¡No transijamos!
Decía San Alfonso María de Ligorio en su libro ‘’Camino de la Salvación y de la Perfección’’: ‘’Piensa, hermano mío, cuantas gracias te ha hecho Dios para sálvate. Te hizo nacer en el seno de la Iglesia, de familia piadosa, te sacó del mundo y te puso en su casa. Y luego, ¡Cuántas luces, cuantas voces amorosas en los ejercicios espirituales, en la oración y en las comuniones! ¡Cuánto tiempo te ha esperado! ¡Cuántas veces te ha perdonado! Gracias que a otras muchas almas no ha hecho el Señor’’.
Y es que muchos de nosotros hemos crecido en entornos católicos o por lo menos en algún momento de nuestra vida hemos recibido la Gracia de frecuentar algún instituto o carisma de espiritualidad tradicionalista.
Se nos ha formado religiosamente y de esa catequesis aprendimos un criterio sobre el cual asentar nuestra vida con el único fin de facilitar nuestra salvación y como consecuencia moldeamos en múltiples aspectos nuestra vida: vestimos recatadamente, comprendemos el noviazgo y el matrimonio como un proyecto de futuro y no como algo circunstancial, aceptamos las posiciones políticas que promueven la ley natural y descartamos aquellas que legislan en contra de la cristiandad …O por lo menos así debería de ser.
Desgraciadamente hemos nacido en un mundo donde el liberalismo (que es el ejercito de la revolución) se ha adueñado de la sociedad mediante el individualismo y el culto al ‘’yo’’.Creemos estar a salvo y en efecto, quizás lo estemos… pero solo del más explícito, en lo sutil somos hijos del mundo porque ya hemos aprendido a transigir.
Transigimos en las pequeñas cosas, en lo cotidiano, especialmente en aquellos matices a los cuales restamos importancia porque están de moda; total ‘’santificamos las fiestas y rezamos el rosario, ya somos buenos católicos’’. Pero mientras pensamos esto, hemos cedido en tantos pequeños aspectos que a la vista, no se nos diferencia como hijos de Dios.
Las modas y el culto al yo, el querer agradar a la sociedad y no a Dios nos han convertido victimas de nuestra propia vanagloria y a consecuencia esclavos de la opinión pública y del liberalismo, que es su capitán.
Pasamos horas delante de una cámara para hacernos la foto perfecta y publicarla en Instagram sin darnos cuenta que esa foto de colores preciosos, pelo hermoso y sonrisa impecable, es probablemente la más anti-natural que nos hemos tomado. Una farsa del ‘’yo’’ que queremos vender a los demás. Escuchamos canciones cuya letra es perversa como el ‘’reggetón’’ o accedemos a ver películas donde abunda el sexo, se habla mal de la Iglesia o se promueven circunstancias pecaminosas. Incluso hemos llegado a vestir de forma ‘’descarada’’ para levantar miradas entre los hombres o las mujeres.
Se empieza así y se acaba transigiendo también en el orden de las ideas con ese mismo fin: agradar a los demás y encajar con lo mundano.
Muchas veces nos encontraremos en la situación de tener que oponernos a las formas, la moda y a las corrientes agradan a la mayoría para salvaguardar nuestra alma, pero que hoy aceptamos para no ser excluidos. Recordemos que en cada transigir cedemos lugar de Dios.
‘’Si no vives como piensas, acabarás pensando como vives’’ y ser católico es en realidad todo lo contrario a lo que nos predica el mundo: para acercarse a Cristo primero hay que matar al ‘’yo’’, ser humildes y hacer de nuestra vida, esa oración que nos enseña el Ángelus: ‘’he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra’’.
Concluía San Alfonso María: ¡Ah! Si no nos aprovechásemos de tantas Gracias, servirán para hacernos más desgraciada la muerte.
Hemos sido llamados a mucho, estemos atentos y que nuestra vida sea un ejemplo de apostolado desde lo más pequeño a lo más grande pasando también por las cuestiones políticas que afrontaremos con la misma diligencia y determinación.
2 comentarios en “¡No transijamos!”
Miguel Angel Bernáldez
Buenísimo artículo al que no puedo votar porque no me salen las estrellas.
Debemos ser la luz del mundo si escondemos nuestra luz, ¿quien lo iluminará?
Lealtad
Me gusta este artículo, es un aldabonazo a la conciencia, un toque de atención, pues el que cede en lo pequeño, acabará cediendo en lo grande. Decía Madre Teresa, que el demonio no tienta de primeras que te lleves toda la recaudación de la caja, sino que sises unas monedas, al cabo de los días ya no hay freno moral.
Muy certera la frase “en cada transigir, cedemos lugar a Dios”. Reivindico el uso del vocablo “intransigencia”, las barandillas de un mirador de alta montaña son intransigentes, no nos dejan continuar, pero nos salvaguardan de caer despeñados.
Hoy los progres dicen “tolerancia cero” vocablo del neomarxismo cultural, que no chirría a sus hipocritas oídos. Pues VIVA LA INTRANSIGENCIA si es para nuestro bien y el de nuestro prójimo.