Es usted un fanático
Según la RAE, ser un fanático significa lo siguiente: Preocupado o entusiasmado exageradamente por algo.
Como ustedes pueden ver tampoco es una cosa tan mala, pero existen personas que utilizan ese significado como algo negativo.
Para no a largarme mucho sería todo aquello que nos venden y nos sueltan por televisión, en la gran mayoría de los casos dirigida por el gobernante de turno y que lógicamente tienes que aceptar por un supuesto imperativo moral.
En caso de no aceptación del mensaje, ustedes serán considerados fanáticos y retrógrados.
Pongamos un ejemplo, recordarán ustedes las «bodas» de unión de un mismo sexo…
Los católicos hasta no hace mucho nos opusimos aquello. Hoy en día los que somos consecuentes seguimos diciendo lo mismo que antaño, que eso de matrimonio no tiene nada y el matrimonio como tal es de hombre y mujer, tal como nos indica la madre Iglesia Católica.
Recordarán ustedes, al igual que yo, que se convocaron algunas manifestaciones contrarias contra estas uniones.
Y recordarán ustedes, al igual que yo, que en aquellas manifestaciones se sumó el Partido Popular.
Ironías de la vida, casi dos décadas después, Maroto y los de la moto, la plana mayor del PP, acuden a su «casamiento».
Tampoco era de extrañar, el PP como cualquier partido hace sus números y si les salen sus votos pues que defienden aquello u lo otro.
Eso es el liberal-conservadurismo. Ser unos jetas y tirar hacia adelante sin importar los principios.
El 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos en recuerdo de los todos aquellos beatos y santos de la Iglesia que no cuentan con un día específico para venerarlos en el santoral y el 2 de noviembre es la conmemoración de los fieles difuntos, especialmente de los familiares que ya dejaron este mundo terrenal.
Son días para comer huesos de santos, buñuelos o castañas.
Días de acudir a misa y orar por todos aquellos que nos han dejado y están desde arriba esperando nuestra llegada.
Esos eran en los tiempos que crecí.
De un tiempo para esta parte, una década aproximadamente, nos vienen dando la paliza machaconamente sobre el dichoso Halloween.
Una fiesta no ya contraria, que también, contra nuestra Fe y tradiciones, es que además es una burla hacia nuestras creencias y nuestros difuntos.
Pues parece ser que aquí nos hemos vuelto todos imbéciles y lo «chupi guay» es que nuestros niños celebren esa dichosa fiesta…
¡Y cuidado si no la celebras! Entonces eres un bicho raro, un fanático, un integrista y te intentarán dejar fuera de lugar.
Lo he expresado muchas veces en este medio. Nosotros somos el último baluarte de la lealtad y de la Tradición, tenemos que seguir adelante en nuestros núcleos.
Si los imbéciles quieren condenarse que lo hagan.
Como nos dijo Don Carlos: «En mi bandera jamás se escribirá la palabra liberalismo, que es la libertad del mal oprimiendo al bien»