útil por lo sencillo y gráfico, y porque los tratadistas católicos lo han utilizado numerosas veces para hablar de Estado confesional católico, de un poder civil que se confiesa católico.
En España, Estado confesional significa una potestas y auctoritas que rinden culto al Dios verdadero, se subordinan a la Iglesia católica en lo que atañe a la salvación de las almas, especialmente en las materias mixtas, y defiende con determinadas medidas la religión y a la Iglesia. Por salvaguardar desde luego el bien común natural, los no católicos debieran agradecer su existencia, porque la Iglesia es la Institución que mejor y más seguro conserva la ley natural universal. Y unidad católica es la intolerancia -en defensa de la dignidad del culto a Dios y del ambiente católico- del culto externo y proselitismo de religiones falsas. En el caso que hubiese que establecer por motivos sociológicos una mayor o menor tolerancia, se mantendría no obstante la confesión del poder civil o Estado.