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16 de noviembre de 2025 0

PSOE y Bildu cercan la memoria de la Cruzada de 1936 en el Monumento a los Caídos de Pamplona

(Una entrevista de Javier Navascués).-

Para responder a ello entrevistamos a David de Haedo Sánchez, Caballero Prior de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, asociación que vela por la preservación del monumento.

¿Cómo nace la Hermandad de Caballeros voluntarios de la Cruz y con qué objetivo?

La Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz (HCVC) fue erigida canónicamente el 26 de diciembre de 1939, en la primera Navidad tras la guerra, por el obispo de Pamplona Don Marcelino Olaechea Loizaga (aunque el Capítulo Supremo, o junta de gobierno de la Hermandad, está integrada por seglares, con la excepción del Obispo, máxima autoridad, y del capellán por él designado). Íntegramente formada por excombatientes, con el vivo recuerdo de la contienda, y por familiares directos de los que murieron, se constituyó con el fin de conservar el espíritu religioso que animó a los navarros que de forma prácticamente unánime se unieron al Alzamiento de 1936, y mantener vivo el sacrificio de una generación por la defensa de los santos ideales de Dios y de la Patria, elevando oraciones por sus almas, incluyendo el Santo Sacrificio de la misa. La primera sede de la HCVC fue el monasterio de Irache, que está a los pies de Montejurra en Tierra Estella.

Sin embargo, ya en sus primeras reglas se recogía la futura determinación de trasladarse a un edificio más acorde con el espíritu de la Hermandad, pues estaba en el corazón de todos, incluso durante los últimos compases de la Cruzada, erigir un mausoleo a modo de tributo por tanta sangre navarra derramada generosamente. Esto se concretó con el inicio de las obras, en 1942, de lo que sería el Monumento de Navarra a sus Muertos en la Cruzada (nombre original, actualmente conocido como Monumento a los Caídos) y el traslado de la Hermandad en 1959 al mismo para establecerlo como sede definitiva, culminando y completando un todo: Monumento y Hermandad, en honor de los muertos navarros.

¿Cuál es el valor simbólico del Monumento a los Caídos de Pamplona y por qué tiene tanta importancia?

Para entender la dimensión de la empresa navarra en la Cruzada de 1936, conviene tener en cuenta algunas cifras. Se estima que unos 43.000 navarros combatieron en los diferentes cuerpos militares (ejército, Falange y Requeté); por acudir a fuentes oficiales de la época, según cifras de la Jefatura Provincial del Movimiento de Navarra en 1951 en el libro 1936-1939. Caídos por Dios y por España. Navarra, 4.545 navarros murieron en combate, o en relación con él, y figuran nominalmente en el registro.

Fueron consignados uno a uno, agrupados en su pueblo de origen, en placas instaladas en el interior del edificio; en su Cripta fueron enterrados, en 1961, los restos mortales de los generales Sanjurjo y Mola, y de seis representantes por las cinco merindades de Navarra. De un total de 341.580 navarros censados entonces, teniendo en cuenta que habría 170.000 hombres, de los que unos 61.000 estaría en edad militar generosa (18 a 45 años), restando los inválidos o aquellos que podían acogerse a alguna exención, hablamos de que aproximadamente el 71 % de los varones navarros en edad militar combatió en el frente. Por tanto, más que un valor simbólico, es un recordatorio material, sensible, tangible, del espíritu tradicional e inmortal de Navarra, un espíritu que empujó de los campos y las ciudades al pueblo navarro para emprender una auténtica epopeya de salvaguarda y legítima defensa de Dios y de la Patria.

¿Se podría decir que representa las esencias de la catolicidad de Navarra?

Diríase que implica algo mucho más concreto: condensa el resultado de aunar la fe católica y la veneración por la tradición heredada en una praxis política. Es el resultado de una continuidad histórica, pues tanto en las agresiones externas de la guerra de la Convención de 1793 o la invasión napoleónica de 1808, como en las internas de la revolución liberal de 1820-1823, la cuestión dinástica de 1833 (y las dos siguientes guerras carlistas) o el terror antirreligioso, sectario y marxista que culminó con la Cruzada de 1936, hay una perfecta coherencia en la defensa de los mismos principios: el honor de Jesucristo y su Iglesia, y la naturaleza de España, elementos íntimamente entrelazados. En este sentido, representa la última conexión con la Navarra histórica, con las generaciones pretéritas que, con su fe y sacrificio, forjaron el espíritu de un pueblo.

¿Cómo valoran el hecho de que Bildu impulse la llamada resignificación del monumento que no es otra cosa que profanarlo? ¿Se podría decir que es el punto final de una traición?

Bildu no deja de ser el instrumento útil del liberalismo en su lucha multisecular por la destrucción de la cristiandad; es el último y actual estadio evolutivo de la revolución. Sin embargo, no por eso son menos curiosas dos circunstancias. La primera, que EH Bildu, la configuración política de la banda terrorista ETA, busque «reparar» en la resignificación del Monumento sucesos lamentables e íntegramente condenables como las «sacas» de retaguardia, ajustes de cuentas, fusilamientos, etc. Siendo éstos contrarios a la justicia y al espíritu del Alzamiento, y condenados entonces por el Obispo y otras autoridades políticas, conviene recordar que el Monumento es un edificio construido en honor de los que dieron su vida en el frente de batalla como muestra del sacrificio de una generación por Dios y por España, y no por otros sucesos despreciables.

En cualquier caso, no deja de sorprender la autoridad moral con la que se revisten. Y la segunda, que en estos tiempos nuestros memorialistas no se quiere recordar, se pretende olvidar, o se intenta desfigurar que son los abuelos, padres y tíos de los que hoy detentan el poder y las tribunas de opinión los que, de forma ampliamente mayoritaria, tomaron las armas bajo la bandera de Cristo Rey para librar a España del error que, en esencia y principios, ahora abrazan ellos de nuevo. Así pues, no deja de ser irónica la impiedad con sus propios antepasados.

¿Cuáles han sido las diferentes fases que han tenido los ataques al monumento?

Hay que diferenciar dos o tres fases claras: la primera, tras su construcción, ya se levantaron voces críticas contra el Monumento desde distintos sectores de la sociedad navarra, fundamentalmente socialistas y marxistas; incluso hubo un conato de atentado contra el Monumento por parte de ETA en 1965 (por una especie de rama navarra llamada Iratxe). La segunda, más sutil y quizá desapercibida para la mayoría social, incluso conservadora, proviene de los gobiernos de derechas de UPN, ya en el régimen constitucional de 1978. Tras años de deterioro material, a pesar de que la Hermandad continuaba con su actividad en el interior, el arzobispo Don Fernando Sebastián Aguilar desacralizó y donó el Monumento al Ayuntamiento de Pamplona en 1997-1998 para su mantenimiento, con unas claras condiciones para su uso, según figura en el acuerdo de donación, principalmente como sala de exposiciones y edificio con fines culturales «a tono con la naturaleza y origen de la edificación, cuidando el donatario de mantener en el interior del edificio el orden y debido respeto a la Cripta». Además, el Arzobispado se reservaba el usufructo «a perpetuidad» de dicha Cripta mientras el edificio se mantuviese en pie.

Tras esta donación, después de una obra de restauración general, se cubrieron tanto las inscripciones exteriores y el nombre del edificio, como las inscripciones interiores con el nombre de los 4.545 navarros que dieron su vida en defensa de la Religión (con la anuencia del Arzobispado, pues esta posibilidad la recogía explícitamente el acuerdo). Y la tercera, a cargo de la alcaldía de EH Bildu, con Joseba Asirón, dividida en sus dos legislaturas (2015-2019 y desde 2023 hasta ahora), en la que se inició un movimiento de agitación política con el fin de fomentar un ambiente propicio para el derribo del Monumento. Además, como hechos significativos, en 2015 tuvo lugar una exposición absolutamente blasfema y repugnante, en la que 248 Formas Consagradas, supuestamente sustraídas de diferentes iglesias, formaban en el suelo la palabra «pederastia» (nadie tuvo la idea de cuestionar si esta «exposición» estaba o no «a tono» con la naturaleza del Monumento). Y en 2016 se impuso la exhumación de los restos mortales de Sanjurjo, Mola y los voluntarios de las cinco merindades, todos custodiados en la Cripta (nótese que sucedió tres años antes de la del general Franco). En esta ocasión, Don Francisco Pérez González, arzobispo entonces de Pamplona y Tudela, interpuso inicialmente unas alegaciones en contra de las exhumaciones, sosteniendo la causa también varias familias de los allí enterrados, que finalmente se retiraron y se concedió el permiso eclesiástico para las exhumaciones por motivos todavía desconocidos, a pesar de la pública oposición de la familia del general Sanjurjo, entre otras.

¿En qué momento se encuentra en la actualidad la situación del Monumento?

Si bien por aquel entonces Bildu abogaba por una estrategia de derribo del monumento, en la siguiente legislatura (en curso desde 2023), a la que accedió tras lograr el apoyo parlamentario del PSOE para que prosperase una moción de censura contra UPN, que había ganado las elecciones, cambiaron su estrategia por la de la «resignificación parcial», buscando conservar gran parte de la estructura y fisionomía del edificio, pero vaciándolo de contenido o, lo que es peor, desfigurándolo (y por ello, curiosamente, se ha producido una cierta escisión dentro de los mismos colectivos que buscan acabar con el Monumento, unos más proclives al derribo y otros a la transformación, siendo interpretada esta última como una «legitimación del fascismo» por parte de los primeros). Durante los meses finales de 2024 y el primer semestre de 2025 se han sucedido plenos y decisiones parlamentarias enfocadas a establecer el modo de transformar la estructura del Monumento, a pesar de contar con un informe contrario del organismo navarro encargado de la conservación del patrimonio.

Dentro de las intervenciones que especifican que quieren llevar a cabo figuran algunas indicaciones significativas como «eliminar las arquerías laterales y la Cripta, y tapar la cúpula, así como crear un Centro de Interpretación contra el fascismo […], se permiten actuaciones […] sobre la parte exterior de la cúpula como la eliminación de las cruces o de los templetes […]». Actualmente se espera la convocatoria de un nuevo Concurso para la presentación de propuestas arquitectónicas, que se pretende resolver en el primer semestre de 2026.

¿Se podría decir que hay un claro componente preternatural?

No se nos escapa que el ensañamiento con el caso de Navarra obedece a cuestiones espirituales de fondo. Como se ha indicado más arriba, el liberalismo es el agente más interesado en la desfiguración y disolución de las virtudes y realidades políticas tradicionales que han dado consistencia a los pueblos, y en nuestra historia reciente no hay un acontecimiento más brutalmente antiliberal y reaccionario que la Cruzada de 1936. Todo lo que ha cristalizado socialmente tras ella es un objetivo directo de la revolución, sea cual sea el instrumento del que se sirva, y bajo la imagen del sentido de estado, del pluralismo democrático o de la tolerancia y la concordia, se corroe y destruye la fuerza y el honor de los pueblos. Todo esto, junto con la explícita hostilidad a elementos claramente religiosos como la cruz, lleva un inequívoco sello diabólico. Sin embargo, no podemos reducirlo todo a condicionantes espirituales, pues el combate se libra también desde parámetros políticos, es decir, prácticos, y lo apremiante de la situación actual exige posicionamientos claros y concretos de todos los responsables implicados en ella.

¿Por qué han hecho un manifiesto contundente en defensa del monumento? ¿Qué ideas claves han querido transmitir?

Es un tributo a la Verdad el llamar a las cosas por su nombre, puntualizar las tergiversaciones proferidas y esclarecer los batiburrillos dialécticos a que se prestan estos debates de actualidad, tanto desde un lado como desde otro, y que generan confusión. Además, creemos sinceramente que, visto con la perspectiva del tiempo, Navarra constituye un campo de pruebas para el proceso memorialista de la izquierda española, y lo que aquí suceda servirá como ensayo y precedente para el resto de intervenciones. Es conveniente lograr una visión de conjunto sobre los acontecimientos recientes para entender el fundamento, impulso y objetivo de los hechos políticos concretos. La Hermandad no puede permanecer callada ante los atropellos que se están cometiendo contra el honor de los muertos, pues nos obliga un deber de religión; nuestra razón de ser es mantener viva su memoria y el espíritu de la Cruzada. Por ello, a pesar de este manifiesto, todo lo confiamos a la Divina Voluntad, pues trabajamos en último término por el honor y la gloria de Jesucristo y de la Iglesia Católica, y en su Justicia y Misericordia reposamos tranquilos.

¿Cómo se puede colaborar con ustedes?

Con la oración por el devenir del Monumento de Navarra a sus Muertos en la Cruzada, y con el compromiso interior de no claudicar la Verdad ante el avance descarado de la impiedad y la revancha. Recemos también por la conversión de los enemigos de Dios y de España, y por que conserve en nosotros, los caballeros de la Hermandad, un espíritu humilde y una caridad encendida para librar el buen combate.

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