“¡Despierta, España!”: ¿cómo fue la fiesta de la juventud carlista de Pamplona?
(Por José Fermín Garralda) –
Se trata de la celebración de la festividad de la Inmaculada Concepción el domingo siguiente a su octava, fundada en el privilegio que la juventud carlista de Pamplona recibió de San Pío X. Durante muchos años se asiste a la Santa Misa en la preciosa iglesia de las MM. Recoletas, junto a la plaza de los Ajos, en cuyo retablo barroco refulge la imagen de la Inmaculada.
Los jóvenes han celebrado este día durante más de cien años. A él invitan a sus mayores. Ahora corresponde la celebración al relevo generacional, al de los que desde los 17 años organizábamos la Santa Misa y luego la comida de Hermandad y acto político en el restaurante Bidasoa (en 1985 vino D. Juan Casañas), ya desaparecido, el Club de Tenis (vino Eloy Landaluce), el Basaburúa, el hotel Tres Reyes….
A los pies del altar, seguimos viendo relucir un ramo de preciosas flores junto a las banderas de España y Cruz de Borgoña. El lema de este año es: “¡Despierta, España!”
Se creía que el covid-19 iba a retraer a muchos. A unos sí, pero a otros no, apareciendo nuevas caras jóvenes. Algunos de los amigos asiduos de Guipúzcoa, Vizcaya, Álava y Aragón no pudieron estar por el confinamiento. Se siguieron las normas de prudencia, y ya está.
Los saludos a la salida se transformaron en una rauda marcha hacia el Rincón de la Aduana, donde se encuentra la imagen de la Inmaculada. Otros años allí era la ofrenda floral, pero este año las obras de la zona lo impedían.
En la plaza de la Inmaculada -también La Aduana- se reunieron parte de los asistentes a las Recoletas. A pesar de las obras, desde el lado de la capilla de San Fermín se veía la imagen blanca del monumento, y ahí dos asistentes hablaron con el megáfono. Los niños correteaban y la bandera de la Cruz de Borgoña se agitaba al viento. Algunos de los paseantes se quedaron a escuchar. Concretamente una mujer que había estado en la segunda manifestación contra la Ley Celáa de educación. Quienes estuvieron en la primera, hoy no podían dejar de celebrar a la Inmaculada.
Un joven miembro de Cruz de Borgoña, que está a punto de tener el segundo hijo, hizo una oración preciosa a la Inmaculada, que reza así:
Los carlistas llevamos toda la vida haciendo de profetas, anunciando las desgracias por venir. Todo ello se ha cumplido, porque una cosa lleva a la otra ya que los males nunca llegan solos al estar fuertemente relacionados.
La frase más repetida por los carlistas en las últimas décadas ha sido la de “Tronos a las premisas, cadalsos a las consecuencias”, que recoge la incoherencia de quienes se lamentan por cada nuevo peldaño hacia la mayor degradación, pero sin reconocer que fue porque en su momento alguien decidió que había que bajar hacia ella.
Lo que llegue en adelante, no dejará de ser una vuelta de tuerca más. Los que nos han escuchado ya saben qué cabe esperar. Los que se rieron han sido barridos por la ola. No queremos engordar de orgullo, porque ahora se abre un tiempo nuevo muy duro. La travesía del desierto toca a su fin. Como sabemos de dónde venimos y a dónde vamos, y la verdad de las cosas, estamos llenos de esperanza, aunque se anuncien grandes trabajos y esfuerzos.
Vienen tiempos de acción más que de precaución. Hay que organizar la resistencia y la reacción. Allí donde perviva un núcleo carlista pongámonos a su servicio. Sé bienvenido, y como el camino no será fácil, ten ánimo y fe, haz lo que debas… y suceda lo que Dios quiera.
Si este año no hubo comida de hermandad y jolgorio como todos los años es habitual, un grupo hizo su celebración en un restaurante de una avenida próxima. Hay que tener respeto pero no miedo por el Covid.
Este respeto que debemos tener hacia nuestros conciudadanos supera -y así debe de ser- el miedo que impone un Gobierno social-comunista que lleva una hoja de ruta pretotalitaria de paralización social y ocupación institucional. De las Redes hay que pasar a la calle.
El Gobierno opresor del tándem Sánchez-Iglesias, se debe al sistema político e ideológico y a unas circunstancias concretas. Sin dicho sistema, estas últimas serían superables e incluso no se hubieran dado. Ya es la tercera vez que el liberalismo conduce en España al marxismo. Primero fue antes de 1923, luego tras 1931 y de nuevo ahora.
Más allá del apostolado de confidencia, hay que rehacer la sociedad, y, como hay mucha gente buena y capaz, hay que denunciar y atacar con entereza al Gobierno.
Formación, organización y acción sigue siendo nuestro lema. A los españoles les corresponde despertar ante el actual dominio de mentirosos y asesinos -aunque ya los había antes entre los conservadores de los males…-. ¿Es fuerte decirlo, no? Pues bien, hay que apechugar con la realidad. ¡Nada sin Dios! ¡Viva España!, una España Foral con personalidad, y derechos de veras para cumplir los propios deberes.