El estado australiano de Victoria aprobará el asesinato de pacientes terminales
El estado australiano de Victoria va a legalizar la eutanasia o suicidio asistido después de que la Cámara Alta de dicho estado votara a favor de un proyecto de ley que permite a un médico administrar una dosis letal a un paciente que le quede 6 meses de vida. En rigor, más que suicidio asistido es asesinato flagrante.
La ley, que entrará en vigor en 2019, presupone que si un paciente no puede suicidarse tomando personalmente una dosis letal de drogas, “se le puede administrar una inyección letal”, según el diario The Guardian.
Los obispos autralianos de Victoria se han opuesta a tal medida porque si “ya de por sí no es fácil enfrentarse al final de la vida de un ser querido, no podemos apoyar este tipo de legalización o como quiera que se describa”. Por otra parte, dijeron acertadamente que “la asistencia a un enfermo antes de morir es algo que todos deberíamos desear tanto para nosotros como para los demás; por tanto esta ayuda no debería implicar una inyección letal u ofrecer una dosis letal”.
El problema de la eutanasia es que muchas personas, en circunstancias difíciles de dolor o enfermedad, acaban deprimidas o con problemas de salud mental, pues no están preparadas para hacer frente a ese sufrimiento. La solución no es alimentar la depresión, la ansiedad o el deseo de suicidio, sino ayudarles a encontrar satisfacción en su vida que llega a su fin. Si el médico, en vez de ayudar a cuidar al paciente terminal deprimido, consiente en sus delirios suicidas, se les impide curarse y poder abandonar este mundo con paz, algo que debería estar al alcance de todos los hombres. No solo por el paciente, sino también por los familiares, por los cercanos, por los que aman a la persona en cuestión