Seguir el blog (Follow.it)

27 de diciembre de 2025 0 / /

Agni Parthene.

Agni Parthene. Placer (2/32)

(Por Manuel Gutiérrez Algaba — )

El otro día descubrí un canto griego ortodoxo que me dejó arrebatado, el «Agni Parthene», https://www.youtube.com/watch?v=-5id65Kqvyc . Realmente me dejó sobrecogido por la conjunción de devoción, de profundidad, de elevación, de simplicidad, de pureza, de sobrecogimiento, de piedad, de cómo la forma, el arte, se adaptaba de manera escalofriante al contenido del mensaje, como casi «evangelizaba». Cuesta muy poco imaginar a la Virgen María en los cielos, en el Uranón, con esa música tan etérea, tan pura, tan «fría», tan imponente, incluso más elevada que el «cielo». Resulta muy fácil entender la posición de Reina de los angeles. Se transmite perfectamente la posición de la Virgen, como ser humana, que ha tenido esa relación tan única con Dios, y, como eso, la coloca por encima de los angeles. Esta alabanza repetitiva y ascendente, te coge de la mano y te arrebata hasta esos espacios celestiales, donde un humano, la Virgen, nos dignifica enteramente a toda la especie y nos demuestra el amor que Dios nos tiene. Es cierto que cantos litúrgicos hay muchos; otros no son litúrgicos, unos les pueden llamar más a unos y otros a otros; pero a mi particularmente, esta combinación del idioma griego, que aquí resulta especialmente sugerente ( panagia-toda santa- santísima, uranón-cielo, ipertera angelón -más alta que los angeles, parthenikon jorón, eklabotera uranón… ), de música envolvente y piadosa, la propia letra y su simplicidad y concisión me parecen insuperables.

Yo desde mi primer libro «serio», «Catswanga, tierra de Kaganga«, donde hago una «proyección de una España futura rota por el separatismo, los egoísmos profesionales, la falsa religión y la idiotez y vacío existencial, me he planteado el tema de la «liturgia», que también es el tema de lucha de la «propaganda-comunicación» versus los «valores internos». Siempre ha habido dos posicionamientos frente a lo sensible en el campo de la religión: la iconoclastia y la iconodulia.
La iconoclastia es más conocida, es evitar los ídolos religiosos, es evitar adorar a «estatuas» y centrarse en el lado espiritual e invisible de las cosas. El protestantismo es iconoclasta, por ejemplo. También el cristianismo pasó por fases de iconoclastia a los comienzos, y también hubo iconoclastia de ídolos de dioses romanos antiguos previos a la implantación del cristianismo. Hay otras religiones que son bastante iconoclastas, no sólo con sus propios mitos, sino con las Verdades de los demás. El «racionalismo» tiende a ser bastante iconoclasta, también, porque tiende a despreciar todo aquello que no sea «razonamiento» y todo lo que huela a «sentimentalismo». Es cierto que las iconodulias, es decir, el amor a los iconos hace que unos grupos de personas sean entusiastas de unas imágenes, de unas esculturas, frente a otras. Es cierto que la iconodulia genera un placer estético y en una identificación fuerte entre «realidad espiritual» y «plasmación material», y, esto es extraño, desde un punto de vista espiritual. Todo eso es cierto, pero los sistemas «iconodúlicos», los sistemas con muchas imágenes, como los Pasos de Semana Santa, las Vírgenes, Cristos, cuadros de Murillo,… son muy robustos, crean una «afición», una «religiosidad popular» que inyecta nuevos creyentes a la «religiosidad profunda». Esa potencia evangelizadora es desconocida en los sistemas iconoclastas, o en el «racionalismo ateo».

El catolicismo ortodoxo es especialmente adorador de iconos, aunque el catolicismo católico romano, a mi parecer, ha superado en excelencia artística y religiosa al ir más allá de los cuadros y llegar a la escultura o al barroco en la s iglesias. Las iglesias ortodoxas pueden llegar a ser espectaculares, pero la iglesia católica romana barroca consigue hallazgos artísticos que son más sugerentes y evocadores religiosamente. El «Agni Parthene» tiene ese aire «profundo» «oriental» y esa «simplicidad relativa» oriental. Como digo en mi libro «Catolicismo para ateos: Bueno, bonito y barato«, la belleza y el arte son buenos caminos para evangelizar, que es lo importante. Es cierto que esas sobredosis de placer artístico pueden llegar a distraer, a separar, a olvidar el fundamento último de la Religión Católica que es «ser santos como mi Padre es Santo», el núcleo del catolicismo es el Deber. Deber no se opone a placer, siempre que el placer sea una «ayuda» , sea una forma «asequible» de llegar al Deber, para un hombre que está atado a su carácter mundano, pecaminoso y, a veces, hasta animal. Incluso el placer sirve, por su negación, para llegar a la verdad última del Deber. «Agni Parthene» es una forma de «placer» cuya ratio de eficiencia evangelizadora es muy, muy alto. Es un placer, es música, y no liturgica, que no sólo enseña la actitud de la Santa Virgen María con su Deber, sino sobre el Deber en si mismo. En este sentido, es un «placer» que descarnadamente muestra el sentido profundo del placer, que no es otro que acercarse al Deber con Dios.

Bueno, «mundanizando» y «politizando» un poco estas ideas de «placer» y «deber» al campo de la propaganda política cristiana, que, aunque más feo, es también una rama del Deber, tenemos a los sistemas «culturales políticos iconodulios», es decir, los «libros de historia carlista», las «conmemoraciones gastronómico-históricas» en contraposición a los sistemas de comunicación «político-iconoclastas» , con menor carga identitaria, mayor «afinidad mundana», mayor alejamiento con el núcleo dogmático-espiritual, pero «digeribles» por los agnósticos de la política católica. «Agni Parthene» demuestra que es posible una «comunicación» iconodulia, pero con gran capacidad y de tanta «pureza espiritual» o más que las opciones iconoclasta. «Agni Parthene» inclina un poco la balanza a los sistemas «endogámicos» de comunicación, pero, al tiempo, recuerda que solo con extremada belleza, simplicidad y expresión de la Verdad, se puede llegar a un resultado, no vale el «arte» de «mala calidad», la «nostalgia» sin Deber, la «evocación lastimera y sensiblera» sin sentido. El «Agni Parthene», por alabar a la Virgen, tiene presente continuamente el Deber, el «hágase en mi según tu palabra», el abandono y entrega absolutas a Dios, quizá por eso, el «placer», la melodía, la armonía y lo demás, por una vez, no distraen sino que refuerzan el Deber, el Deber y el Deber.

 

Un saludo en Cristo Rey.

(Visited 1 times, 1 visits today)

Deja tu comentario

Ahora Información agradece su participación en la sección de comentarios del presente artículo, ya que así se fomentan el debate y la crítica analítica e intelectual.


No obstante, el equipo de Redacción se reserva el derecho de moderar los comentarios, sometiéndolos a una revisión previa a su autorización.


Aquellos comentarios que lesionen el honor de terceros o incluyan expresiones soeces, malsonantes y ofensivas no serán publicados.


Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*
*