Exhumación de los restos mortales de Primo de Rivera
(Por José Fermín Garralda) –
Antes que se haga más de noche en España y cante el gallo, quiero dejar constancia, en esta ventana que abro al pueblo, la iniquidad que supone -que ha supuesto- exhumar los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera de su tumba en el Valle de los Caídos.
Para decirlo no hace falta ser falangista. Los carlistas sabemos mucho de nuestras diferencias respecto a Falange y luego respecto al franquismo. Con el tiempo, los falangistas advirtieron que el Régimen quería relegarlos de la política. Ahora, lo cortés no quita lo valiente y las diferencias enmudecen ante la injusticia y barbaridades de hoy.
El bochorno talibanesco por el que atraviesa España, va a secar cualquier fuente de agua, alegría y esperanza. ¡Dicen fuera hasta a los pantanos!
No se hable a los desenterradores de un mínimo de honradez, ni de respeto, y menos de caballerosidad. Estos señores del Gobierno frentepopulista, creen ser los amos de la vida y la muerte -sobre todo la muerte-, aunque sin duda prefieren maletines y clientelismo: nada es ni se mueve sin su consentimiento. El mal es totalitario, y si el bien no es igual que el mal, es que los pretendidos buenos no pueden actuar igual que los malos.
El nuevo frentepopulismo quiere desmantelar absolutamente todo, “deconstruir” en versión intelectual, “fina” o pedante. Son guerracivilistas, y desde el pueblo llano exigimos respeto. A los calculadores de su propio interés, por meapilas o conservaduros que sean, les está faltando una cosa: ser hombres. Basta que el malo te insulte, para que nadie te ayude. Pues bueno… luego que ellos no pidan dinerillo para sus “buenas obras”.
Cada cual puede tener de hecho su opinión política… pero ante una tumba, la opinión ya no importa demasiado. La muerte nos iguala a todos. Los que decían mostrarse relativistas, teniendo en la mano la Constitución que les da el poder mientras engañaban a casi todo el mundo, han llegado a ser rápidamente unos perfectos totalitarios.
Hay que respetar los restos mortales de todos aquellos que ya han dado cuenta de su vida a Dios. Enterrar a los muertos es una de las siete obras de misericordia corporales. Y desenterrarlos para que otros los entierren en otro sitio, es deleznable. Ante lo muertos, los vivos como que sobramos, salvo para rezar por su eterno descanso.
Dejemos en paz, sin enredar, aquello a lo que a cada uno la vida nos depara, siempre que sea digno. El emperador Carlos V de Alemania pudo remover los restos de Lutero, y no quiso hacerlo: lo dejó en manos de Dios, el verdaderamente y único Justo. No me hablen de la bondad general, porque bueno solo hay uno: Dios.
De los grandes hombres molesta hasta su sombra. José Antonio fue un hombre honrado y de bien, un hombre ejemplar en muchísimos aspectos, aunque se discrepe de él en política. Fue un caballero. Murió heroicamente por Dios y por España. Fue asesinado y siendo inocente. A pesar de ello, él no pediría “venganza”, sino que deseaba que su sangre fuese la ultima en ser derramada. Es impresionante el contraste que tiene con muchos de los políticos actuales. Como el generalísimo Franco -no por decirlo, ¡oh meapilas!, se es franquista, ¿eh?-. Ambos son el contraste -como el contraste de los plateros- con los actuales políticos, que quizás, por pura envidia y para evitar el remordimiento, han querido quitar sus restos mortales, su imagen y recuerda de en medio.
Respetemos a los enterrados dignamente aquí o ahí, sin envidias. El que los nichos y tumbas no sean físicamente iguales, y que a unos se destaque más que a otros, no es una distinción que quiebre la igualdad fundamental. Cuando se les enterró ahí, buena o gran parte de los españoles estaban de acuerdo, y lo quisieron. Hoy se desentierra -se exhuma- por odio y revancha, por lo mismo que en 2022 se exhumó a Queipo de Llano de la basílica de la Macarena en Sevilla… también miserablemente de noche. Cada exhumación -salvo la de José Antonio- viene preparada con una retahíla de males, menores que los de sus enemigos de ayer, en aquellas circunstancias para todos tan incomprensibles hoy. No caeremos en la tentación de desenterrar los males de entonces, que ya estaba superados antes de 1975, desenterrando y magnificando el frentepopulismo los de una parte… con silencio de la otra. No, no caeremos en esa tentación.
Es muy penoso asistir a este afán desenterrador de los frentepopulistas. En ningún lugar del mundo ocurre lo que pasa en España. Hasta Lenin sigue momificado en la Plaza Roja y nadie lo critica a pesar de ser casi un monstruo. Pero los suyos aquí exponían a vergüenza pública los esqueletos de monjas y frailes en la calle durante la guerra. Aquí se desentierra con malicia y engaño. Hay odio. Creemos que tales exhumaciones son obra de la Secta más que del comunismo, que también. Y el silencio de todos los “buenos” es sepulcral hasta convertirse en clamoroso. Por eso, este humilde blog de “Ahora Información”, no puede ser un informativo sobre el ayer, y menos un blog sobre todo cultural -que para eso sobra porque ya hay muchos y mejores-, ni un producto carente de pulso.
Aquí no hay quien rompa la cadena. Tras un eslabón vendrá otro, sin fin. En 1978 se expulsó a Dios de la Constitución, en 1985 se expulsó de la vida por el aborto a niños aún no nacidos, y ahora se expulsan los restos mortales de sus tumbas: todo un tétrico recorrido de campeones. Ante esto, lo peor es el silencio de los “buenicos”, que se debe a haberse arrodillado una sola vez -con una basta, aunque sea por “quedar bien” o “como los demás”- ante la “democracia” en vez de sólo ante Dios. Pues nada, majos, hasta cuando queráis, que las catacumbas ya están aquí. ¿Vais a hacer objeción de conciencia ante la corrupción directa y expresa de vuestros hijos en las escuelas públicas y “privadas”? Es la hora de la verdad, y dicen que el infierno está lleno de buenas intenciones.
En dicha cadena, primero se siembra odio hacia una persona, luego se le exhuma, y luego, “por arrastre” y de paso, se quita de en medio a otro. En 2016, en Pamplona se hizo una cínica campaña para exhumar los restos mortales del general Emilio Mola, luego se añadió al general José Sanjurjo -que estaba libre de lo que acusaban a Mola-, y tras ello a seis voluntarios de alpargata o zapato, más inocentes que un recién nacido. A las doce de la noche se exhumó estos restos mortales, personándose el alcalde de Bildu de Pamplona a la cripta de Monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada, un partido político (?) que no condena el terrorismo etarra. Así están las cosas. Estos hechos indican que aquí pasa algo. Y tanto, como que todo indica que dieron el poder a Bildu como premio por “dejar ETA las armas”: en el ayuntamiento de Pamplona y otros lugares, así como en el Parlamento y la rebotica del Gobierno de Navarra como todo un poder ejecutivo. Ahora, antes de que acabe esta “legislatura”, el Gobierno de la España de Sánchez, no puede dormir sin arremeter contra los restos mortales de las dos personalidades más destacadas en el Valle de los Caídos.
¿Por qué hay que consentir que ellos hagan con otros lo que no quieren para si? ¿Quisieran los “desenterradores” que los restos mortales de los que fueron hace 87 años, los jefes del bando revolucionario, fuesen removidos de sus tumbas? No, no tolerarían que se removiese de su tumba a Largo Caballero, Negrín o Nin… : normal. No entramos al hecho de que a los españoles ni se les pregunta; es lo que tiene una democracia que no es representativa, ni mandato imperativo ni juicio de residencia.
Envidian que los vivos se personen ante los muertos, en este caso a rezar, y que hagan lo que ellos no hacen -pudiendo- con los suyos, como marchar al cementerio a recordarles, por ejemplo el 1 de noviembre día de todos los Santos. Si envidian que se rece por el difunto, ya que ellos no saben ni quieren, se sienten abocados a utilizar políticamente a lo suyos. Pues que crean en la resurrección de los muertos.
Todos los que han pasado por el Valle desde que los restos de José Antonio reposan en su basílica, lo han hecho de forma respetuosísima. No creo que el Gobierno tenga argumentos para temer que, este respeto, se transforme en agitación. ¿O es que el Gobierno frentepopulista pretende llevar todo al límite: la corrupción, la opresión y la destrucción -y sustitución- hasta biológica de España? ¿O es que estos provocadores están pensando que sus nuevos proyectos van a sembrar necesariamente la agitación? Si nada ha ocurrido hasta aquí, nadie en su juicio imaginará que pueda ocurrir más adelante.
Vivimos en una IIIª República vergonzante, y esto es muy peligroso. ¿Por qué? Primero, porque la revolución se esconde tras el trono liberal, al que utiliza. Oropeles fatuos. Tras admitir este feo e innoble juego, los pretendidos Isabel II, Alfonso XIII y don Juan Carlos I, se largaron de España. Y segundo, si lo realizado por la IIª República se hubiera legislado con el titulado Alfonso XIII, no hubiera existido el levantamiento general, sino sólo carlista dirigido por Alfonso Carlos I. Pero don Alfonso era más caballero que sus ascendientes y descendientes, y no quiso ser masón sabiendo que le costaría el trono. Ahora, lo que “debiera” hacer la IIIª República (desmantelamiento, laicismo, federalismo…) se hace y hará con el llamado Felipe VI, de modo que cuando llegue la IIIª República, ya todos amansados y sin legislar novedades sino sólo la continuidad, aquella perdurará.
Que nadie nos llore como un Boabdil cualquiera. Que no se engañe, y sobre todo que no quiera engañarnos a los demás.
Un comentario en “Exhumación de los restos mortales de Primo de Rivera”
José Miguel López Carmona
Entre los señores Garralda, Garisoain y Urcelay -por citar tres destacadas plumas de este digital- se podría configurar el mejor departamento de Opinión de un medio de comunicación en una España inexistente y desconocida. Por supuesto, sin desmerecer otras magníficas firmas que colaboran y suman verdad a AHORA INFORMACION frente a tanta y tan lastimosa labor de los mass media (y menos cerebro).