Quién y cómo está con quién. De nuevo frente a exageraciones anti-Covid y el gran capitalismo transnacional
(Por José Fermín Garralda) –
Pues tampoco hoy estabas. No te entiendo, y si me llamas “impuro” por mezclarme con otros -¿quiénes son estos “otros”?- , te entenderé menos. Veo que, en este caso puntual, tu y yo no hablamos al mismo nivel, pues si soy impuro yo sólo me atrevo a llamarte –al citarme como hace un torero- comodón. Pero perdona, quizás no sea todo para tanto.
Eso sí, para que no nos tachen de insolidarios, recordamos a todos que hay que protegerse frente al Covid, y más los que tienen bajas defensas
Como en una fiesta, rodeados de folklore –el aurresku de bienvenida, la txalaparta, el acompañamiento aerófono y el zortzico-, hemos asistido a la concentración de unas 1.500 personas, procedentes de Pamplona y algunas provincias limítrofes (Álava, Cantabria, Guipúzcoa y Vizcaya), hoy, día 25 de septiembre, con el lema “¡¡Los niños no se tocan!!”.
Ha convocado la Plataforma Bizitza. Por lo visto, estos son los únicos que se mueven, pues nosotros, aunque veamos el peligro que ellos también aprecian, seguimos en el sofá.
“- Fíjate, fíjate cómo se llaman los convocantes…”
“- ¿Y qué…? Los concentrados sólo se oponen a la inoculación (”vacunación”) anti-covid obligatoria en los niños y jóvenes, oposición que está muy bien. Mire Vd., se llamen como se llamen, la bandera es de los padres y familias, de la sociedad, y ahí hay que estar, además que, las formas utilizadas por dicha Plataforma, lo permiten. Ellos son padres, nosotros también, y si hay que mostrar la contradicción de defender a los niños de la vacuna, y cometer abortos, pues ya lo haremos saber a quienes se deba. Por lo que a nosotros respecta, que no nos digan que nos ocupamos de una cosa y no de la otra”.
Las pancartas son un buen recurso para nuestro estudio sociológico, por la síntesis que expresan. ¿Qué decían las pancartas grandes y pequeñas?:
Sobre las libertades: la convocatoria y movilización era, según una pancarta, “Sin partidos, sin banderas, sin ideologías”, en lo que los tradicionalistas tanto insistimos. Otra pancarta decía: “Las libertades a las que estás renunciando hoy, son las libertades que tus nietos no sabrán que existieron”,lo que expresa visión de futuro. Otras: “Recuperemos esa unión como Rumanía para frenar a la tiranía”, “Los niños no se tocan”…
Aquí echamos en falta reclamar el derecho primario de los padres y familias, pues además había muchos padres manifestándose. Digamos que entre el individuo y la sociedad no está la misma sociedad, sino el matrimonio y la familia como Dios manda, como núcleo central de la sociedad.
En relación con la medicina, las pancartas recogían la necesidad de conocer la inseguridad en las llamadas “vacunas”, que más parecen un elemento de control, de cercar y agotar a la sociedad, que un recurso verdaderamente médico. Decían: “Experimentan con nuestros menores”, “Sanitarios dad el paso ¡No estáis solos!”, “Cobayas humanos”, “Dato mata relato. Los datos oficiales contradicen la versión que nos cuentan”, “No a la inyección experimental en niños. Cantabria por los niños. Asociación La Solana”.
Ante la pérdida de libertades y la falta de seguridad sanitaria, las pancartas hablaban de defender la sociedad. ¿Qué sociedad?: “La verdad está saliendo a la luz”, “Niños y jóvenes contagian salud y alegría”, “Vivir sin miedo “, “Salud, amor y libertad”, “No hay peor miedo que la ignorancia”, “Regalan miedo para vendernos seguridad”, “Para que el mal triunfe, sólo se necesita que la gente buena no haga nada. Edmund Burke”. He aquí reflejados, en estas frases y oraciones, la verdad como fundamento, su conocimiento y seguimiento como base de la libertad, y la acción como servicio necesario. Pues bien, nosotros hemos mantenido multitud de veces el citado eslogan de Burke, y por no hacer nada hoy hemos caído en la depravación contraria a la naturaleza creada por Dios. Faltarían muchos eslóganes, pero importa más el sesgo que el hecho –además imprudente- de agobiar y agotar con ellos al transeúnte.
Hasta aquí las pancartas. Pasando a las enseñanzas de esta manifestación, a la que hemos acudido y en la que hemos visto algunos rumanos e hispanoamericanos, extraemos las siguientes:
Primera enseñanza. Todo lo dicho en los discursos y se ha recogido en las pancartas, puede ser admitido con gusto por los tradicionalistas, aunque falten algunos aspectos importantísimos que debemos añadir nosotros y que ya hemos citado, y que pueden sintetizarse en no poner “tronos a las premisas y cadalsos a las consecuencias”. A la vez que afirmamos esto, sabemos que cada vez más hay que estar en los lugares de protesta frente al mal, habiendo llegado el momento no ideológico de ponernos a defender necesariamente aquello en lo que todos podemos y debemos unirnos.
Segunda enseñanza. Deficiente es que sólo esté dando la cara un perfil muy concreto de sociedad, al parecer de sesgo izquierdista y separatista. ¿Y los conservadores? ¿Y la derecha? No contábamos con ellos. Pero sí contamos con los tradicionalistas. Sin embargo, ¿dónde han estado en esta ocasión los tradicionalistas? ¿No critican la perdida de libertades, el gobierno mundial, la pérdida de jurisdicción paterna, el seguidismo a los Gobiernos liberales o socialistas, el silencio y conformismo social…? ¿No defienden el más sociedad y menos Estado o poder dominante, y que la sociedad debe defender la realidad del ser humano –imagen de Dios- y no las ideologías…? Quizás entre algunos tradicionalistas haya algún reparo en juntarse con aquellos con quienes discrepan rotundamente en otros temas mucho más graves. Quizás los amigos de la tradición hablen y escriban mucho pero hagan poco. Y una forma fácil y universal de hacer es estar en la calle, no sólo en la propia casa, la parroquia o asociación pía, el lugar de trabajo y las vacaciones familiares. ¿Recordamos que desde fuera de las instituciones se puede gobernar, como decía Vázquez de Mella?
Tercera. La manifestación ha sido casi ninguneada en la Red.
Cuarta. No ha existido en ella signo político alguno, a diferencia de cierta concentración que hubo en la plaza del Castillo.
Quinta. El inicio de la concentración en el parque de Antoniutti –ignoro si también en la Plaza del Castillo y de nuevo a la llegada al punto de partida- estuvo imbuido de folklore vasco. A mi particularmente me ha encantado, aunque reconozco que en una concentración abierta hay que diversificar la imagen, pues nosotros y Navarra misma es plural. Navarra es una síntesis muy singular que hoy día se la están “cargando”.
En la exposición de motivos realizada antes de la manifestación, se ha dicho, entre otras cosas, cosas muy sensatas como las siguientes:
1º Se nos dice que se autoriza la “vacunación” o fármacos, pero la verdad es que nadie los ha aprobado, las “vacunas” son experimentales, los médicos nada garantizan, la responsabilidad sólo es de quien se la deja poner, la información es escasísima, y nadie debate en condiciones. No es debate exponer otras razones casi en paralelo una vez que exponemos las nuestras. Decir que la “vacuna” o fármacos son seguros, es una gran mentira. Muchos son los fallecidos –por muchísimos menos otros fármacos ya se hubieran retirado- y también quienes sufren efectos secundarios graves.
2º La “vacunación” (el fármaco experimental) no es necesaria en la franja de edad de los menores, y tampoco –han añadido los voceros– para mayores.
3º Los argumentos sanitarios que se dan a la opinión pública no son suficientes. Ello explica por qué debemos que hacer hincapié en la existencia de la Agenda 2030, según la cual para entonces Vd. no tendrá nada pero será feliz.
4º No queremos la nueva normalidad, pero tampoco la normalidad antigua, pues de los males de aquella vienen los de ahora. Aplíquese aquí el refrán: “De aquellos polvos, estos lodos”.
5º Hoy los políticos son manejados por la gran industria mundialista. Los periodistas son dirigidos. Los médicos siguen los protocolos indicados, que aplican por sistema y casi mecánicamente. Hasta los religiosos han visto menguadas sus iglesias.
6º Queremos una sociedad que se base en la Verdad y el respeto a todos. La Verdad no se puede ocultar. Lo nuestro es un movimiento mundial a favor de la conciencia y del amor. Hemos creado una bola, y con ella vamos a originar un alud que va a cambiar el paisaje actual donde predomina el engaño, la mentira y la pérdida de libertad.
Los gritos coreados han sido estos: “Con los niños no se experimenta”, “Osasuna, askatasuna” Salud y libertad, “Televisión, manipulación”, ”En ETB esto no se ve”, “Todo no vale: los niños no se tocan” y “Policía, únete”.
Concluyo. Si alguien quiere reclamar su derecho paterno a que no le obliguen a vacunar a sus hijos, si alguien denuncia la pérdida de libertades y por ejemplo su decisión de no vacunarse, si alguien quiere que el NOM no dirija las sociedades… ya sabe que los manifestantes harán causa común con él, quizás no con su mismo fundamento, pero sí con parte de él y con ayuda práctica. No estemos solos.