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24 de mayo de 2020 4

LA VERDAD sobre el Capitalismo y Socialismo. La Subsidiariedad del estado.

¿Qué es el capitalismo y el socialismo? ¿Son opuestos? ¿hay sistemas alternativos? 

Muchas personas creen saber qué es uno u otro sistema económico y político, y se adhieren  en bloque a ellos según lo que consideran más justo o mejor. Pero la realidad es muy diferente de los conceptos  básicos que la mayoría creen que definen a uno u otro sistema económico y político. En este artículo no voy a hacer un estudio profundo de los sistemas en cuestión, pues se haría demasiado técnico y largo, pero voy a dar las nociones fundamentales y a desmentir creencias populares mal entendidas.

—En primer lugar, respecto al CAPITALISMO, el capitalismo NO es que exista propiedad privada ni que se utilice dinero. La propiedad privada y el dinero han existido miles de años antes de que surgiera el capitalismo. Decir cuando nace exactamente el capitalismo es muy difícil y dependiendo de la fuente y el autor, nos encontraremos diferentes opiniones. La realidad es un lento proceso que no duró años, si no siglos, en el que se van implantando unas ideas ante diferentes hechos, que culmina con la obra de algunos pensadores, siendo los más reconocidos, Adam Smith, con su libro Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones de 1776, y  sobretodo John Locke, fallecido en 1704, llamado por  algunos padre del Liberalismo Clásico (como hoy se conoce). El capitalismo surge dentro de una corriente de pensamiento, el Liberalismo.

El liberalismo como corriente de pensamiento parte de una idea sencilla, el hombre es el centro de todo y se libera de todo lo ajeno a él y no aceptado por él mismo. Surge dentro del cambio social del teocentrismo (Dios como centro de todo) al antropocentrismo (el hombre como centro de todo), y en consecuencia no acepta la existencia de normas morales previas al ser humano, “liberándose” de todo lo que él no haya escogido, tanto moral y filosóficamente, como política y económicamente, YO decido sobre todo lo que me afecte, y por supuesto surge además necesariamente otras concepciones, el individualismo y la igualdad absoluta, destrucción de todos los elementos naturales donde no se dan estos conceptos (como la familia) y es en estos aspectos donde se fragua realmente el capitalismo dentro del liberalismo, o como consecuencia de él, pudiendo gestarse realmente de forma simultanea siendo consecuencias ambas del cambio de la concepción moral y filosófica. Es cuando están las ideas liberales y capitalistas, más o menos, perfectamente definidas, cuando los estados nación surgidos en este contexto, bien desde los nuevos agentes del poder, bien desde la burguesía emergente, se lanzan a cambiar radicalmente el modelo de estructura social y económico para implantar clara y de forma general el capitalismo; se prohíben los gremios, se desamortizan enormes extensiones, se arruinan, expropian o expulsan directamente las obras de beneficencia, asilos, orfanatos, colegios, hospitales de la iglesia y los gremios, se empiezan a expropiar las tierras comunales o vecinales, y es en este contexto, destruido todo apoyo y seguro previo para vivir y progresar a las personas y sus familias, con miles de desplazados a las emergentes grandes ciudades, cuando se implanta el nuevo libre mercado, las grandes fábricas, se centraliza el  poder y la población, desaparecen los controles sociales y gremiales de la competencia, plasmando la perfecta forma liberal de eliminar cualquier control social sobre la producción y el consumo, defendiendo (los capitalistas) la mínima intervención estatal o de cualquier otra clase, como buenos liberales, enfrentando a la nueva clase obrera entre sí para conseguir un puesto de trabajo para poder comer algo. Ellos entienden que todos son libres de hacer lo mismo y que gane el más fuerte o el mejor.

—En segundo lugar, tras la implantación y desarrollo del capitalismo (liberal) donde surge, no mucho tiempo después de su real implantación el SOCIALISMO. Si bien llegados a este punto hay que preguntarse ¿qué es el socialismo? Muchos creen erróneamente que el socialismo y el liberalismo son opuestos, que el socialista y el liberal no tienen nada que ver, y eso es una terrible confusión. El socialismo surge del liberalismo, en palabras del siempre citado Donoso Cortés: “El socialismo es la peor de las escuelas nacidas del liberalismo” y como decíamos en anteriores artículos:  “Por lo que respecta al liberalismo como movimiento histórico universal, el socialismo es el heredero legítimo, no sólo desde un punto de vista cronológico, sino desde el punto de vista sociológico”. El socialismo no surge de la nada, surge de los pensadores liberales, que parten de la concepción antropocentrista, compartiendo toda la doctrina moral y filosófica del liberalismo, trascendiendo SÓLO en lo político y económico. El hoy llamado “liberal” se quedó con ese nombre en el momento de surgimiento del socialismo, con la denominación que siempre se le había dado -liberal- (pudiendo ser llamado Liberal clásico) y el socialismo al oponerse a parte de los que estos “liberales clásicos” defendían (al mínimo intervencionismo estatal y el libre mercado), se llamaron “no liberales” o incluso anti liberales (cuando lo que son es liberales post clásicos). Muchos por ello erróneamente siendo socialistas creen que no son o no tienen nada de liberales, teniendo una visión general  de la historia sesgada, pensando que antes del liberalismo no existía nada, y que en el panorama político-económico, sólo existen pues liberales y socialistas, error, pues el liberalismo destruye el sistema tradicional anterior. Y podría criticarse que es sólo mi opinión, pero mejor dejo las palabras de alguien que sabe más de socialismo que yo, Pablo Iglesias Posse (no el marqués de Galapagar), fundador del Partido Socialista Obrero Español (PSOE)  y de la Unión General de Trabajadores (UGT). Considerado el padre del socialismo en España; dijo (y cito textualmente): “Quienes contraponen liberalismo y socialismo, o no conocen el primero o no saben los verdaderos objetivos del segundo”.

El socialismo (liberales post clásicos), trascienden al liberalismo (liberal clásico) al entender que una concepción social individualista, choca con la realidad de la vida del hombre en sociedad y la necesidad de la coordinación de las relaciones humanas, especialmente las de carácter económico. La lucha del hombre contra el hombre en el plano económico favorece a unos pocos privilegiados y condena a la mayoría a un servilismo desmesurado; en consecuencia se crea esta idea socialista (colectivismo) de eliminar el concepto individualista de las relaciones económicas y políticas, lanzándose el socialista a eliminar la independencia del ciudadano en el plano político y económico en pos de un bien mayor, el “interés general”, se crea la concepción de que es la propiedad privada lo que permite que unos tengan mucho y otros nada, considerando que el estado debe intervenir, ya que el “estado” es elegido por todos; me recuerda a aquellas palabras de un político nazionalista catalán de cuyo nombre no quiero acordarme (Quim Torra): Yo soy el pueblo. En el socialismo, el estado (que por lo visto somos todos) adquiere toda la riqueza que se produce por todos y cada uno de los ciudadanos, en la teoría de que lo repartirá de forma igualitaria a todos y cada uno de los ciudadanos, asegurándoles casa y comida, siendo todo “público”. Suena maravilloso, de verdad lo digo, de ahí que millones de personas en la historia se hayan encuadrado en el socialismo, incluyendo hoy día, incluso a católicos, felices de llamarse socialistas y anti liberales… Malo es creer que algo “público” significa gratis y que es de todos, cuando significa que lo pagamos todos y es del estado; pero peor es creer que sólo existe socialismo o capitalismo, cuando  uno es consecuencia del otro. El socialismo sigue defendiendo la base social liberal en el individuo, como unidad básica de la sociedad e independiente de los demás sujetos, cuando la base social es la familia, ya defendido así en POLÍTICA de Aristóteles diciendo que “la familia es la comunidad, constituida por naturaleza”; compartiendo pues la base moral y filosófica liberal (los socialistas) y sólo cambiando en lo político y económico. Ni siquiera  dejan de ser capitalistas los socialistas, pues como decíamos, el capitalismo no es la propiedad privada ni el libre mercado, es mucho más, especialmente el modelo productivo y competencial; en el socialismo el modelo económico capitalista se mantiene y sus formas de organizar la sociedad y la producción, sólo sustituyen al empresario beneficiario por el estado, siendo ahora el estado el gran capitalista y todos los ciudadanos sus empleados obreros, que ya no serán pagados en metálico, sino en teóricos servicios sociales, siendo dependientes del estado, sin posibilidad de decisión o resistencia. Son esclavos del estado, al no poseer nada, no tener nada, viviendo a la voluntad exclusiva de ese estado “que somos todos” pero encarnado en unas personas reales que serán los que decidan por los demás. Largo podríamos hablar de las nefastas consecuencias de los estados socialistas, que amargamente han sembrado ejemplos fallidos a lo largo del mundo y la historia, pero no vamos a alargarlo más.

—Habiendo dejado claro que el capitalismo y socialismo son uno consecuencia del otro y hermanos en la base filosófica liberal (sin olvidar el desarrollo posterior  y las concepciones en lo que están en contra), dejando pues en evidencia que no son las dos únicas alternativas, sólo queda preguntarse ¿Qué más hay pues? La respuesta es el SISTEMA TRADICIONAL la subsidiariedad del estado (Principio de subsidiariedad).

En el principio de subsidiariedad se protege a las personas por parte de ellas mismas, de los abusos de las instancias sociales o políticas superiores procurando que sean las familias y los grupos que ellas forman, los que se organicen según sus costumbres o regiones, creando los cuerpos intermedios para desarrollar las tareas que por sí solos no llegan. Este principio se impone porque toda persona, familia y cuerpo intermedio tiene algo de original que ofrecer a la comunidad. La experiencia constata que la negación de la subsidiariedad, o su limitación en nombre de una pretendida democratización o igualdad de todos en la sociedad, limita y a veces también anula, el espíritu de libertad y de iniciativa. Es la propia sociedad la que conoce sus necesidades, y la mejor forma de solucionar los problemas o repartirse las funciones según su realidad histórica, cultural y geográfica; creando pueblos y municipios, las funciones a los que estos cuerpos no pueden llegar solos, se unen con otros cercanos creando esos cuerpos intermedios, realidad que ni hoy en el sistema de poder formado de arriba a abajo pueden negar o eliminar ( como las mancomunidades de aguas energías o basuras, en las que se unen varios pueblos haciendo la función por un organismo único formado por ellos), pudiendo unirse con unos para unas necesidades y el mismo pueblo con otros para otro asunto, siendo la unión de estos cuerpos intermedios los que formarían un sector nacional en dicho asunto, quedando claro que el poder no cede competencias a entidades centralizadas a medio camino (como comunidades autónomas) sino el poder realmente va de abajo hacia arriba, no pudiendo las entidades superiores entrar en los asuntos a los que los de abajo llegan por si mismos. Relacionado con este principio (que es el históricamente defendido por la Doctrina Social de la Iglesia), nos encontramos que también afecta a los sectores puramente económicos y productivos. En el principio de subsidiariedad, son los trabajadores los dueños de los medios de producción, no en un sentido socialista (o utópico anarquista), con la creación de gremios, colegios profesionales, cajas de ahorros etc (como eran autenticamente y no en lo que los han convertido ahora) repartiéndose las zonas de venta al público, como hoy se mantiene en las farmacias y los estancos, no permitiendose la apertura de grandes superficies que arruinan a los pequeños propietarios y creando la gran diferencia entre un rico y muchos pobres, manteniéndose una clase social media mayoritaria, siendo los propios ciudadanos los que se unen y crean mutualidades, los colegios e instituciones de enseñanza específica, hospitales y demás entidades conocidas hoy como mínimas dentro del “estado del bienestar”,  desapareciendo el problema de los impuestos abusivos y el de las empresas privadas, que pueden hacer valer más las ganancias que la salud, pues son los propios ciudadanos que van a ese hospital, los dueños del mismo. Hoy es difícil de comprender este sistema, pero animo a todos a no centrarse en este artículo para verlo, más bien, sea simplemente el punto de partida de unas ideas más claras sobre los sistemas económicos tratados, y se puedan empezar a formar cada uno de los lectores en la autentica doctrina social justa y moral, en la auténtica sociedad civil tradicional.

Y si algo de lo que he dicho es contrario a la ley de Dios, no es por desacuerdo si no por error, que estaré encantando de rectificar si alguien me hace ver el lugar de la equivocación.

-> Dejo aquí una frase que encontré al documentarme para este artículo muy esclarecedora para los que se quieren denominar “tercera vía”: “La relativa facilidad con que un joven comunista puede convertirse en un nazi, o viceversa, se conocía muy bien en Alemania, y mejor que nadie lo sabían los propagandistas de ambos partidos. Muchos profesores de universidad Británicos han visto en la década de 1930 retornar del continente a estudiantes ingleses y americanos que no sabían si eran comunistas o nazis, pero estaban seguros de odiar la civilización liberal occidental”  (Friedrich Von Hayek).

 

 

 

 

 

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4 comentarios en “LA VERDAD sobre el Capitalismo y Socialismo. La Subsidiariedad del estado.

  1. Joseph Gonzalez

    Para saber lo que es el realmente (y lo que no es) el capitalismo animo al autor de este artículo que vea el siguiente vídeo del economista y profesor de ciencias políticas Miguel Anxo Bastos.

    https://youtu.be/05VO-FLrNi8

    Muchas gracias por su atención

    Responder
    1. identicon

      José Casanova

      Agradezco la aportación y el interés, pero este ejemplo ratifica mi postura, el autor que citas es un liberal radical capitalista, perteneciente a la escuela Austríaca y nacionalista gallego. Me he visto el vídeo de su intervención, y ciertamente sólo ve la falsa dicotomía entre capitalismo o socialismo; propiedad privada (capitalista) o socialismo, como únicas alternativas posibles. El liberalismo que defiende ciertamente es mejor que la imposible forma socialista, pero liberal de todos modos, individualista, subordina la persona a la producción. Gracias por la aportación, muy constructiva.

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      1. Joseph Gonzalez

        Para conocer realmente la postura económica y política de Miguel Anxo Bastos le envío tres enlaces de sus siguientes intervenciones. Estoy seguro de que después de verlos, aunque no este de acuerdo con todo lo que dice tendrá una visión más positiva acerca de las posturas del profesor Bastos.
        Los enlaces también van para aquellos lectores de Ahorainformación que estén interesados en este tópico.

        Saludos cordiales y muchas gracias por su atención

        Miguel Anxo Bastos – La Revolución francesa: Mitos y efectos
        https://youtu.be/TYdNllH8zQg

        Miguel A. Bastos, P. José Ripoll y Daniel R. Carreiro – Cristiandad, civilización y poder
        https://youtu.be/9j97rwkDwhk

        Miguel Anxo Bastos – Los valores del capitalismo
        https://youtu.be/KudXdAYhIgk

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        1. identicon

          Luís B. de PortoCavallo

          Este hombre, hasta ahora, me parecía sólo un charlatan de feria, de los que intenta vender humo, no a cinco, ni a tres, sino sólo a dos y que además ofrece, como gancho, un par de bagatelas para el caballero.

          Sin embargo, desde que he visto el video de “los valores del capitalismo”, en que se declara un “victoriano conservador” covencido, ha cambiado mi opinión.

          Su defensa de la nefanda “época victoriana”, citando a Samuel Smiles, me sorprende y me parece parcial, además de falsaria, pues Smiles (que se hizo famoso en el s. XIX por ser de los primeros que puso de moda eso tan pelagiano de la auto ayuda), siendo directivo de la Leeds y Thirsk Railway, proponía la nacionalización del ferrocarril y que se debían promover los pasajes de tercera clase.

          Precisamente en su libro Thrift [Ahorro] (1875) dice, «ser rico no constituye ningún tipo de distinción. Sólo la gente vulgar admira a los ricos por ser ricos»; donde afirma, que la Poor Law Amendment Act de 1834 «es una de las más valiosas que se han incorporado en tiempos modernos al libro de estatutos» y critica duramente el “laissez faire”:
          «Cuando se desataron los brotes de cólera y tifoidea, nos dijeron que no había Nadie a quien culpar. ¡Ese terrible Nadie! Cuánto tiene que responder. Ese Nadie ha hecho más daño que todo el mundo en sí.
          »Nadie adultera nuestra comida. Nadie nos envenena con bebidas en mal estado. Nadie nos abastece agua sucia. Nadie propaga la fiebre en pasillos ciegos y caminos sin barrer. Nadie deja ciudades vacías. Nadie llena centros de detención, penitenciarías y cárceles. Nadie propicia ladrones, pescadores furtivos, borrachos. Nadie tiene una teoría: una teoría mortal.
          »Está consagrada en dos palabras—Laissez faire— (Dejar hacer)
          . Cuando la gente es envenenada con yeso de París mezclado con harina, “Dejar hacer” es el remedio. Cuando usan anamirta cocculus en lugar de lúpulos, y los hombres mueren prematuramente, es fácil decir, “Nadie lo hizo”. Deja a quienes pueden, que se den cuenta de que están siendo engañados: Caveat emptor (el comprador tenga cuidado). Cuando la gente vive en viviendas sucias, déjenlos ser. Dejen que la miseria haga su trabajo; no interfieran con la muerte».
          (Que este señor obvia al ser principios contrarios a todo lo que usualmente propone).

          Pero la “epoca victoriana” y la “revolución industrialson precisamente eso, : Miseria, Muerte robo y piratería, para gancia de unos pocos privilegiados cercanos al poder.

          Sin las Actas de Cercamiento de 1760 y 1840, en Inglaterra, con las que los grandes propietarios se apropiaron de las tierras de los campesinos dedicadas a uso colectivo y a los arrendatarios perpetuos, obligando a grandes masas a abandonar el campo en plena miseria, no habría sido posible la “revolución industrial”. Su fundamento se estable en la injusticia

          Al mismo tiempo que se pide la “libertad de comercio” para exportar, se aprueban las Corn Laws (Leyes de los cereales) ―apoyadas por el propio Malthus―, limitando la importación y promoviendo la exportación, para proteger a los terratenientes ingleses frente a la competencia exterior de los precios del grano, estableciendo aranceles mediante la Importation Act (1815) , lo que produjo aumento de precios por la especulación y desencadenando graves disturbios, en 1819, en Londres y la “masacre de Peterloo” , en Manchester. Y mientras tanto, se expandñia el injusto y cruel sistema de colonización británico, basado en el robo, la explotación y el externiminio.

          Liquidado el sistema de protección de los gremios, dónde se entraba de aprendices en un oficio, bajo contrato formalizado ante escribano público, los niños de los campesinos expulsados, fueron utilizados en la industria (en la textil, en las minas, en la industria siderúrgica), no habiendo normas que regulasen el empleo durante el siglo XVIII y XIX.

          Para hacerse una idea de las dimensiones alcanzadas por esta explotación (la vida media de los niños bajo este brutal tipo de explotación era de dos o tres años), basta con citar la The Factory Act, ya en 1833, en que se prohibe que trabajen ¡niños de 6 a 8 años! y dejaba la jornada laboral de los niños de nueve a trece años en “sólo” nueve horas diarias; y de trece a dieciocho años, la jornada estaba fijada en doce horas (con hora y media reservada para las comidas) ¿Quién lo controlaba o hacía cumplir? Nadie, quedaba a la “benéfica buena voluntad” del industrial. Todavía en 1.891 una ley que pretendía “luchar contra abusos en la explotación infantil”, se limitó a elevar la edad mínima de trabajo de los diez a los once años. Millones de niños fueron explotados hasta la muerte, eran sustituibles, para generar el excedente de riqueza del que tanto se regocija el capitalismo.
          Todavía, hoy en día, la tan cacareada deslocalización esta fundamentada precisamente en eso.

          Declararse partidario de estas barbaridades, injusticias y crimenes, unicamente justificando una riqueza material manchada de sangre, sólo puede ser de deficientes morales y de miserables.

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