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23 de noviembre de 2018 0 / / / / / / / / / / / / / / / / /

José Andrés Alvaro Ocáriz nos acerca a la figura del escritor tradicionalista Francisco Navarro Villoslada

José Andrés Alvaro Ocáriz nació en San Sebastián. Realizó los estudios de Magisterio con la especialidad de Filología Francesa y posee la Licenciatura en Filología Hispánica. Ha impartido la docencia durante veinticinco años en diversos colegios e institutos de Aragón, Barcelona, Navarra y País Vasco. Ha trabajado en el Servicio de Programación, Investigación y Desarrollo lingüístico de la Dirección General de Política Lingüística y Universidades del Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Navarra. Ha sido el responsable de la Biblioteca del Centro de Apoyo al Profesorado que el Gobierno de Navarra tiene en Pamplona. Ha formado parte del Consejo Navarro del Euskera.

Ha creado el sello editorial Desiréediciones y dirige la Asociación Cultural Literatura y Sociedad. Ha escrito nueve libros, he formado parte de jurados de premios literarios y, en estos últimos años he ofrecido, unas doscientas cincuenta conferencias y recitales poéticos tanto a nivel nacional como internacional. Obras publicadas: Celaya, esencial (Ed. Bassarai,2011); Antonio Tovar, el filólogo que encontró el idioma de la paz (Ed. Siníndice, 2012); Luis Mariano, cien años, cent ans. (Desiréediciones, 2014); El Gran Capitán (Desiréediciones, 2015); Sebastián Iradier. Si a tu ventana llega una paloma (Desiréediciones,2016); El Madrid de Blas de Otero (Ayuntamiento de Leganés, 2016); La flecha que me asignó Cupido (Desiréediciones,2017) Los relatos navarros de Francisco Navarro Villoslada (Desiréediciones, 2018) Trafalgar (Desiréediciones, 2018)

En este entrevista nos acerca de manera muy básica a la figura del periodista, escritor y político Francisco Navarro Villoslada. En 2018 publicó Los relatos navarros de Francisco Navarro Villoslada.

¿Quien era Francisco Navarro Villoslada (1818-1897)?

Es un escritor olvidado e incluso casi desconocido. Razones en parte literarias y en parte políticas han contribuido a que su obra quedara silenciada o relegada a un segundo plano. Quienes le conocen, suelen recordar fundamentalmente dos de sus novelas históricas: Doña Blanca de Navarra y, sobre todo, Amaya o los vascos del siglo VIII.

Pero hay que indicar que fue un personaje polifacético que brilló en varios campos…

Así es en el contexto de la novela histórica romántica española es uno de los mejores cultivadores del género en su versión seria y documentada, hasta tal punto de merecer el nombre de “el Walter Scott español”.

Como periodista, fue fundador, redactor y director de algunos de los periódicos más prestigiosos de su época y, como político, fue varias veces diputado, senador y secretario personal del pretendiente al trono Carlos María Isidro.

Cada una de las facetas por separado hace a Navarro Villoslada merecedor de un estudio monográfico. Todas juntas le convierten en una figura de primer orden en la historia de nuestro siglo XIX.

Una persona que empezó totalmente despistado, siendo liberal y anticarlista…

Estudió Teología en Santiago de Compostela. Cuando vuelve a su ciudad natal, abraza la causa liberal tanto en sus escritos como participando en la lucha contra los carlistas. De esa primera época son los poemas que dedica a Espartero y su obra Luchana en la que se muestra claramente partidario de los liberales y culpa a los carlistas de todos los males que asolan al país.

Se traslada a Madrid a estudiar Leyes. Allí comienza su labor periodística.

Se calcula que a lo largo de su vida escribió un millar de artículos y fundó y dirigió varios periódicos. La primera publicación que fundó fue El arpa del creyente, una revista literaria y religiosa que fue el órgano del romanticismo conservador y en la que se propugnaba la unión entre el cristianismo y el arte. Colaboró en el Semanario Pintoresco Español, la Revista de Galicia, el Boletín del Instituto español, El corresponsal de la tarde y el Gabinete de lectura.

Llega a dirigir a la vez varias publicaciones de prestigio.

Hay un momento, en 1846, en que dirige cuatro publicaciones: el Semanario pintoresco español, El siglo pintoresco, El Español y su revista literaria. Publicaciones en las que aparecieron sus artículos y trabajos narrativos como El remedio del amor, La muerte de César Borja, El castillo de Marcilla o La princesa de Viana, a la que añadirá una segunda parte titulada Quince días de reinado para formar Doña Blanca de Navarra, la primera de sus novelas históricas

En El siglo pintoresco una novela corta titulada El caballero sin nombre que contiene en germen los principales sucesos de Doña Urraca de Castilla, otra de sus novelas históricas.

De liberal pasó a ser conservador, antes de acabar siendo tradicionalista. ¿Cómo fue esa evolución tan positiva?

Fundó con Pedro Egaña el periódico La España, un diario moderado y monárquico que apoyaba a Narváez, pero que se mostró independiente de él en todo momento. Era un periódico defensor de los principios de orden, conservador, celoso de la independencia nacional, monárquico y liberal. Desde este periódico, Villoslada hizo un llamamiento para reunir alrededor del trono a todos los católicos.

Se incorpora también a la redacción del El Padre Cobos, periódico que se había fundado con objeto de combatir a los gabinetes nacidos del pronunciamiento de 1854 y que fue el periódico satírico español más importante del siglo XIX.

Con sus sátiras mordaces y agudas atacó a Espartero y a O´Donnell, a sus gabinetes, a la milicia nacional y combatió todos los aspectos negativos de aquel, en palabras textuales de ellos, “reino de Trapisonda” en el que se había convertido España tras el triunfo de la revolución. Destacó por su hostilidad hacia los diputados progresistas y por su defensa de la Iglesia. Fue denunciado, estuvo suprimido durante algunos meses, su edificio fue asaltado por milicianos y desapareció cuando se presentía ya la caída de Espartero.

Cuando Cándido Nocedal es ministro del gobierno de Narváez, se le nombra a Villoslada director de la Gaceta de Madrid y administrador de la Imprenta nacional. Fue comisionado para estudiar el estado de la imprenta y el arte tipográfico en diversos países. Fruto de ello son dos escritos: La Historia de la Imprenta nacional comparada con la del Estado en Madrid y Viena y De Madrid a Viena y de Viena a Madrid.

Felizmente su camino desde el liberalismo le lleva a abrazar la Tradición…

En estos años va destacando dentro de las filas moderadas del grupo llamado neocatólico, formado por la unión de los donosianos y nocedalianos. A finales de 1959 funda El pensamiento español periódico en el que defenderá las ideas católicas y tradicionalistas. Es un periódico católico, independiente de toda inclinación partidista o política, que no seguía más indicaciones que las que le pudieran llegar desde la Santa Sede. Un periódico cuyos principios fueran la religión y la patria, Dios y España. Se opuso a que ideas como el krausismo o el panteísmo se difundieran en España y, especialmente en las universidades, ya que era pensamientos que encerraban ideas revolucionarias y errores dogmáticos.

Y plasmó esta evolución en la política

Postuló la creación de un partido llamado Unidad católica del que deberían formar parte todos los antiliberales españoles, incluidos los carlistas. En diciembre de 1865, Villoslada es elegido diputado por Pamplona y en 1867 vuelve a ser elegido para una nueva legislatura.

En septiembre del 68 triunfó la gloriosa, lo que provocó el acercamiento de Navarro Villoslada y de otros neocatólicos al carlismo, al que pasarían en bloque ya que pensaban que el carlista era el partido que mejor podía defender los intereses católicos.

En las elecciones de 1869, el nombre de Villoslada figura en las dos candidaturas que se presentaban por Madrid, pero no resultó elegido. Las circunstancias le aconsejaron exiliarse y su hermano y él van a París a ponerse a disposición del pretendiente carlista, de quien será secretario particular y formará parte del Consejo provisional de don Carlos.

En 1871 es elegido senador por Barcelona y miembro de la Junta directiva de la minoría carlista. Navarro Villoslada discute con el pretendiente acerca de su secretario Arjona, al que acusa de introducir ideas cesaristas en su partido. Se opone también a la presidencia única de la prensa carlista.

Con el comienzo de la segunda guerra carlista abandona momentáneamente la primera línea de la vida política, aunque luego seguiría teniendo responsabilidades hasta su muerte.

Así es, no era partidario del empleo de las armas para lograr que don Carlos llegara al trono español.

En 1879 aparecerá su tercera gran novela Amaya o los vascos del siglo VIII, en la que sostiene la tesis de la unión entre vascos y godos para formar la nacionalidad española gracias a la unidad católica. La novela fue silenciada por una parte de la crítica, la de tono liberal, debido a la posición ideológica del autor, destacado neocatólico y carlista.

Es nombrado por don Carlos jefe del partido carlista e interviene en la reorganización interna del partido y trata de poner orden en la prensa tradicionalista.

En 1889 es elegido vicepresidente de la junta conmemorativa para celebrar el XIII centenario de la conversión de Recaredo al catolicismo. Y el 29 de agosto de 1895 a las ocho y media de la tarde fallece en Viana, su ciudad natal.

Javier Navascués Pérez

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