Las clarisas de Santa Inés se libran del acoso de la delegación de Cultura de la Junta de Andalucía
Se ha acabado la broma de la Junta de Andalucía a las monjas clarisas del convento de Santa Inés de Sevilla. Finalmente han sufrido una sanción de 2.850 euros por cuenta de la delegación Territorial de Cultura, Turismo y Deporte de Sevilla frente a los casi 170.000 euros que fijo previamente el Gobierno autonómico. Todo por restaurar un órgano, que es un Bien de Interés Cultural desde 1983, sin permiso de las autoridades pertinentes. Los 2.850 euros se quedarán finalmente en 1.710 euros debido al descuento por pronto pago.
Quizá ahora algunos piensen que deberíamos dar palmaditas en las espalda al delegado de Cultura de la Junta por ser tan benévolo con las monjas. 1.710 euros sigue siendo una cantidad astronómica para unas monjas que han realizado voto de pobreza y que solo tienen sus huertas, la ayuda de los fieles cristianos y las viejas paredes que les cobijan del mundo para orar. Gracias a las 8 hermandades que hacen estación de penitencia el Martes Santo, las clarisas de Santa Inés no tendrán que pagar nada de la multa, ya que ellas se harán cargo de la sanción administrativa.
Sorprende tal multa cuando ese órgano ha pertenecido durante siglos a estas religiosas. Sería comprensible una sanción a un particular o a un rico coleccionista, que acumulando obras de arte para su uso y disfrute, tratara imprudentemente lo que es patrimonio centenario de todos los sevillanos. Sin embargo, una cosa es salvaguardar los Bienes de Interés Cultural y otra cosa muy distinta es que el Estado o el Gobierno Autonómico se haya empoderado para impedir a la comunidad clarisa cuidar de su convento como llevaba haciendo antes de la existencia de la partitocracia andaluza.
Cuidado con ver en este paso atrás de la Junta de Andalucía una victoria. Más bien es la rendición en una batalla minúscula. Saben bien las autoridades andaluzas que tocar a los sevillanos y a sus tradiciones es muy peligroso en cuestión de urnas. Pero claudican aquí para continuar su batalla en otros frentes contra la Iglesia y la sociedad.
FUENTE: EFE Y EL MUNDO