Carlistas de Pamplona en la plaza pública. Cómo celebran la Inmaculada Concepción
(Por José Fermín Garralda) –
¿Qué hay pocos niños y jóvenes en nuestras calles y plazas? Pues sí, ya se dijo que, de seguir así, eso es lo que iba a ocurrir. Los niños y los jóvenes son esperanza para el futuro y, espiritualmente sanos y cristianos de veras, forman parte de la verdadera Esperanza. Es más, siendo tradicionalistas, carlistas, son la Esperanza política de España.
Pero hoy sí había niños y jóvenes en nuestra plaza, y, si perseveran, el fruto de la Esperanza se hará realidad. A sus padres y mayores les toca seguir en la brecha, y a ellos formarse bien y comenzar a actuar. Si entre nosotros nadie se va a su casa, llamamos a todos a que vengan.
Hoy los jóvenes tradicionalistas han estado de fiesta. Y naturalmente –está en la naturaleza de las cosas- han invitado a sus mayores. Diríamos que se han puesto de gala celebrando la fiesta de la Inmaculada Concepción, propia de la juventud carlista. Los carlistas de Pamplona llevan más de cien años, tras el privilegio obtenido de Pío X, celebrando canónicamente la fiesta el domingo siguiente a la Inmaculada Concepción del día ocho de diciembre. Este año ha caído el 19 de diciembre.
A los pies del altar y ante el hermosísimo retablo barroco dedicado a la Inmaculada, en el céntrico convento de las Hermanas Agustinas Recoletas de Pamplona, han lucido las banderas de Navarra laureada y Cruz de Borgoña, unidas junto a la ofrenda de un hermoso ramo de flores.
Los jóvenes han acudido con sus familias, otros solos por tener el resto de la familia confinada por eso del famoso Covid-19 que en muchos lugares de España ha provocado la espantá, han asistido veteranos y matrimonios, y la fila para la sagrada comunión ha sido larga.
Al final de la Santa Misa, celebrada por un sacerdote también joven, jóvenes y mayores han renovado su consagración anual a la Inmaculada, pidiendo fuerza para vivir consecuentemente en un mundo alejado de Dios, lo que explica lo mal estamos. Han pedido fuerza para evitar la pereza, y el desánimo ante las posibles decepciones personales y aparente falta de éxito. Se han propuesto trabajar por el Reinado personal, familiar y social de Jesucristo en todos los ámbitos, incluido el político. (Esto es lo propio, sin dejar el terreno político a los sin Dios en la política, sean liberales o izquierdistas, esto es, sean relativistas –a pesar de algunos principios que pronto y tácticamente (¿) abandonan- o bien agnósticos respectivamente).
A la salida, la llamada “plaza de los ajos” –la plaza de Recoletas- ha visto pasear a los boinas rojas, en cuyo centro se han reunido para el acto político. La presencia de las banderas de Cruz de Borgoña y de España, daba verdadero color a la plaza, lejos de trapos con los colorines del ilusionismo tramposo de lo “políticamente correcto”.
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Junto a la fuente monumental neoclásica grabada con el escudo de Pamplona, que es una de las cuatro que diseñó Luis Paret y Alcázar para esta ciudad, el presidente de la Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra toma la palabra -se la dan “porque sí”-, altavoz en mano, diciendo más o menos esto:
“Hasta ahora siempre hemos celebrado la ofrenda floral y el acto político en el monumento a la Inmaculada, que está en la plaza de la Aduana y es nuestro lugar natural un día como hoy, pero esta vez no ha sido posible por estar cubierto por su restauración. Hoy, estando en esta plaza, junto a esta preciosa fuente neoclásica, se muestra la actualidad de la tradición española.
“Actualidad porque el Carlismo es un movimiento con principios, y principios verdaderos, que dan norte a una sociedad a la deriva. Nosotros queremos vivirlos en todo nuestro ámbito social, en la familia, el barrio, la ciudad, la educación, los sindicatos, los cuerpos sociales… allá donde desarrollamos la vida. Por eso no nos retraemos a nuestras casas, sino que también estamos en la calle, en la plaza pública y hablamos de política. Lo que sí debemos ser es más organizados, incluso en lo que estamos haciendo hoy.
“Muchos nos pueden mirar y nos miran, viendo una salida a la crisis, incluido el ámbito político, por lo que nuestras grandes afirmaciones son una esperanza para quienes las conocen. Lo que sí debemos es dejarnos conocer y ponernos a ello sin complejos. No pensemos tanto en el qué dirán sino en qué necesitan.
“Los carlistas no somos bronquistas y de barricada, sino amables siempre que nos dejan, presentando las cosas como si tuviésemos “almohadilla”. Esto sólo se puede hacer desde la afirmación de los principios verdaderos, y precisamente por tenerlos, lo que facilita no ponerse nervioso precisamente porque la verdad -no ya la utilidad- llena el corazón de esperanza”.
Otras muchas cosas dijo, pero estas son las principales, a modo de adaptación personal de la Fe, Esperanza y Caridad cristianas.
A continuación, un joven padre de familia exhortó a la coherencia de vida, y a mostrar el carácter político del Carlismo en su dimensión religiosa. Un verdadero católico, o es carlista o bien hoy día está muy próximo al Carlismo. Llamó a la gente para que se abra a la tradición -la transmisión y mejora creativa de todo lo bueno- y la descubra en sí misma, en su interior: verán cómo es mucho en lo que se coincide. Se dirigió a los asistentes pero también interpeló a los que viandantes que advertían el desarrollo del Acto.
Tras los vivas a Dios, la Patria, y el Rey en la plaza pública, como en los mejores tiempos de la juventud carlista de Pamplona, se cantó el Oriamendi.
Tras la despedida, que fue larga, hubo una comida de hermandad en un amplio y animado restaurante próximo, donde primaron los jóvenes. Dos banderas de Cruz de Borgoña flanqueaban a los comensales. El menú, muy bueno. La cesta de Navidad “cayó” en una simpática familia. Y, luego, el guitarreo.
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Agradecemos al presidente de la CTC en España, Telmo Aldaz de la Quadra-Salcedo -navarro de pro-, su más sincero ánimo para la convocatoria de esta fiesta. Nos escribía así: “(…) Mil gracias por la invitación y de verdad enhorabuena (…) defensores de La Santa Causa y (…) paladines para este tiempo duro y difícil que nos ha tocado vivir. Transmite mi más profundo reconocimiento y gratitud a todos los asistentes mañana. Sois más necesarios que nunca! (…) valientes y un ejemplo (…) de resistencia verdadera y de Esperanza !! ¡Nada sin Dios!! ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Navarra! ¡Viva siempre España y la Hispanidad!!! Un abrazo fuerte. Telmo Aldaz” (Omito los paréntesis para abreviar y evitar celos injustificados).
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En resumen. Primero, hay que verse y conocerse. Hay que superar el trato por el móvil y el ordenador. Esto hoy nos lo ponen cada vez más difícil, pero hay que esforzarse en ello. A través de la Red podemos hacer cursos de formación como el desarrollado en la Comunión Tradicionalista Carlista y dirigido por el profesor Javier Barraycoa, pero la formación plena exige presencia plena, no sólo virtual. Y sólo con ello viene la acción. Si no actuamos en lo que somos, aquí sobramos. Y otros ocuparán el lugar, lo que no podemos consentir. ¡Qué bien que los jóvenes se conozcan y sean verdaderos amigos! Tienen que hacer una piña en torno a Juventudes y la Asociación Cruz de Borgoña.
Segundo. La unión hace la fuerza, y si “estamos” en la sociedad y la calle hay que buscar eficacia, eficiencia. Tenemos que organizarnos mejor todavía, para poder dar lo mejor de nosotros. No basta saber quién ha venido hoy, sino porqué faltan otros que suelen venir, y ponerlo en común. De ahí esta pequeña crónica, pues cada cuál aporta lo suyo.
Tercero. Hay que rezar al Altísimo Jaungoikoa como Comunión. Me da la impresión que rezamos poco, aunque no nos lo parezca. Y ahora son momentos pero que muy especiales. Rezar, formarse y actuar. Y si decimos que debemos actuar mucho, es porque, al formularse en tercer lugar, parece que ni siquiera es algo secundario.
Cuarto. Desde la propia reafirmación y en estos momentos de crisis global, tenemos que sumarnos como parte activa que somos, a las actividades de otros que sean buenísimas, e incluso organizar con otros actividades conjuntas. Y que ellos se sumen a las nuestras. ¿Qué hay otros que denuncian el NOM, de forma abierta, con buenísimas maneras y para bien…?: pues con ellos, que el mal acecha a derecha, a izquierda y a los otros, a todos. Y el NOM ha llegado, antes de lo que nos decían nuestros mayores –por ejemplo, Carlos Etayo Elizondo, ¿se acuerdan de ese simpático señor de larga barba?- cuando éramos los muchachos quienes organizábamos la fiesta de la Juventud hace… un pequeño “porrón” de años. Y ahora hay relevo. Y aquí nadie se va a su casa, sino que llamamos a todos que vengan desde ella. Y como Manuel de Santa Cruz terminaba siempre sus cartas: ¡aurrerá”.
El día que tengamos quórum entre nosotros, vamos a petar las plazas. A lograrlo.